El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, arremetió nuevamente contra los delincuentes al advertir, concretamente a las mafias, que no le “temblaría la mano” para lograr la paz en el país. Sus palabras llegaron a propósito de que una banda, parte de la organización “Los Choneros” fuera desarticulada en la provincia de Manabí.

Según el mandatario, fueron tres allanamientos los que llevaron a la captura de siete integrantes acusados de sicariato, extorsión, tenencia y porte de armas de fuego. En ese operativo se incautaron 50 municiones, cinco armas, siete dispositivos móviles y seis paquetes de droga (de los que no se amplió el tipo de estupefaciente).

Este domingo, en horas de la noche, un grupo de hombres ingresó a un hospital en el norte del país y tomó a cinco rehenes en un aparente “ajuste de cuentas”. Lasso destacó que el operativo policial permitió el control del centro sin víctimas, y condujo a la captura de quienes, según las autoridades, buscaban atacar a un sujeto con el alias de Cara Sucia que estaba internado desde el día anterior.

“Debo destacar el notable trabajo de la @PoliciaEcuador en el Hospital Napoleón Dávila de Chone. Su intervención logró detener a los 7 delincuentes, liberar 4 rehenes y salvar vidas. Esas son nuestras fuerzas del orden: listas para defender a la ciudadanía. Situación bajo control”, enfatizó el mandatario, quien insiste en que su política le ha dado un golpe a la delincuencia.

El mandatario subraya que la administración actual ha tenido una “mano dura y sin temor” para proteger a los ecuatorianos, de manera que se pueda evitar una alteración a la a “paz del país”. Sin embargo, el sentimiento de temor sigue presente entre algunos ciudadanos que consideran insuficientes las acciones del Estado para garantizar la tranquilidad.

Violencia carcelaria se agudiza

Las autoridades han adelantado una estrategia en los centros penitenciarios, a fin de procurar la seguridad y control en los penales. Esta incluye el traslado de reos desde cárceles como la de Guayaquil (una de las más grandes de Ecuador) a varios puntos del país.

“Con el fin de establecer el control y la seguridad, en los centros penitenciarios del país se realizan operativos estratégicos de rutina. Nuestro compromiso es la lucha frontal contra la delincuencia. No permitiremos que estos centros sean usados como base para sus delitos”, señaló la oficina presidencial.

Sin embargo, mientras el Gobierno busca, por ahora sin un éxito mayoritario, hacerle frente a la crisis carcelaria. Las cifras se convierten en un revés de cómo la violencia en los penales entra en un “círculo vicioso”. Los datos oficiales sitúan en más de 400 los muertos desde 2021 en los diferentes enfrentamientos entre bandas y motines en prisiones. El caos se ha agudizado recientemente con el traslado de convictos a otras zonas.

Los 10 presos que murieron en la última masacre carcelaria, en el centro El Inca elevan a 120 los privados de libertad que han fallecido durante 2022, de acuerdo al Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI). El año pasado la cifra alcanzó los 281, con los altercados a finales de septiembre en la Penitenciaría del Litoral (Guayaquil).

Tanto las Naciones Unidas como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han alertado que Ecuador atraviesa un panorama “preocupante”. Los organismos afirman que hay un “abandono” institucional y que los reclusos permanecen “en un estado de tensión y constante temor” en lugares “carentes de servicios esenciales”.

El Subcomité para la Prevención de la Tortura de la ONU también alertó que algunos espacios podían estar operados por miembros de estructuras criminales.

*Con información de Europa Press.