A través de una publicación, el medio estadounidense The Washington Post reveló que, según fuentes cercanas al gobierno de su país, este estaría planeando la emisión de una providencia con la que se buscará que los productores de cigarrillos en su país reduzcan los niveles de nicotina, a tal punto que la cantidad por cada elemento de estos no representen ‘niveles adictivos’.

De acuerdo con lo revelado por el medio estadounidense, esta medida que se ha venido construyendo al interior del Gobierno Biden, podría salir al aire más pronto de lo esperado e, incluso, se atreven a inferir, según sus fuentes en las altas estructuras gubernamentales, que el proyecto podría salir a la luz este mismo martes.

En cuanto al funcionamiento de la medida para reducir la cantidad de nicotina empleada en los cigarrillos, esta requiere pasar por un proceso reglamentario, que en este caso sería responsabilidad del Departamento de Administración de Drogas y Alimentos, entidad comúnmente conocida como FDA.

Una vez formulada la reglamentación concerniente, esta debe ser sometida al proceso de publicación y divulgación; no obstante, el medio estadounidense también aclara que la emisión de dicha normativa también podría estar sujeta a un ‘proceso de impugnación’ por parte de las tabacaleras, es decir, las empresas fabricantes de cigarrillos.

La noticia ha tomado especial relevancia en Estados Unidos, en tanto también ha logrado eco en otros importantes medios de comunicación como el Wall Street Journal.

Aunque la normativa a formular tiene un carácter e indicación clara, expertos advierten que su implementación podría llevar tiempo, en la medida en que este proceso seguramente se verá minado por múltiples litigios y medidas de solicitud aclaratoria, por lo que, en la práctica, esta legislación también podría verse truncada en su adopción si la entrada en vigencia va más allá del periodo de Joe Biden -situación en la que, entonces, podría ser reversada por el gobierno que le suceda, en caso de no ser simpatizante de la medida-.

Sobre la razón para solicitar la reducción del uso de la nicotina, esto responde a que es esta sustancia precisamente la que genera adicción al consumo de cigarrillos, siendo la causante de ese vicio en millones de personas alrededor del mundo.

En ese mismo sentido, la motivación de dicha medida se orienta en la necesidad de desincentivar el consumo de dichos elementos, teniendo en cuenta que, además de la nicotina, estos poseen otras tantas sustancias químicas que representan ingentes riesgos para la salud y el medio ambiente, pues su consumo está relacionado con enfermedades como el cáncer, derrames cerebrales, enfermedades pulmonares, diabetes, males cardiacos, entre otros.

Las cifras

Aunque las cifras de consumo de tabaco han reducido en países como Estados Unidos, se estima, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, que el consumo de este es el anual de 480.000 muertes en ese país, por lo cual su control resulta una medida necesaria.

En ese sentido, la referida institución también ha detallado que cerca del 13,7 % de los adultos en ese país son consumidores de cigarrillo en la actualidad, por lo que la reducción en los niveles de nicotina, tema central del debate planteado desde hace años en Estados Unidos, apuntaría a evitar el combate del vicio o dependencia a estos, haciendo que se reduzca el consumo de tabacos.

Dicho panorama tiene dos aristas: mientras suma a la salud pública de ese país, también representa un escenario al que no están dispuestas las tabacaleras, en tanto apunta a la reducción del consumo de sus productos.

No obstante, dentro de los argumentos esbozados por las tabacaleras para oponerse a la medida, se encuentra que estas afirman que una reducción en la nicotina resultaría adverso al plan que impulsan las instituciones de salud, pues esto solamente derivaría en que las personas quieran consumir más cigarrillos para satisfacer su dosis de nicotina.

En cuanto a costos, se estima que en Estados Unidos, anualmente, sus ciudadanos invierten 300.000 millones de dólares en consumo de cigarrillos, mientras que el estado debe invertir otros 225.000 millones para responder a las necesidades de atención médica de estos fumadores.