El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha aceptado una invitación para reunirse con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, la próxima semana, “siempre y cuando no se produzca una nueva invasión rusa de Ucrania”, informó el jueves el Departamento de Estado.
El gobierno estadounidense aceptó el encuentro, planteado inicialmente por Washington, porque cree que “la única forma responsable de resolver esta crisis es a través de la diplomacia y el diálogo”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Mientras tanto, el enfrentamiento dio un giro cuando Blinken se presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU para instar Rusia a “abandonar el camino de la guerra”.
“Todos los indicios que tenemos es que (Moscú) está listo para entrar en Ucrania, para atacar a Ucrania”, había dicho antes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que consideró posible la ofensiva “en los próximos días”.
Rusia ha concentrado un enorme dispositivo militar, aéreo, terrestre y marítimo alrededor de Ucrania: 150.000 soldados, según la inteligencia estadounidense.
Moscú anunció el pasado 15 de febrero la retirada de sus tropas, con imágenes de trenes cargados de material, pero sin convencer a Occidente.
Biden insistió en que Rusia estaba preparando un pretexto, una “falsa alarma” relacionada con el conflicto entre Kiev y los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, que usarían para justificar su intervención en Ucrania.
“Obligada a actuar”
El presidente ruso, Vladimir Putin, y altos funcionarios de su gobierno aseguran que no planean invadir Ucrania y que las tropas solo están realizando ejercicios de práctica.
Sin embargo, Putin ha dejado en claro que el precio por eliminar cualquier amenaza sería que Ucrania accediera a no adherirse nunca a la Otan y que la alianza occidental se retirara de una franja de Europa del este, dividiendo efectivamente el continente en esferas de influencia al estilo de la Guerra Fría.
Estados Unidos dijo el pasado 17 de febrero que había recibido respuesta de Putin a sus ofertas de una solución diplomática a la crisis, pero no formuló comentario alguno.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia indicó que había poco que discutir.
“Si no hay disposición de parte de Estados Unidos de entendernos sobre las garantías jurídicas para nuestra seguridad (...), Rusia se verá obligada a actuar, sobre todo aplicando medidas de carácter militar y técnico”, indicó la diplomacia rusa en su respuesta.
Por otra parte, Moscú expulsó al número dos de la embajada de Estados Unidos en Rusia, informó el Departamento de Estado.
China se incorporó al debate el jueves, al estimar en la reunión del Consejo de Seguridad que “la expansión constante de la Otan, en la estela de la Guerra Fría, va contra nuestra época”.
Escalada “preocupante”
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, describió los informes del jueves como “preocupantes”.
Moscú realizó varios anuncios de retiros de tropas esta semana y dijo que las unidades de los distritos militares del sur y oeste, incluidas unidades de tanques, habían comenzado a regresar a sus bases.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov, afirmó que algunas tropas habían regresado a sus guarniciones en varias áreas alejadas de la frontera, incluidas Chechenia y Daguestán, en el norte del Cáucaso, y cerca de Nizhny Novgorod, a unos 300 kilómetros al este de Moscú.
Pero Estados Unidos, la Otan y Ucrania dijeron que no habían visto evidencia de un retiro, y Washington dijo que, de hecho, Rusia había trasladado 7.000 soldados más cerca de la frontera.
A esto se le sumó que el presidente de Ucrania, Zelenski, dijo que su país no necesita apoyo militar externo. “No necesitamos militares de bandera extranjera en nuestro territorio”, afirmó en una entrevista con el portal RBK-Ukraina, agregando que no quiere “darle una razón más” a Rusia para intervenir.
*Con información de AFP.