SEMANA: ¿Por qué esta ocasión puede ser distinta a las otras elecciones que se han vivido en Venezuela?
Iván Duque Márquez (I. D. M.): Yo creo que esta vez hay tres factores que son distintos: El primero, ya han pasado más de 10 años de gran presión internacional consolidada desde lo que fue el grupo de Lima, el régimen de sanciones, el aislamiento diplomático, el haber denunciado todas las atrocidades de ese régimen. Entonces creo que ese es el primer factor. El segundo, es la aglutinación unificada de toda la resistencia democrática que por primera vez se observa. Y el tercero, que hay un sentimiento popular de rechazo al régimen tan grande, que es absolutamente incuestionable que no existe la más mínima posibilidad para que en las urnas Nicolás Maduro pueda tratar de valerse de cualquier argucia. Entonces, esos tres elementos, hoy le dan esperanza al pueblo venezolano. Pero no hay duda de que hay una intención del dictador de robarse las elecciones y que se ve claramente después de haber prohibido prácticamente los observadores internacionales, y de estar llevando a suprimir los testigos de los partidos políticos, pero creo que hoy esos tres factores son distintos.
SEMANA: ¿Cuáles son esos puntos críticos por los que él se podría robar las elecciones?
I. D. M.: Él está hablando primero de intimidación, porque le está diciendo al pueblo que si él pierde viene un baño de sangre, entonces quiere atemorizar al pueblo venezolano. Segundo, el tratar de evitar que haya observadores electorales de los demás partidos, y en este caso particular de la resistencia democrática, pues es otro factor preocupante, y el tercero, es lo que se llama el blackout, que es una tecnología que quieren aplicar para prácticamente llevar a que se caiga todo el sistema de procesamiento de datos el 28 de julio. Esos son tres riesgos latentes que son inminentes, frente a los cuales la comunidad internacional debe estar con el ojo avizor.
SEMANA: ¿Cuál ha sido el rol de esta oposición que ha logrado llenar las calles y evidenciar al mundo que, quizá por primera vez, se puede hacer un cambio?
I. D. M.: Hablar de oposición en Venezuela no es exacto, porque oposición es cuando hay verdadera democracia, allí lo que hay es una resistencia democrática que ha visto muchos de sus líderes torturados, encarcelados, inhabilitados, etcétera. En esta ocasión hay un aglutinamiento unificado en torno a la figura de María Corina Machado, que fue inhabilitada y que hoy está en cabeza de Edmundo González, pero también tiene el respaldo de toda la resistencia democrática unificada.
Entonces creo que ese factor de unificación es muy importante. Pero creo, además, que la situación de destrucción económica de toda la diáspora de personas que han emigrado de Venezuela, con dolor, con pobreza, y que sus seres queridos añoran poderlos ver, ha disparado el sentimiento popular, no solamente de rechazo a la dictadura, sino de ver también en María Corina a la mujer capaz de volver a aglutinar las familias venezolanas. Entonces creo que eso en este momento hace que las circunstancias, por lo menos en lo que tienen que ver con el pueblo venezolano, sean las más fuertes que hayan visto en su contra la dictadura y el régimen de Chávez y Maduro.
SEMANA: ¿Qué destaca usted de este papel que ha cumplido María Corina en estos últimos meses, incluso sabiendo que ella no es candidata por una arbitrariedad?
I. D. M.: Pues ella es una mujer aguerrida, valiente, una verdadera heroína. Que ha puesto el país por encima de cualquier interés y que ha recorrido el país logrando sintonizar afectivamente con el pueblo venezolano como una especie de madrina, de madre salvadora. Se ha logrado sintonizar con aquellos que tienen a sus familiares lejos, se ha sintonizado con quienes lo han perdido todo, con quienes están sumidos en la pobreza producto de este régimen. Entonces hay un factor empático, un factor de carisma, pero también la contundencia de su coherencia política a lo largo de los últimos 20 años. Por eso hoy también le está trayendo los réditos de nunca haberse doblegado ni ante las presiones ni ante las tentaciones de la dictadura.
SEMANA: ¿Y como ve a Edmundo González como candidato, no solo para derrotar a Maduro, sino en caso de ganar y que no se roben las elecciones, de dirigir un país que se encuentra prácticamente en la ruina?
I. D. M.: Edmundo González tiene que asumir después del 28; si no hay ningún robo de elecciones, tiene que asumir la tarea de ir de la mano con María Corina Machado a forjar una transición rápida y efectiva hacia la democracia, pero también una transición rápida y efectiva de la recuperación económica hacia la generación de confianza, hacia la transformación social, y también en generar un clima no de polarización ni de actitud de iniciativa, sino de poder sacar el pueblo venezolano adelante y, por lo tanto, no tengo la menor duda de que tanto Edmundo González, como María Corina Machado, sabrán forjar consensos. Pero sobre todo, sabrán conducir con el apoyo de la comunidad internacional al reverdecer de la democracia en un país que la ha perdido a lo largo de las últimas dos décadas.
SEMANA: En estos últimos meses, Estados Unidos ha tenido un papel más laxo de lo que era su costumbre con el gobierno de Venezuela, la posibilidad de desmontar algunas sanciones pese a lo que pasó con Álex Saab. Usted que conoce tanto la política de Washington, ¿cuál es la lectura que hace de eso que pasó entre los gobiernos Biden y Maduro?
I. D. M.: A mi juicio, hay algunos errores de cálculo, por lo menos en lo que tenía que ver con la respuesta de Maduro a los requerimientos de la comunidad internacional expresados en Barbados y también en Catar. Pero también creo que la responsabilidad que tiene hoy Estados Unidos es muy grande, porque si se presenta un robo flagrante de las elecciones, el 28 de julio, Estados Unidos tiene que mostrar contundencia a todo su régimen de sanción.
La contundencia de acelerar todos los procesos judiciales que hay por narcotráfico contra Nicolás Maduro en las Cortes de Estados Unidos, pero también la presión que se debe originar con un discurso casi que coordinado con toda la comunidad internacional para que al dictador no solamente se le aislé y se le sancione, sino también que se le pueda judicializar efectivamente ante la justicia internacional. Yo creo que eso es lo que el mundo, como mínimo, espera de Estados Unidos, si es que no respeta el veredicto popular que ya prácticamente se siente con solo respirar en las calles de Venezuela, de rechazo absoluto a la dictadura.
SEMANA: En un escenario de robo a las elecciones y de un eventual triunfo de Donald Trump, ¿cuáles serían las implicaciones de tener a Trump nuevamente como jefe de la Casa Blanca y a Maduro en el poder habiéndose robado una elección?
I. D. M.: Creo que Estados Unidos tiene hoy una política bipartidista y bicameral en defensa de la democracia en Venezuela. Yo creo que eso no se debe perder porque se requiere esa unificación de demócratas y republicanos para enfrentar la dictadura, y también para permitir que el pueblo venezolano vuelva a respirar la libertad. Entonces, creo que eso no es un tema que se puede ver simplemente con uno u otro; pero también yo debo decirlo, creo que independientemente de quién gane las elecciones, lo que tiene que darse es una política contundente de parte de Estados Unidos; NO melifa, contundente; NO acomodada, y que permita bajo cualquier circunstancia que ese camino hacia el reverdecer de la democracia se vea con celeridad.
SEMANA: En términos de lo que ha sido la posición de Gustavo Petro, que ha sido totalmente laxo con el gobierno de Maduro, ¿qué implicaciones tienen las elecciones este domingo para la relación que tienen ambos países?
I. D. M.: A mí me preocupa que Colombia no haya facilitado que los ciudadanos venezolanos que residen en nuestro país puedan expresarse libremente en las urnas. Creo que ahí Colombia debió facilitarlo, no lo hizo y eso ya causa sospecha. Segundo, hemos visto que el gobierno de Gustavo Petro ha sido prácticamente laxo, melifluo, muchas veces hasta cómplice de la dictadura por el hecho de no rechazar las inhabilitaciones, de no rechazar los encarcelamientos, de no permitir observadores internacionales y prácticamente la violación flagrante la de Carta Democrática Interamericana.
Que no haya un solo pronunciamiento de verdad con contundencia y claridad, pues es algo que es grave para Colombia. Pero en un escenario también de robo a las elecciones, lo que se espera es que Colombia, como signatario y promotor de la Carta Democrática, muestre una postura fuerte, clara y contundente y no que termine siendo un validador de la usurpación del mandato popular.
SEMANA: En un escenario en que gane Edmundo González, ¿usted cree que ya comienzan mal las relaciones con Gustavo Petro, precisamente por la actitud que ha tenido de complicidad?
I. D. M.: Colombia es un país que es una democracia y tendrá que no solamente respaldar el veredicto que es incuestionable, sino que también tendrá que facilitar toda la colaboración con el gobierno de Edmundo González, entre otras cosas por la relación que tenemos con la diáspora venezolana en Colombia, en que han sido más de dos millones beneficiarios del estatuto de protección temporal, en que hemos podido también prestar toda nuestra colaboración.
Yo creo que Colombia tiene que ser uno de los primeros aliados para que esa transición sea efectiva; ahora bien, que eso sea fácil, claro que no, y mucho menos cuando hemos tenido un gobierno de Colombia que ha sido no solamente casi que cómplice del régimen de Nicolás Maduro, sino que lo ha idolatrado. Entonces ojalá también Colombia empiece a hacer esa transformación entendiendo el verdadero sentimiento del pueblo venezolano.
SEMANA: En su gobierno, usted tomó decisiones históricas que les hicieron mucho bien a los migrantes que viven acá en Colombia. Quizás uno de los temas más trascendentales en el eventual regreso a la democracia en Venezuela va a ser cómo manejar esa migración. ¿Qué siente usted que debe pasar con tantos venezolanos?
I. D. M.: La victoria contundente de la resistencia democrática va a permitir que muchas familias se reunifiquen. Si hay un robo en las elecciones, lo que se viene es otro gran tormento migratorio y será de aquellas personas que ya han perdido la esperanza, y sería la ola migratoria más preocupante de todas. Por eso se tiene que facilitar la transición democrática, porque si no se respeta la transición democrática, lo que viene es otra ola de millones de migrantes en todo el hemisferio.