Ecuador, en guerra contra el narco, redujo el martes el toque de queda impuesto hace dos semanas en el marco de un estado de excepción, bajo el cual militares están desplegados en las calles y se redujeron de 27 a 11 los homicidios diarios.
La restricción al tránsito desde las 11 p. m., que era de seis horas, disminuirá a cinco en zonas consideradas altamente peligrosas, en diez de las 24 provincias del país.
Entre esas áreas está el puerto de Guayaquil (suroeste), un centro estratégico para el envío de droga a Estados Unidos y Europa, y Quito.
En otras zonas de nivel medio de 14 provincias, el toque de queda será de tres horas en la madrugada, mientras que la medida fue eliminada para sectores de baja conflictividad de 22 provincias.
La resolución dictada por el presidente Daniel Noboa, quien el martes viajó a España para participar en una feria de turismo y cumplir una agenda diplomática, fue divulgada luego de qué autoridades anunciaron la baja de crímenes.
A raíz del estado de excepción, decretado el 8 de enero, hay “una tendencia a la baja en las muertes violentas, teniendo un promedio de 10,8 (crímenes) diarios”, dijo en rueda de prensa conjunta el comandante de la policía, César Zapata.
Agregó que entre el 1 y el 8 de enero, la media de asesinatos fue de 27,6 por día.
Ecuador es uno de los países más violentos de la región. Entre 2018 y 2023, los homicidios pasaron de 6 a 46 por cada 100.000 habitantes, un récord.
Inseguridad y crimen organizado
Noboa movilizó a las fuerzas militares e implantó el toque de queda nocturno por 60 días tras conocerse la fuga de prisión de Adolfo Macías, alias Fito, jefe de la temida y principal banda criminal llamada de Los Choneros.
Las mafias respondieron con una violenta embestida que incluyó el secuestro de más de 200 policías y guardias penitenciarios, ataques con explosivos y la toma armada de una canal de televisión en Guayaquil.
En ese contexto, el mandatario declaró un “conflicto armado interno” y ordenó a los soldados “neutralizar” a una veintena de organizaciones narco, a las que tildó de “terroristas” y beligerantes.
Ecuador se apoya en Estados Unidos para combatir a las bandas criminales, que tienen conexiones con carteles de México y Colombia y siembran zozobra en el país.
En medio de la visita de jefes militares y de lucha antidrogas estadounidenses, el lunes llegó al país un avión Antonov con cargamento militar de ayuda, que no fue detallado por las autoridades nacionales.
La embajada de Estados Unidos en Quito señaló en la red social X que Washington ha entregado 20.000 chalecos antibalas, un millón de dólares en equipos de seguridad y qué personal del FBI colabora con la policía y fuerzas armadas ecuatorianas.
La delegación estadounidense, que incluye a la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, se reunió el lunes a puerta cerrada con Noboa en la sede presidencial.
La comitiva se entrevistó este martes con la fiscal general, Diana Salazar, para analizar “estrategias de cooperación bilateral con el objetivo de combatir la inseguridad y el crimen organizado”, señaló la fiscalía en un comunicado.
Salazar impulsa una investigación denominada Metástasis, que reveló en diciembre un entramado de corrupción en Ecuador en el que jueces, fiscales y policías beneficiaron a organizaciones criminales a cambio de dinero, oro, prostitutas, apartamentos y lujos.
Más cerca de Fito
Como resultado de la lucha antidrogas en marcha, el país ha decomisado 35 toneladas de droga, de las cuales 22 fueron halladas en una sola bodega el pasado domingo.
De acuerdo con el almirante Jaime Vela, jefe del comando conjunto de las Fuerzas Armadas, los militares han tomado el control de las 10 cárceles más violentas del país. De ahí han retirado armas, droga, explosivos e incluso redes de cables de Internet y de señal de televisión.
Tras la expulsión de la esposa e hijos de Fito de Argentina el pasado viernes, Zapata precisó que no existe una orden de captura contra ellos.
La familia de Macías “no está con seguridad y tampoco está siendo vigilada por la policía”, señaló.
A la par, los uniformados siguen la pista de Fito, que cumplía una condena de 34 años por asesinato, narcotráfico y delincuencia organizada.
“Cada vez estamos más cerca y seguramente alias Fito lo está sintiendo”, advirtió Vela.
*Con información de AFP