Uno de los pastores más influyentes de Kenia fue detenido en la ciudad de Malindi acusado del “asesinato en masa de sus fieles”, anunció el ministro del Interior, Kithure Kindiki, pocos días después de la revelación de la muerte de más 100 fieles.
Ezekiel Odero, jefe del Centro de Oración e Iglesia de la Nueva Vida (New Life Prayer Centre and Church), “fue detenido y procesado penalmente por el asesinato en masa de sus fieles”, dijo el funcionario en un comunicado.
El líder religioso, vestido de blanco y con una Biblia en la mano, fue trasladado a la sede de la Policía regional en Mombasa.
Este televangelista atrae multitudes a su iglesia, que puede acoger a unas 40.000 personas al sur de Malindi.
Según él, trozos de tejidos “sagrados” vendidos en sus reuniones pueden curar enfermedades.
Las autoridades anunciaron medidas contra los cultos “inaceptables”, calificados de “terroristas”, tras el descubrimiento de decenas de cadáveres de seguidores de otra secta, la Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church), que conmocionó a este país de África del este.
Más de 100 personas, en su mayoría niños, murieron, según un balance todavía provisional, mientras que prosiguen las búsquedas de fosas comunes en el bosque de Shakahola, a unos 80 kilómetros de Malindi.
El autoproclamado pastor de esta secta, Paul Mackenzie Nthengue, predicaba un ayuno extremo como medio de encontrar a Dios.
La Policía no relacionó el arresto de Ezekiel Odero con el de Paul Mackenzie Nthenge.
Auge de falsas iglesias y oscuros pastores causa alarma en Kenia
Precisamente, este último aseguró al cerrar en 2019 la Iglesia Internacional de las Buenas Noticias cerca del pueblo costero keniano de Malindi que “Jesús me dijo que el trabajo que me había encomendado terminó”.
El famoso televangelista guio a sus seguidores a las profundidades del bosque de Shakahola, en el sur del país, y presuntamente convenció a sus devotos de ayunar hasta la muerte para conocer a Dios.
El descubrimiento la semana pasada de tumbas masivas coronadas con crucifijos, muchas de ellas con restos de niños a quienes sus padres hicieron morir de hambre, conmocionó este país mayoritariamente cristiano.
Kenia no es ajena a los conocidos pastores que predican incendiarios sermones y predicen el fin del mundo. Y los intentos de regular la religión se topan con una fiera oposición.
Hay más de 4.000 iglesias registradas en este país del este de África de unos 50 millones de habitantes, según las cifras del Gobierno.
Algunas predican la teoría de la prosperidad, animando a sus miembros a donar importantes sumas a la iglesia para mejorar su propia situación financiera. Pero otras promueven creencias más oscuras.
Todas ellas suelen estar dominadas por líderes que ejercen un control virtualmente ilimitado sobre las vidas de sus fieles, tergiversando la Biblia para promover su autoridad.
El canal de YouTube del pastor Nthenge, con más de 6.000 suscriptores, contiene llamativos videos de prácticas “diabólicas” como llevar peluca o usar dinero móvil.
“La mayoría de estos presuntos pastores nunca han puesto un pie en una escuela teológica”, dijo a la agencia de noticias AFP Stephen Akaranga, profesor de religión en la Universidad de Nairobi.
Esto importa poco a su rebaño, reconoce. En los últimos años, este tipo de iglesias florecieron en la Kenia rural.
Impacto tóxico
Una mezcla tóxica de pobreza, escasa educación y acceso fácil a entretenidos sermones en línea han facilitado que estos cultos progresen en Kenia, con efectos fatales.
En 2018 aparecieron noticias de una familia que perdió siete niños durante cuatro años porque su organización Kanitha wa Ngai (Iglesia de Dios) no creía en los hospitales y la medicina moderna.
El mismo año, el Directorio de Investigaciones Criminales (DIC) advirtió a los ciudadanos sobre un culto llamado Young Blud Saints que se enfocaba en estudiantes universitarios.
“Los miembros deben sacrificar lo que más aman para probar su lealtad a la organización”, dijo el DIC en un comunicado, urgiendo a los “padres a mantener un ojo en sus niños para evitar que sean reclutados para tales organizaciones malignas”.
Pero estos cultos han conseguido esquivar la ley, a pesar de atraer repetidamente la atención de la Policía.
El propio Nthenge se enfrentó a la ley en 2017 tras ser acusado de instar a los niños a ausentarse de la escuela, asegurando que la Biblia no reconocía la educación.
Volvió a ser arrestado el mes pasado tras la muerte por inanición de dos niños en custodia de sus padres. Él negó las acusaciones y fue puesto en libertad bajo fianza.
Pero los macabros hallazgos de la “Masacre del bosque de Shakahola” y el creciente número de víctimas (más de 100) multiplicaron los llamados para regular la religión en Kenia.
“El horror que hemos visto en los últimos cuatro días es traumatizante”, dijo Hussein Khalid, director ejecutivo del grupo de derechos Haki Africa, que advirtió a la Policía de las acciones del presunto pastor.
“No puede tolerarse”
Por su parte, el presidente William Ruto pidió actuar contra estos movimientos religiosos y comparó sus líderes a terroristas.
“Lo que ocurrió aquí en Shakahola es el punto de inflexión de cómo Kenia gestiona las graves amenazas a la seguridad de extremistas religiosos”, aseguró previamente el ministro del Interior, Kithure Kindiki. Incluso los clérigos resaltaron la necesidad de una regulación.
“Esta gente ha malinterpretado y abusado de las escrituras, en vez de usarlas en la forma correcta. Necesitamos poder revisar los mensajes que escuchamos de algunos predicadores”, dijo Calisto Odede, presidente de la confesión pentecostal del Ministerio Cristo es la Respuesta.
Los esfuerzos de regulación se enfrentan a una dura resistencia.
El líder religioso dijo que las iglesias independientes han rechazado previamente las sugerencias de un autocontrol por parte del Consejo Nacional de Iglesias de Kenia.
El académico Akaranga también duda que este oscuro episodio lleve a una actuación más firme contra los cultos.
De momento, 15 personas están bajo arresto por las muertes de Shakahola. Entre ellos está el pastor Nthenge, a quien el Gobierno amenaza con acusar de terrorismo.
*Con información de la AFP.