El expresidente Donald Trump publicó un mensaje que dejó a muchos perplejos, pues anunció que su casa de verano, Mar-a-Lago, estaba siendo allanada por el FBI. En su gobierno se le solía decir a la propiedad la Casa Blanca de invierno.
En Estados Unidos es difícil pensar en Donald Trump y no pensar también en Mar-a-Lago. La simbólica propiedad fue siempre el eje de muchas de sus operaciones e incluso de sus polémicas. Se ha dicho que allá iba a refugiarse Melania en los tiempos más aciagos de su relación con el magnate y también que allá fue Trump como primer mandatario a esconder documentos secretos, cuando vivía las duras y las maduras en la Casa Blanca en Washington.
Mar-a-Lago es ante todo símbolo de opulencia. La revista Vanity Fair lo describe como mucho más fastuoso e impresionante que el ya excéntrico apartamento de Donald Trump en Manhattan. Un vasto penthouse con una vista envidiable al Central Park.
Se trata de un complejo enorme. La publicación, especializada en los temas de los más millonarios del mundo, asegura que se trata de un un “club superexclusivo al que solo pueden acceder determinadas personas de la esfera del presidente. A pesar de todas las facilidades y privacidad que tienen, la piscina o el spa no son privados, aunque solo lo tienen que compartir con otros miembros del selecto club de golf. A fecha de 2005, los socios del club pagaban 70.000 euros de cuota de inscripción y otros 4.000 anuales”.
El diario The City Journal cuenta que Trump escuchó por primera vez sobre Mar-a-Lago a través de un taxista durante un viaje por Palm Beach y supo en ese momento que tenía que tenerlo. “Para el ostentoso magnate inmobiliario, el complejo representaba un trofeo”, sostiene el artículo. El magnate ofreció 15 millones de dólares por la mansión.
Como no se la vendieron por ese precio, Trump compró la casa del frente y amenazó con tapar la espectacular vista a las playas del lugar. Logró adquirirla así.
Según cuenta el diario Expansión, la propiedad comprende 8 hectáreas de terreno situadas entre el océano y el lago Worth. Y de ahí nació su nombre. “Se comenzó a construir en 1923 una casa de color rosa flamenco de 118 estancias, entre ellas un gran salón de baile donde reunía a la crème de la crème de la sociedad norteamericana que gustaba pasar los inviernos bajo el sol de Florida”, cuenta el medio.
Los detalles de su construcción estuvieron llenos de lujos e incluso cuentan que Walt Disney en persona diseñó las habitaciones de los niños de la primera familia que la habitó, encabezada por su matrona, Marjorie Merriweather Post. La mujer mandó traer del extranjero casi todo el material para levantar el lugar.
“Se trajeron desde Italia toneladas del mejor mármol, de una vieja casa cubana más de 20.000 tejas de barro cocido. De España se importó una valiosa colección de unos 36.000 azulejos antiguos, algunos de los siglos XV y XVI. De Holanda llegaron tapices de la escuela flamenca. El techo de uno de los salones es copia del de la Academia de Venecia y no es el único cubierto enteramente con pan de oro”, agrega Expansión.
Desde el pasado 20 de enero, tras la atropellada salida del poder de su gobierno, Trump decidió mudarse al lugar. “Estos son tiempos oscuros para nuestra Nación, ya que mi hermosa casa, Mar-A-Lago en Palm Beach, Florida, está actualmente sitiada, allanada y ocupada por un gran grupo de agentes del FBI”, dijo en un comunicado publicado en su red social Truth.
“Es una mala conducta procesal”, dijo Trump y la consideró “un ataque de los demócratas de la izquierda radical que desesperadamente no quieren que me postule a la Presidencia en 2024″.
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