Seis leones y seis tigres de un refugio para animales maltratados, cercano a Kiev, pudieron ser evacuados la mañana del jueves a Polonia, informó a AFP la portavoz del zoológico de Poznan (oeste) que los recibió.
Fueron transportados en un camión que recorrió cerca de mil kilómetros desde Kiev para evitar la región de Jitomir, bombardeada por las fuerzas rusas, indicó la portavoz Malgorzata Chodyla a AFP por teléfono.
En un momento del recorrido, el camión, que emprendió viaje el martes, tuvo que detenerse toda la noche al encontrarse de frente con tanques rusos.
El conductor se ocultó en el vehículo mientras la propietaria del refugio, Natalia Popova, tuvo que unirse al convoy para alimentar a los felinos, porque los miembros de la escolta no sabían hacerlo, contó la portavoz.
En la frontera, los animales fueron transferidos a un camión polaco y el conductor ucraniano regresó a su ciudad natal para encontrarse con su familia.
Cruzar la frontera tampoco fue fácil, debido a que la administración ucraniana no pudo redactar los documentos necesarios para la salida de los animales.
Sin embargo, gracias a una reciente modificación del procedimiento de la convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas (CITES) y la ayuda del jefe de servicios veterinarios del lado polaco, se pudo resolver el problema, señaló Chodyla.
Intensos bombardeos rusos y éxodo de ucrananios
Las tropas rusas, que conquistaron su primera gran ciudad ucraniana desde el inicio de la invasión, intensificaron sus bombardeos contra otros centros urbanos, lo que ha obligado ya a más de un millón de civiles a dejar sus hogares, mientras se esperan nuevas negociaciones este jueves para un alto al fuego.
En un momento en que crece el escudo de sanciones, bloqueos y boicots con que respondieron los países occidentales a la invasión lanzada por Rusia, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski celebró la “heroica” resistencia de su pueblo.
Zelenski dijo que las tropas ucranianas causaron 9.000 bajas en las fuerzas rusas desde que comenzó la invasión, un fuerte contraste con los 498 muertos informados por Moscú, que efectuó por primera vez un reporte desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
“Somos una nación que ha roto los planes del enemigo en una semana. Planes escritos desde hace años: pérfidos, llenos de odio hacia nuestro país”, expresó el mandatario, que prometió que reconstruirá su país después de la guerra y que será Rusia quien pague el costo.
“Vamos a reconstruir cada edificio, cada calle, cada ciudad, y le decimos a Rusia: aprendan la palabra ‘reparación’”, declaró Zelenski, un exactor de 44 años.
Una delegación ucraniana se encontraba en camino este jueves para una segunda ronda de negociaciones con los rusos —tras el fracaso de un primer encuentro el lunes—, que coincide con el reconocimiento por parte de Kiev de que perdió el control de Jersón, un estratégico puerto del mar Negro, en el sur del país.
El presidente ruso Vladimir Putin pidió “el reconocimiento de la soberanía rusa de Crimea y la desmilitarización y la ‘desnazificación’ del Estado ucraniano y la promesa de su estatuto neutro” como condiciones preliminares a una resolución del conflicto.
Avance ruso
Las tropas rusas que avanzan desde la península de Crimea —anexada por Moscú en 2014— tienen ahora en la mira al puerto de Mariúpol.
Los rusos “lo único que quieren es destruirnos a todos”, lamentó el alcalde de Mariúpol, Vadim Boishenko.
Si cae Mariúpol, Rusia podría asegurarse una continuidad territorial entre Crimea y los territorios separatistas prorrusos del Donbás (sureste).
Otro objetivo es Járkov —la segunda ciudad más poblada del país— que sufrió fuertes bombardeos que dejaron varios civiles muertos, incluyendo una observadora de la misión de vigilancia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
El asalto a Kiev parece frenado de momento. Según altos funcionarios estadounidenses, la inmensa columna de vehículos militares que se dirigía hacia la capital está “estancada” por falta de combustible y suministros.
En la localidad Yitomir, a unos 150 kilómetros al oeste de la capital Kiev, Oleg Rubak llora la muerte de su esposa Katia en un bombardeo ruso.
“Un instante la vi ir hacia nuestra habitación, y el instante de después, nada, nada más” contó Rubak a la AFP, sentado en las ruinas de lo que fue su hogar, con su hija de un año y medio.
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Con información de AFP