Donald Trump, candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido Republicano, realizó este sábado, 20 de julio, la primera aparición ante su público en un mitin organizado en Grand Rapids, del estado de Michigan, después del atentado del que fue víctima.
El expresidente, que aspira nuevamente a llegar a la Casa Blanca, desestimó las preocupaciones de que su liderazgo tildado de extremista sea una amenaza para la democracia y fue contundente con su mensaje: “La semana pasada recibí un balazo por la democracia”, dijo en medio de la ovación de unas 12.000 personas.
“No soy en absoluto extremista”, insistió Trump para descartar sus supuestos vínculos con el “Proyecto 2025″, un manifiesto radical liderado por figuras cercanas a él que ha sido descrito por sus opositores como una lista de deseos autoritaria y derechista.
El candidato republicano apareció con un vendaje más pequeño que el que le cubrió la oreja en los últimos días, y fue aclamado por la multitud, exactamente una semana después de sufrir un intento de asesinato a tiros durante un acto de campaña en Pensilvania.
Trump prometió “un maremoto monumental” a favor de los republicanos en las próximas elecciones y se burló de los demócratas “que no saben quién es su candidato”.
El expresidente busca consolidar su base de seguidores en una región que ha sufrido una grave desindustrialización en ciudades como Detroit. Antes habló su compañero de fórmula, el senador J.D. Vance, originario del vecino estado de Ohio, quien enfiló baterías contra la vicepresidenta Kamala Harris, un nombre que suena para reemplazar la candidatura de Biden si se decide a renunciar ante las presiones.
“Serví en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos y comencé un negocio. ¿Qué has hecho además de cobrar un cheque?”, dijo sobre el exsenador de California.
Todas las miradas están puestas en el dispositivo de seguridad, en medio de numerosos interrogantes sobre las fallas del último acto.
La otra cara de la moneda
En la otra orilla, Biden, de 81 años, y su equipo de campaña se han mantenido públicamente firmes en que permanecerá en la carrera, aunque algunos informes sugieren que han comenzado discusiones en su círculo íntimo sobre cómo exactamente podría hacerse a un lado debido a su salud física y mental.
Ha habido muchas especulaciones sobre quién podría reemplazarlo. Como vicepresidenta, Harris parece estar mejor posicionada para esa tarea.
La influyente senadora demócrata Elizabeth Warren dijo a la cadena MSNBC que le da “mucha esperanza” que si Biden “decide dar un paso atrás, tengamos a la vicepresidenta Kamala Harris, que está lista para dar un paso al frente, unir al partido, enfrentarse a Donald Trump y ganar en noviembre”.
Algunos demócratas, sin embargo, temen que un cambio de candidato tan tardío pueda desencadenar el caos y condenar al partido al fracaso en las urnas.
Según el diario The Washington Post, Biden perdió incluso el apoyo del influyente Barack Obama, de quien fue vicepresidente y quien también cree que debería “considerar seriamente la viabilidad de su candidatura”, según allegados al expresidente (2009-2017).
Unos 20 legisladores demócratas ya hicieron el mismo pedido públicamente, y algunos incluso quieren una convención partidaria abierta para elegir un sustituto.
Unidad entre republicanos
Una salida de Biden de la carrera podría, de todos modos, desestabilizar a los republicanos, que se verían obligados a revisar su estrategia electoral, ampliamente detallada durante los cuatro días de la convención realizada esta semana en Milwaukee.
Hasta ahora, el estado de salud de Biden es eje central en la campaña republicana y las piezas de propaganda electoral con un presidente que comete gafes, tartamudea o se tropieza, se multiplican.
Con 78 años, Trump se cuidó de atacar a Biden por su estado de salud el jueves durante su discurso en la convención, en la cual fue oficialmente nominado como candidato.
Los argumentos podrían volverse en su contra si la actual vicepresidenta Harris, de 59 años, se convierte en su rival.
Mientras tanto, Donald Trump está de suerte y saborea los reveses de los demócratas.
No solo sobrevivió a un intento de asesinato el 13 de julio, sino que se anuló el caso abierto en su contra por una presunta mala gestión de documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca en enero de 2021.
Su imagen tras el ataque, con el rostro ensangrentado y un puño en alto mientras era retirado por agentes del Servicio Secreto, recorrió el mundo y reforzó su figura de hombre fuerte.
También obtuvo esta semana el apoyo de los líderes de su partido, incluyendo sus antiguos rivales en la interna, sin fisuras.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos se realizarán el 5 de noviembre.