La Cámara de Diputados de Brasil aprobó este jueves un proyecto de ley que reforma y simplifica el sistema de impuestos, una prioridad en la agenda legislativa del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para estimular la economía. Su avance supone una victoria política para el gobierno, que se empeñó en la negociación con gobernadores y diputados opositores, tras ver fracasar otras de sus propuestas en el Congreso.
El texto de la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) fue aprobado por 382 a favor y 118 en contra, y seguirá para análisis del Senado, que puede proponer cambios. El proyecto introducido por el gobierno promete desentramar y reducir la burocracia de un sistema extremadamente complejo, aliviar las cargas en inversiones y exportaciones, y reducir la tributación sobre la población más pobre.
En concreto, fusiona cinco impuestos sobre el consumo en uno, el Impuesto sobre el valor añadido (IVA). Este será desdoblado en un tributo federal y otro estatal. Además reduce las alícuotas en sectores como salud, educación y artículos de la canasta básica y amplía el cobro de tasas sobre vehículos acuáticos y aéreos.
La reforma fiscal ha sido buscada sin éxito por varios gobiernos de Brasil, inclusive el anterior, del expresidente Jair Bolsonaro, que consideraban necesario cambios sobre un sistema vigente considerado complejo, ideado durante la última dictadura militar (1964-1985). “Este momento es histórico(…). La reforma tributaria no es un pacto político, ni una agenda del gobierno. Es una agenda de Estado”, dijo Arthur Lira, presidente de Diputados, en un discurso minutos antes de la votación.
Lira pidió dejar a un lado el “radicalismo político”, en un mensaje directo a Bolsonaro, que se manifestó contrario e intentó persuadir a sus aliados a votar en contra. Todavía no fue determinado el valor que tendrá el IVA, algo que ha generado críticas, aunque se prevé que el valor ronde el 25 %, uno de los mayores en el mundo.
El gobierno alega que esa cifra, con el consiguiente aumento de la carga tributaria sobre el sector de servicios, será aliviada con compensaciones. Lula aseguró que con la reforma el estado tendrá mayor “protección contra la evasión” y “capacidad de recaudación”, además de una reducción en la cantidad de impuestos. Se espera que apalanque el crecimiento de la industria, con la reducción de costos para empresas.
La propuesta mueve el cobro de impuestos desde el lugar donde se producen los bienes a su lugar de consumo, beneficiando a las arcas de los estados más poblados de Brasil. Los cambios en el IVA demandarán ocho años, en un período de transición que busca quebrar la resistencia de gobernadores y alcaldes.
Los alcaldes brasileños se han manifestado contrarios a la reforma, ya que entienden que dañará los cofres de sus administraciones con la eliminación de un impuesto municipal sobre los servicios, uno de los sectores que creen podrían quedar sobretasados. La reforma es una demanda de larga data de sectores empresarios, como la Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP).
*Con información de AFP.