Tras tomar juramento como nuevo presidente de Brasil este 1 de enero, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pronunció ante el Congreso de su país y ante las delegaciones internacionales presentes en el evento sus primeras palabras como nuevo mandatario de los brasileños.
En su intervención, Lula hizo gala de los compromisos que adquirió con la sociedad al haber sido electo, y explicó parte de la estrategia que empleará para ello, refiriéndose no solo a las situaciones del orden doméstico de Brasil, sino también a los retos que le atañen a su país en al escena global.
En el comienzo de su intervención, Lula se refirió al proceso electoral en sí que tuvo que atravesar meses atrás para volver a la presidencia de su país, advirtiendo que en el camino se encontró con algunos obstáculos a los que se refirió como el uso de fondos oficiales para hacer campaña a favor de su entonces competidor, y señalando que “estamos aquí gracias a la conciencia política de la sociedad brasileña”.
“Fue la democracia la gran ganadora en la elección superando las amenazas contra el pueblo, la campaña de mentiras para manipular y afectar la voluntad del pueblo, y el uso indebido de recursos”, afirmó el mandatario, exaltando a su vez el rol jugado por las instituciones par evitar los fraudes.
Evocando el discurso pronunciado 20 años atrás, durante su primera toma de mandato, Lula se comprometió nuevamente con el ‘cambio’, y por recuperar algunos de los aspectos y sectores que sufrieron retroceso durante el reciente mandato, o que fueron acomodadas a beneficio de solo unos pocos para cumplir con lo que el mandatario llamó “satisfacción de la estupidez”.
En su discurso, Lula se comprometió a rehacer un “Brasil de todos y para todos”, aduciendo que volverá a montar una serie de programas sociales que en el pasado resultaron benéficos y que habían quedado en el olvido en detrimento de la sociedad. Según Lula, la re implementación del programa aboga por el bienestar de 3 millones de personas.
“Dije que la misión de mi vida estaría cumplida cuando los brasileños recibieran 3 comidas al día, ahora tengo que repetir el compromiso hoy”, dijo.
En la misma senda, Lula habló de las libertades individuales, y de la libertad de expresión, advirtiendo a su vez que no gobernará con el sentido de ‘revancha’, pero aclaró que “quien se equivocó deberá responder por sus errores”, advirtiendo a su vez el respeto por el debido proceso.
“Tenemos que reconstruir la democracia en nuestro país sobre bases sólidas”, afirmó, advirtiendo que también serán necesarios cambios estructurales en diferentes órganos estatales, orientando a que las decisiones que se tomen en diferentes campos, apunten al crecimiento del país.
En ese sentido, anunció que se reunirá con los gobernadores de los diferentes estados para definir la priorización de la reanudación de algunas obras públicas que se encuentran estancadas, y que a la fecha serían cerca de 14.000, advirtiendo también la necesidad de trabajar en la consecución de recursos nacionales e internacionales, así como en la reactivación a través de ello del empleo.
De igual modo, versó sobre la necesidad de re incentivar el consumo nacional, y desarrollar los sectores productivos y exportadores, en pro de los sectores de servicios, agricultura e industria.
Lula habló sobre la necesidad de incentivar las pequeñas y medianas empresas, señalando que estas serían motor para la generación de empleo, mencionando también la importancia del sector de la economía creativa.
“La rueda de la economía volverá a girar”, afirmó el mandatario, a la vez que se comprometió con las políticas laborales, afirmando que se trabajará sobre un eje tripartita Gobierno, sindicatos y empresas con el fin de consolidar unas bases de legislación laboral.
Proyección económica y potencia ambiental
Frente al particular, Lula señaló que Brasil cuenta con demasiadas capacidades como para “renunciar a su potencial productivo”, aduciendo que “no tiene sentido importar combustibles fertilizantes, microprocesadores, aviones, y satélites”, si su país tiene el potencial para producirlos.
“Brasil puede estar a la vanguardia de la economía mundial”, advirtiendo los cambios que se requiere para ello, y denunciando el potencial del país para ser potencia medioambiental basada en la ‘bioeconomía y la sociodiversidad’.
En ese mismo sentido, proyectó su objetivo de hacer un país con cero deforestación en la Amazonía, y el avance en la meta de cero emisiones de gases contaminantes.
“Brasil no necesita la deforestación para mantener y expandir su frontera estratégica”, señalando que para ello se debe enfocar en revisar el uso de la tierra para reorientarlo.
“No toleraremos la violencia contra los niños, la deforestación y la degradación ambiental”, explicó, advirtiendo que tendrá especial cuidado con los derechos de las poblaciones indígenas, razón por la que avanza en la creación del Ministerio de los Pueblos Indígenas.
“Nadie conoce mejor nuestros bosques ni se preocupa más por defenderlos que quien habita allí”, dijo Lula, manifestando la importancia de trabajar en la justicia frente a las violaciones que sobre ese pueblo se ha adelantado.
Otros ministerios
Frente al particular, Lula también se refirió a la reforma de otros ministerios, entre ellos al de Cultura y anunciando el proyecto para crear el de la Promoción de la Igualdad.
Sobre este último, lo calificó de esencial en términos de las garantías de derechos en escenarios como el acceso a la educación y la salud.
De igual modo, se pronunció sobre la creación del Ministerio de la Mujer para “demoler un castillo centenario de dificultades y prejuicios”.
Además, anunció la creación del Ministerio de los Derechos Humanos, y el perfeccionamiento de otros como el de Justicia y Seguridad Pública.
Enviando un sablazo a su antecesor, Lula afirmó que “Brasil no quiere, no necesita armas en poder del pueblo. Brasil necesita seguridad”, y avanzar en áreas como la educación y la cultura “para ser un país más justo”.
En el mismo sentido, se refirió a su compromiso con garantizar la libertad religiosa; uno de los puntos álgidos durante campaña, cuando intentaron desprestigiarlo basados en argumentos falaces sobre sus preferencias religiosas y creencias.
Salud
En un nuevo sablazo a su antecesor, Lula se refirió a la crisis que vivió su país por cuenta del mal manejo de la emergencia por coronavirus, refiriendo el número de víctimas y las tasas de afectación.
Sobre el actuar de su antecesor, Lula lo calificó como “criminal, negacioncita y oscurantista”, señalando que la masiva muerte de personas durante la emergencia se trató de un ‘genocidio’ del que este debería haber respondido.
De cara al mundo
Además de los aspectos locales, Lula también se expresó frente al papel jugado por Brasil en el contexto regional y global, afirmando que “el mundo espera que Brasil vuelva a ser un líder en la lucha contra la crisis climática y un ejemplo de país social”, refiriéndose a los retos que tiene en lo doméstico, y en ser referente de acción para mitigarlos.
En ese sentido, Lula se refirió a que trabajará en el propósito de reconstruir los lazos de la integración regional, refiriéndose al papel de instituciones venidas a menos como Unasur, y a un rol global a través del Bric, y la cooperación con algunos países, sentenciando el gobierno de Bolsonaro como un periodo de aislamiento.
Lula condenó la violencia, y animó a solventar los espacios de crisis global a través del diálogo. “Negar la política y criminalizarla es el camino de la barbarie y la tiranía”, sentenció.
“Mi misión más importante a partir de hoy es honrar la confianza recibida”, afirmó Lula manifestándose comprometido