Continúan los ataques rusos con misiles contra la ciudad de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, indicaron el miércoles las autoridades locales. En los hechos más recientes, se reportó la muerte de dos personas.
“Anoche (miércoles), entre la 01H33 y la 01H48 (22H33 y 22H48 GMT del martes), Rusia disparó “seis misiles contra la ciudad de Zaporiyia”, escribió en Telegram el gobernador regional, Yuri Malashko.
“Dos personas murieron y tres resultaron heridas”, señaló la policía, añadiendo que uno de los misiles había impactado en un edificio. Según los servicios de emergencia, se trataba de un edificio de viviendas que quedó parcialmente destruido.
La mayor central nuclear de Europa se encuentra en esta región, a unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Zaporiyia. Está ocupada por las fuerzas rusas.
La estancada contraofensiva ucraniana en el frente sur
Cuando Ucrania anunció el 28 de agosto pasado la liberación del pueblo de Robotyne, el mensaje que envió al mundo fue que podía romper las líneas rusas y avanzar en el frente sur. Pero seis semanas después, tales avances no se han materializado.
Los militares ucranianos de la 65ª brigada, los primeros en ingresar a la localidad, reconocen que su control es parcial, al hablar con periodistas de AFP en esta zona, habitualmente cerrada a la prensa.
Faltan hombres, proyectiles, drones... Tras cuatro meses de contraofensiva, esos soldados ucranianos dicen estar decididos y parten todos los días al ataque, pero también afirman que solo pueden recuperar terreno a costa de grandes pérdidas ante las fuerzas rusas, mejor armadas y atrincheradas con poderosas fortificaciones.
Igor Korol, comandante del primer batallón de la 65ª, con sus grandes brazos tatuados, habla con calma pero sin pelos en la lengua. A su juicio, el anuncio de la toma de Robotyne tuvo ante todo un objetivo mediático, porque del punto de vista estratégico, esta localidad no aporta nada.
“Pudimos haberla eludido”, declara a AFP no lejos del frente de combate en la región de Zaporiyia.
“Nos gustan los grandes anuncios y victorias rápidas. En la realidad, las cosas son diferentes”, admite este oficial que responde al nombre de guerra de “Morpej”, una abreviación de “infantería de marina”.
Según él, sus hombres no se pueden desplazar libremente en esta zona, oficialmente reconquistada hace un mes y medio. Solo al amanecer se pueden enviar pequeños grupos de soldados para lanzar ataques selectivos contra las posiciones rusas en los montes bajos que salpican la región.
Hoy se encuentran a las afueras del siguiente poblado, Novoprokopivka, a dos o tres kilómetros al sur de Robotyne. “Moverse durante el día es 100% mortal”, apunta Morpej. Para él, la zona no es ucraniana, sino “gris”. Cada vez que hay un bombardeo, “hay bajas, perdemos hombres”.
Aunque ya no hay soldados enemigos en Robotyne, la zona continúa bajo la “potencia de fuego rusa”, señala el oficial. Por lo tanto, es imposible realizar grandes operaciones de infantería o blindados.
El ejército ucraniano tiene un objetivo ambicioso en este frente sur: cortar las líneas logísticas rusas y la continuidad de los territorios ocupados alcanzando el mar de Azov, en el mejor de los casos. Una victoria así podría obligar al ejército ruso a retirarse.
Para el Kremlin, el hecho de que Ucrania no haya podido retomar más que algunas decenas de kilómetros cuadrados desde que inició en junio su contraofensiva, demuestra que la operación fracasó.
Con información de AFP*