El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, aseguró que Washington ha desplegado un “número significativo” de medios y especialistas para la liberación de los 17 misioneros estadounidenses y canadienses secuestrados en Haití.
Sullivan ha manifestado en una rueda de prensa que el presidente, Joe Biden, está directamente involucrado en el esfuerzo por rescatar a los misioneros, entre ellos cinco niños, que permanecen como rehenes en Haití desde que fueron secuestrados hace once días, y ha incidido en que “todas las opciones posibles” están sobre la mesa para asegurar su libertad.
“Personalmente, cada día pongo al día al presidente sobre este asunto, él tiene un gran interés en asegurarse de que todas y cada una de esas personas vuelvan a casa sanas y salvas”, ha apostillado.
Asimismo, ha añadido que los medios desplegados en el país “trabajan estrechamente con las familias y el Gobierno haitiano para intentar coordinar y organizar la recuperación” de los rehenes.
“Estamos estudiando todas las opciones posibles para hacerlo. Y voy a ser sensible a lo que es obviamente una situación delicada, por lo que no voy a decir más aparte de que hemos puesto los activos y recursos que creemos que pueden ayudar a llevar esto a una conclusión exitosa”, ha aseverado.
El grupo fue secuestrado el 16 de octubre por la banda ‘400 Mawozo’ en la capital haitiana, Puerto Príncipe, tras regresar de una visita a un orfanato al este de la ciudad. La banda ha pedido un rescate de un millón de dólares por rehén (850.000 euros).
Los misioneros, 16 estadounidenses y un canadiense, están afiliados a la organización religiosa Christian Aid Ministries.
Las bandas criminales se hacen con el día a día de Haití
Durante mucho tiempo aisladas en barrios marginales, las bandas criminales han ido extendiendo sus tentáculos por todo Haití y los casi tres millones de habitantes de Puerto Príncipe se han visto obligados a adaptar su vida cotidiana a esta realidad, temerosos de convertirse en la próxima víctima.
“Las bandas son hoy amos y señores del país”, advirtió en su momento Gédéon Jean, director del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos, con sede en la capital haitiana.
La organización constata un aumento alarmante de los secuestro en Haití. En los tres primeros trimestres de 2021 se registraron más de 600 casos, frente a los 231 en el mismo periodo de 2020.
El secuestro de pastores y feligreses en octubre, algunos en medio de misas dominicales, por parte de pandilleros que a veces actúan a cara descubierta, demuestra que en ningún sitio se está a salvo.
“Ningún lugar es seguro: cualquier cosa puede pasar en cualquier sitio”, dice Daphne Bourgoin.
A sus 42 años, esta gerente de una empresa textil ha visto cómo su vida y la de su familia ha cambiado radicalmente ante el auge de las bandas.
Ella, su marido y sus dos hijos tuvieron que abandonar su casa debido al aumento de la delincuencia en un barrio pobre que cruzaba a diario para llegar al trabajo.
“Cruzar Martissant todos los días ya no era seguro”, recuerda Daphne. “Teníamos que alquilar una casa y eso no entraba en nuestro presupuesto ni en nuestra vida. Es como volver a empezar”, suspira.
A principios de junio, los habitantes del barrio de Martissant se marcharon cuando varias bandas armadas intentaron tomar el control de este enclave estratégico. Por aquí pasa una de las principales carreteras que comunica las mitades norte y sur de Haití.
*Con información de Europa Press