En la tierra de Don Quijote, el humedal de las Tablas de Daimiel “está muriendo”, afirma Hugo Abad Frías, candidato ecologista de 23 años a las elecciones legislativas del domingo, que echa de menos propuestas en el crucial tema del agua en España.

Desde el embarcadero de este parque nacional, la visita ya no se hace en barco sino a pie, con las marismas secas por el riego intensivo de las tierras agrícolas circundantes y la escasez de lluvia en este país ubicado en primera fila del cambio climático en Europa.

Recién graduado de la universidad, donde coorganizó las primeras huelgas estudiantiles por el clima en España, Abad Frías encabeza la lista de la coalición de izquierda radical Sumar en la provincia de Ciudad Real (centro), donde se encuentran las Tablas de Daimiel.

Se muestra un bote de pedales en el suelo agrietado en un embalse, ya que los suministros de agua potable se han desplomado a su nivel más bajo desde 1990 debido a la sequía extrema, cerca de Vic, España 6 de mayo de 2023. | Foto: Restringido

Miembro del pequeño partido ecologista Verdes Equo, no oculta su temor ante la posible llegada al poder, el partido de extrema derecha Vox, que promete acabar con el “fanatismo climático” y sacar a España del Acuerdo de París si los conservadores ganan las elecciones y necesitan de su apoyo para gobernar.

“Quieren llevarnos hacia un callejón sin salida que es prometer más agua cuando no hay más”, asevera. En los últimos meses, marcados por una sequía histórica y una aceleración del impacto del calentamiento global, la falta de agua ha devenido en tema central en España, donde el símbolo ha sido el parque natural andaluz de Doñana, también amenazado por la agricultura intensiva.

“Ha sido la primera vez” que Doñana entra en una campaña en España, donde no hay un gran partido verde y el tema ambiental está casi ausente del debate político, considera la politóloga Cristina Monge.

Sin “visión transversal”

Según esta especialista en políticas medioambientales de la Universidad de Zaragoza, hay dos bloques definidos. Los socialistas y Sumar, que conforman el gobierno saliente y consideran que el cambio climático es de “los principales desafíos”, y los conservadores, que proponen principalmente construir nuevas infraestructuras, pero sin “una visión transversal” sobre el uso del agua, dice la experta.

Cortes de agua | Foto: Getty Images

La extrema derecha, que ha hecho del voto rural una prioridad, propone “una política negacionista” y defiende prácticas agrícolas que “hoy son inviables”, como los regadíos intensivos en Doñana o Daimiel, acota. “Solo un 6% de la superficie encharcable” de Daimiel “está con agua”, y eso gracias a un trasvase de agua del río Tajo, a más de 80 kilómetros, y al bombeo de la capa freática sobreexplotada, explica Abad Frías.

En medio de una ola de calor, debajo de los puentes, ya no hay agua, sino suelos agrietados con la hierba crecida. Y casi no se ven aves en este parque, que llegó a albergar más de 2.000 especies, según los científicos. En un manifiesto publicado en primavera, 500 expertos denunciaron que “los bombeos de agua del acuífero para la agricultura de regadío siguen siendo desmesurados”.

“Pozos ilegales”

“El humedal ha sido completamente destrozado por el modelo agroalimentario” intensivo para la exportación, pilar de la economía española, y “por el robo de agua con pozos ilegales”, denuncia Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace en España.

Pozos de agua desde un dron | Foto: Restringido

Isidro Díaz del Campo, un agricultor local de 47 años, replica que en la zona “hay mucha más gente que cumple que gente que incumple”, y dice que él instaló un sistema para regar sus pistachos y olivos. Pero admite, al igual que otros agricultores, haber multiplicado las áreas antes cultivadas por su padre y, en consecuencia, aumentado el bombeo para el riego.

Cuando la izquierda de Abad Frías propone “una moratoria a los regadíos intensivos”, mayor vigilancia para frenar los pozos ilegales y apoyar a los agricultores para “avanzar hacia un paradigma agroecológico”, el agricultor dice no aguantar la risa.

“No sé qué van a comer los de Sumar”, ironiza, al señalar que en la zona “más de 200.000 personas” viven directa o indirectamente de la agricultura. A su juicio, se necesita infraestructura para traer agua desde regiones situadas más al norte, en España u otros países, tal y como proponen la derecha y la extrema derecha, entre las que se debate para votar.

Con información de AFP*