Los investigadores del Museo Smithsonian han sido testigos de un descubrimiento: una nueva especie reptil extinta perteneciente al linaje del tuátara de Nueva Zelanda. El nombre científico para este animal es Opisthiamimus gregori. El hallazgo ocurrió luego de una excavación en un yacimiento de un nido de Allosaurus en la Formación Morrison al norte de Myoming.

Analizando el fósil, el equipo investigador concluyó que este reptil habría habitado el planeta durante el período Jurásico de América del Norte hace 150 millones de años. Además, observaron que tenía 16 centímetros de longitud desde la cabeza hasta la cola. Según lo evidenciado en su dentadura y características fisiológicas, se alimentaba de insectos y animales invertebrados.

El reptil posee una forma robusta y elementos rinocéfalos, propios de los parientes de los reptiles hace 230 millones de años, de acuerdo con los resultados arrojados por los investigadores. También describen que el animal tenía los dientes mezclados con los huesos de la mandíbula hacia delante y atrás.

Uno de los autores del estudio, Matthew Carrano, afirmó en un comunicado de prensa que “lo importante del tuátara es que representa esta enorme historia evolutiva que tenemos la suerte de captar en lo que probablemente sea su acto final. Aunque parece un lagarto relativamente sencillo, encarna toda una epopeya evolutiva que se remonta a más de 200 millones de años”.

El descubrimiento de una especie reptil en Nueva Zelanda. | Foto: Europa Press 2022

El nombre escogido por los investigadores surge a modo de homenaje de Pete Kroehler, voluntario del museo Joseph Gregor, quien dispuso gran parte de su carrera cincelando los huesos de las piedras de los museos, siendo pulcro y detallado con estos. “Pete es una de esas personas que tiene una especie de visión rayos X para este tipo de cosas. Se dio cuenta de dos pequeñas motas de hueso en el lado de este bloque y lo marcó para traérselo sin tener una ideal real de lo que había en él”, comentó Carrano.

Al momento de encontrar el fósil, el grupo investigador evidenció que se encontraba casi completo, salvo la cola y algunos fragmentos de las patas. Les pareció curioso, porque en la mayoría de los hallazgos de criaturas prehistóricas, sus huesos son propensos a romperse con facilidad por su fragilidad; el reptil fue la excepción. Luego de descubrir el esqueleto, lo dirigieron a un escaneo computarizado (TC) para crear representaciones tridimensionales desde diferentes perspectivas sobre la posible forma del animal en vida.

Otros descubrimientos

En Australia se descubrió el esqueleto de un reptil marino gigante, el cual da más hallazgos acerca de la vida en la prehistoria. Los restos mostraron que tenía un cuello largo y seis metros de altura, similares a los elasmosaurus. “Nunca hemos encontrado un cuerpo y una cabeza juntos y esto podría contener la clave para futuras investigaciones en este campo”, expresó en video de YouTube Espen Knusten, jefe de Paleontología del Museo de Queensland, donde se realizó la investigación.

Los elamosaurus alcanzaron diez metros de longitud, su hábitat era el mar y se localizaba al interior de Australia. Al momento de morir, explicó Knutsen para un medio de comunicación, esta especie se descomponía hinchándose por los gases provenientes del agua; inclusive, la cabeza podía desprenderse del cuerpo y quedar a la intemperie en la superficie.

A su vez, Knusten considera que este espécimen profundiza más en entender la fisiología de los elasmosaurus, concretamente en los cambios que experimentaba de la juventud a la edad adulta. El descubrimiento, catalogado por Knusten, es el más importante en los últimos años en Australia.

Los hallazgos en Australia y Nueva Zelanda han significado para los investigadores dos descubrimientos importantes para conocer más acerca de la prehistoria.