El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció este jueves 9 de febrero que viaja rumbo a Siria, afectada el lunes, como su vecina Turquía, por un sismo cuyo balance total supera los 20.000 muertos.
“Voy camino de Siria, donde la OMS apoya los cuidados esenciales de salud en las zonas afectadas por el reciente sismo, apoyándose en nuestro trabajo realizado desde hace tiempo en el país”, escribió Tedros Adhanom Ghebreyesus en su cuenta de Twitter.
Casi al mismo instante, Naciones Unidas anunció que el secretario general adjunto de asuntos humanitarios y coordinador de los servicios de urgencia, Martin Griffiths, iría este fin de semana a las zonas afectadas en Turquía y Siria. Griffiths irá a Gaziantep, en el sur de Turquía, y a Alepo, noroeste de Siria. En esta visita se entrevistará también con “las autoridades de la capital siria, Damasco”.
Estos viajes se dan cuando un primer convoy de ayuda a las zonas rebeldes del noroeste de Siria ingresó el jueves por el puesto fronterizo de Bab al-Hawa, según la ONU y un responsable en ese lugar.
Este convoy de seis camiones transporta cobijas, colchones, carpas, material de rescate y lámparas solares para unas 5.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Se acaba la esperanza de encontrar sobrevivientes
Siria y Turquía iniciaron la semana con dolor y desesperación, luego de que dos terremotos, que sucedieron específicamente en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, acabaron con la vida de miles de personas.
El balance de muertos no deja de crecer. Las últimas cifras lo sitúan en más de 20.000 muertos, de los cuales 3.317 se registraron en Siria.
A esto se le suman las pérdidas económicas, que según la agencia de calificación Fitch probablemente pueden “superar los 2.000 millones de dólares” y “podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares o más”.
Unos 23 millones de personas están “potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que causaría aún más daños que el terremoto.
En ese sentido, la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (Afad), dependiente del Ministerio del Interior turco, y la defensa civil también indicó este jueves 9 de febrero que más 63.794 han resultado heridas.
Por otro lado, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, recalcó que el estado de emergencia anunciado el martes 7 de febrero “será aprobado durante la jornada por el Parlamento”, según la agencia estatal turca de noticias Anatolia.
Recep Tayyip Erdoğan declaró el estado de emergencia durante tres meses en las diez provincias afectadas por los terremotos. “Estamos haciendo frente a uno de los mayores desastres no solo en la historia de la República, sino también de la región y del mundo”, manifestó.
Horas antes del nuevo reporte, el jefe de Estado ratificó desde la provincia de Hatay, lugar a donde se desplazó el miércoles 8 de febrero para visitar a heridos, que los sismos fueron “un gran desastre”. Asimismo, comentó que la afectación a la infraestructura también fue inimaginable, pues quedaron 6.444 edificios destruidos.
“Hemos movilizado todos nuestros medios. El Estado está trabajando junto a las autoridades, con todos sus medios, hasta que no quede nadie bajo los escombros”, expresó el mandatario.
Por su parte, la Afad alertó que “después del primer terremoto se registró otro millar de seísmos, siendo el de mayor magnitud uno de 7,6 con epicentro en Elbistan”. Por ello, fueron enviados más de 98.100 agentes, trabajadores de organizaciones no gubernamentales, equipos de búsqueda y rescate y voluntarios a las zonas afectadas.
Sumado a esto, Turquía creó un puente aéreo para el traslado de personal y materiales desde Estambul, Ankara y Esmirna, mientras que el Gobierno creó un Centro de Gestión de Crisis en el Ministerio de Defensa para “enfrentar este gran desastre”.
*Con información de la AFP.