En la compleja y álgida lucha por el poder en Estados Unidos, hay dos personas de origen colombiano que brillan con luz propia. Los medios los registran como dos estrellas en ascenso en la política que podrían llegar a posiciones muy relevantes en el Gobierno que viene.

El primero es Bernie Moreno. Se trata del menor de los siete hermanos de la exitosa dinastía Moreno Mejía, que incluye a Luis Alberto Moreno, exdirector del BID, y a Roberto Moreno, presidente de Amarilo, y quien está a punto de convertirse en uno de los senadores más prominentes de Ohio.

Moreno es la representación de la historia del sueño americano. Vivió de pequeño en Estados Unidos y luego volvió a hacer empresa. Le gustaban tanto los carros que se dice que estudió en la Universidad de Míchigan para estar cerca de Detroit, la capital de esa industria. Con su negocio, Moreno consiguió la concesión de Mercedes-Benz y más adelante la de Maserati, Porsche, Rolls-Royce, Aston Martin, Bentley, Lotus, Nissan y otras.

Donald Trump es su principal padrino político. Según Bloomberg, “Moreno se postuló como un empresario exitoso y outsider político en el molde del exmandatario”. El magnate no ahorra palabras para elogiarlo. Lo describe como el “gran guerrero” que se necesita en el Congreso y promete que él siempre pondrá a América primero, como es su lema de campaña. El expresidente asegura que sus posiciones firmes sobre la migración, los impuestos, la seguridad, la segunda enmienda y muchas otras harán que sus votantes nunca se decepcionen de él.

El sueño americano llevó a Bernie Moreno hasta donde está, con el apoyo de su padrino político. | Foto: AFP

“Quiero agradecer al presidente Trump por todo lo que hizo por mí, por esta campaña y por su apoyo inquebrantable. Nadie ama a Estados Unidos en la forma en que él lo hace. Gracias, presidente Trump”, dijo en su discurso de victoria ante una multitud que lo vitoreaba.

El magnate está totalmente jugado por Moreno. El sábado pasado estuvo en Ohio para respaldar su candidatura. Habló por más de 90 minutos y fue allí donde pronunció las polémicas declaraciones en las que dijo que los migrantes ilegales “no son personas”.

El otro colombiano que pisa fuerte es Rubén Gallego. El líder político se encuentra en la otra orilla, en el Partido Demócrata. Es hijo de madre colombiana y padre mexicano y tiene una particularidad que pesa mucho en Estados Unidos: es veterano de guerra. Se lanza por Arizona y tiene mucho chance.

“Como infante de la Marina, nunca retrocedo ante una pelea y en el Senado lucharé para asegurarme de que todos los arizonenses tengan la misma oportunidad que tuve yo de conseguir el sueño americano”, dijo Gallego en un comunicado cuando anunció su candidatura. Él ya fue representante a la Cámara por este estado.

Rubén Gallego, el polo opuesto de Moreno. | Foto: 2022 Getty Images

Sus palabras siempre conmueven. Ha cautivado el voto latino con la historia de su niñez como hijo de inmigrantes. “Trabajé en restaurantes, trabajé como carpintero”, cuenta sobre el esfuerzo que ha tenido que meterle a su vida en ese país y que lo llevó a graduarse de Harvard, una de las universidades estadounidenses más prestigiosas. De hecho, fue el primero de su familia en graduarse de la educación superior. “No quiero ganar por el título o por la oficina, sino porque voy a hacer un gran trabajo”, dijo en una entrevista en Telemundo. Hoy emite su publicidad tanto en inglés como en español.

Juan Carlos Pinzón, exministro y exembajador en Estados Unidos, resumió el cruce de estos dos perfiles de la siguiente manera: “Hay una alta probabilidad de que en las elecciones de noviembre en Estados Unidos dos personas con raíces colombianas sean elegidas senadores. Un republicano y un demócrata, ambos extraordinarios. Sería un hecho sin precedentes y orgullo para el país”.