Estados Unidos instó este viernes a los estadounidenses que se encuentran en Etiopía a salir sin demora, mientras aumenta el temor de que los combatientes rebeldes de Tigré avancen hacia Adís Abeba.
“El entorno de seguridad en Etiopía es muy cambiante. Aconsejamos a los ciudadanos estadounidenses que están en Etiopía a abandonar el país lo antes posible”, indicó en un comunicado la embajada de Washington en el país africano.
“La situación de seguridad es muy fluida”, señala la alerta de la Embajada, publicada en su página web.
El Frente de Liberación Popular de Tigré (TPLF), que ha estado combatiendo a las fuerzas progubernamentales el último año, anunció que se había apoderado de la ciudad de Kemissie, ubicada a 325 kilómetros al norte de Addis Abeba.
Esta advertencia va más lejos que otra hecha a principios de esta semana, en la cual el Departamento de Estado les recomendaba a los estadounidenses que evitaran viajar a Etiopía y consideraran irse del país si ya se encontraban allí.
Nueve grupos rebeldes etíopes anunciaron el viernes en Washington la creación de una alianza contra el gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, en un “frente unido” liderado por combatientes del Frente de Liberación del Pueblo del Tigré (TPLF) que amenazan con marchar sobre Adís Abeba.
El “Frente Unido de Fuerzas Federales y Confederales Etíopes”, reagrupa al Frente de Liberación del Pueblo del Tigré (TPLF), en primera línea de combate desde hace un año, al OLA, Ejército de Liberación de la etnia oromo (aliado del TPLF), y a siete movimientos más cuya capacidad y tamaño son más inciertos.
Son organizaciones procedentes de distintas regiones (Gambela, Afar, Somali y Benishangul) o etnias (Agaw, Qemant, Sidama) del país.
“Este frente unido responde a las numerosas crisis que vive el país” para “anular los efectos nefastos del poder de Abiy Ahmed sobre los pueblos de Etiopía y de otras partes”, afirmaron estas organizaciones en un comunicado.
También consideran “necesario” el “unir sus fuerzas hacia una transición” en Etiopía.
“Si realmente van en serio, podría ser un verdadero problema” para Abiy Ahmed, declaró a la AFP un diplomático. “Pero no conozco a la mayoría (de los grupos), no sé con cuántas personas cuentan ni con qué recursos”, aseguró.
El conflicto comenzó el 4 de noviembre de 2020 cuando Abiy ordenó una ofensiva militar en represalia por el ataque a la base del Ejército en la capital de Tigray, Mekelle, tras meses de tensiones entre el TPLF y el Gobierno central en torno al aplazamiento de las parlamentarias, finalmente celebradas en junio y en las que Abiy logró una victoria aplastante ante los llamamientos al boicot y la falta de votación en varias zonas, -entre ellas Tigray, por la inseguridad.
Sin embargo, el TPLF logró importantes avances en junio que le permitieron recuperar Mekelle, tras lo que Abiy anunció un alto el fuego unilateral citando motivos humanitarios, rechazado por el grupo, que expandió su ofensiva a las adyacentes regiones de Amhara y Afar, haciendo temer una propagación de la guerra al resto del país.
Abiy Ahmed proclamó su victoria a finales de noviembre de 2020, pero desde junio de este año el conflicto ha cambiado completamente su curso.
Los rebeldes del Tigré han avanzado más allá de su región y el miércoles afirmaron haber tomado la localidad de Kemissie, en la región vecina de Amhara, a 325 kilómetros de Adís Abeba.
El gobierno de Abiy Ahmed desmiente las conquistas de los rebeldes y afirmó en la víspera (jueves) que no retrocedería en esta “guerra existencial”.
Ambos bandos hicieron oídos sordos a las peticiones de Estados Unidos y de la comunidad internacional para establecer un alto el fuego e iniciar negociaciones.
Con información de AFP y Europa Press