Recientemente, un grupo de diputados de Quebec, ubicada en el río San Lorenzo, en la provincia canadiense de Quebec, que además fueron posicionados durante las últimas elecciones provinciales, se rehusaron el miércoles jurar lealtad al rey Carlos III, jefe de Estado de Canadá, como lo impone la misma Constitución.
En total fueron once, los miembros del partido de izquierda Quebec Solidario que prestaron juramento en un discurso retransmitido en la televisión “hacia el pueblo de Quebec”, pero no quisieron hacer el juramento que los liga a la corona británica, a riesgo de no poder ocupar sus escaños en la Asamblea Nacional de Quebec a fines de noviembre.
El portavoz de su partido, Gabriel Nadeau-Dubois, aseguró durante una rueda de prensa que habían actuado “con total conocimiento de causa” y que de la misma forma “Se hizo campaña por cambiar de era en Quebec, y si nos enviaron al Parlamento, es para abrir una puerta”, agregó el hombre sobre lo sucedido.
En ese sentido, según la ley Constitucional de Canadá, se establece que cualquier diputado elegido a nivel federal o provincial debe prestar juramento de lealtad a la monarquía británica para poder ejercer, por lo que jurar lealtad a la corona británica siempre ha sido motivo de conflicto en Quebec, una provincia mayoritariamente francófona, que celebró dos referendos, en 1980 y 1995, para separarse del resto de Canadá. En ambas ocasiones la mayoría votó no a la independencia.
Paul St-Pierre Plamondon, reconocido jefe del partido, indicó para la semana pasada que se trataba de “un conflicto de intereses” puesto que en concordancia “no se puede servir a dos amos”. Además, según él, la monarquía cuesta “67 millones de dólares canadienses cada año”, una cifra significativamente elevada, agregado a que ese juramento es un “recordatorio de la dominación colonial”, a la que estos se oponen.
Por su parte, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, reafirmó el miércoles que “no había un quebequense” que quiera “reabrir la Constitución” y de hecho, abolir la monarquía requiere justamente reescribir la Constitución, junto a la aprobación unánime del Parlamento y simultáneamente de diez gobiernos de las provincias canadienses, lo que puede llevar años.
La monarquía
Canadá, el país ubicado en América, es un anterior dominio del Reino Unido, puesto que desde su fundación en 1867, ejecutada tras la aprobación de la reina Victoria sobre el Acta de la Norteamérica británica, este ha mantenido a lo largo del tiempo al monarca británico como su soberano legítimo, siendo confirmado de manera efectiva en la constitución de 1982.
En concordancia con lo anterior, la monarquía canadiense se consolida como un sistema de monarquía parlamentaria, lo que conforma los monarcas de sucesión hereditaria británicos, que a su vez son los soberanos de Canadá, lo que refiere a que el soberano sea el Rey Carlos III, que ha asumido dicho rol luego de la muerte de su madre, la Reina Isabel este ocho de septiembre con un total 96 años de edad, de los cuales 70 fue portadora de la importante corona.