Al menos 29 migrantes de África subsahariana murieron frente a las costas de Túnez al producirse tres naufragios, anunciaron este domingo 26 de marzo los guardacostas del país norteafricano.
Las autoridades indicaron que encontraron 29 cadáveres y socorrieron igualmente a “11 migrantes ilegales de diversas nacionalidades africanas después de que se hundieran sus embarcaciones”, según un comunicado que dio cuenta de tres incidentes distintos.
En uno de ellos, un barco pesquero tunecino recuperó 19 cadáveres tras el hundimiento de una embarcación a unos 58 km de las costas.
Una patrulla de los guardacostas encontró ocho cuerpos frente a la ciudad de Mahdiya y rescató a 11 migrantes de una embarcación volcada que se dirigía a Italia.
Y otro pesquero halló otros dos cadáveres frente a las costas de Sfax.
Este último barco había salido el pasado jueves de Sfax rumbo a las costas italianas y transportaba 38 pasajeros, precisó Fawzi El Masmudi, un portavoz del tribunal de esta ciudad portuaria situada en el este del país.
La oenegé Alarm Phone, un grupo de voluntarios que gestiona una línea telefónica de emergencia para migrantes, alertó a primeras horas que 40 personas estaban en peligro “en un barco tratando de escapar de Túnez”.
Los pasajeros señalaron que “supuestos guardacostas tunecinos confiscaron su motor, pegaron a algunos de ellos y los abandonaron en el mar”, según el grupo.
En estas últimas semanas, decenas de migrantes han muerto en naufragios y otros han sido dados por desaparecidos, desde el violento discurso del presidente tunecino, Kais Saied, contra la migración clandestina.
Tras este discurso del 21 de febrero, un gran número de las 21.000 personas procedentes de África subsahariana registradas oficialmente en Túnez, un país de 12 millones de habitantes situado en el norte de ese continente, la mayoría en situación irregular, perdieron de un día para el otro su trabajo y su alojamiento.
Muchos migrantes africanos llegan a ese país para luego intentar alcanzar las costas europeas, ya que algunos puntos del litoral tunecino están a menos de 150 km de la isla italiana de Lampedusa.
La población migrante de origen subsahariano en Túnez sufre una oleada de violencia y discriminación desde que el presidente Kais Saied lanzó un duro discurso contra la inmigración irregular el mes pasado.
En lo que va corrido del mes, se registraron otras cuatro emergencias en las que estuvieron involucradas embarcaciones con migrantes.
El pasado miércoles, cinco migrantes subsaharianos se ahogaron y 28 desaparecieron tras el naufragio de su embarcación. El barco tenía 38 pasajeros, la mayoría de Costa de Marfil.
“Discurso de odio racista”
El presidente tunecino acusó en febrero a los migrantes subsaharianos de ser responsables de la “violencia” y de los “crímenes” en el país, y de querer cambiar la demografía de su país.
Grupos de derechos humanos asimilaron sus declaraciones a un “discurso de odio racista” y desde entonces, los migrantes han denunciado multitudes de ataques racistas.
Muchos acudieron a sus embajadas respectivas para ser repatriados.
Mientras una parte de los migrantes llega a Túnez para estudiar, muchos usan el país como puerta de entrada para alcanzar Europa, separada de la nación magrebí por el mar Mediterráneo.
Algunas zonas de ese país se encuentran a apenas 150 kilómetros de la isla italiana de Lampedusa.
Un portavoz de la guardia nacional de Túnez afirmó el pasado viernes que los guardacostas interceptaron más de 1.000 migrantes en 24 horas, incluido 25 tunecinos.
La primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, advirtió por su parte que los “problemas financieros serios” de Túnez amenazaban con desencadenar una “ola migratoria” hacia Europa.
Precisamente, un barco humanitario alemán Louise Michel, empleado en el salvamento de migrantes que tratan de cruzar el Mediterráneo, se encuentra inmovilizado en la isla de Lampedusa por las autoridades italianas, anunció este domingo la ONG que lo fletó.
“Sabemos que hay decenas de embarcaciones en riesgo en los alrededores de la isla pero se nos impide socorrerlos. ¡Es inacceptable!”, denunció la ONG Louise Michel en Twitter.
Los guardacostas italianos confirmaron en un comunicado la inmovilización de este antiguo buque de la Marina francesa decorado por el artista Banksy, uno de sus patrocinadores.
Dos días antes, las autoridades italianas incautaron otro barco de rescate de Médicos Sin Fronteras.
El gobierno prometió reducir el número de migrantes y demandantes de asilo llegados a Italia y para ello aprobó una controvertida ley que obliga a los barcos humanitarios a volver a puerto después de cada operación de rescate, ralentizando así su capacidad de prestar auxilio.
Según los guardacostas, la inmovilización del Louise Michel en el puerto de Trapani se debe a que, tras conducir una operación de rescate en aguas libias, “desobedeció la orden y partió en auxilio de otros barcos con migrantes”.
Los detractores de la nueva ley del gobierno italiano afirman que contraviene el “derecho marítimo internacional, las leyes europeas y los derechos humanos”, e incrementa el riesgo de muertes en el mar.
A finales de febrero, al menos 86 personas fallecieron en un naufragio frente a las costas italianas, entre ellos numerosos niños.
La Organización Internacional Marítima, un organismo de Naciones Unidas, estima que al menos 1.417 personas desaparecieron en el Mediterráneo en 2022.
Por su parte, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, también alertó sobre la situación económica de Túnez y dijo que podía desatar un nuevo flujo de migrantes hacia Europa.
*Con información de AFP