Semana.com: En todo el mundo hay muchas muestras de solidaridad hacia los caricaturistas, pero también de reproche. ¿Se equivocaron al meterse con Mahoma? M. N.: El Corán no plantea la presentación de la figura de Mahoma como blasfemia. Esa prohibición es una innovación reciente, creada por unos grupos extremistas que han distorsionado y corrompido la figura del profeta del islam. Por otro lado, rechazo que se hayan equivocado, pues soy un fundamentalista en el ámbito de la libertad de expresión Semana.com: Pero entonces, ¿usted cree que todo se debe publicar, incluso la blasfemia? M. N.: Por supuesto que veo cosas que me repugnan. Pero la solución no es reprimirlas, sino al contrario. Hay que aumentar la libertad de expresión para que haya otras voces más sensatas y menos ofensivas. Los abusos a la libertad de expresión se resuelven con más libertad y no con más represión y censura. De hecho, nunca antes en la historia de la humanidad había habido tantas oportunidades para que individuos y grupos históricamente marginados puedan tener voz. Semana.com: Se trata sin embargo de un arma de doble filo… M. N.: Sí esa tendencia tiene un lado negativo, que consiste justamente en que esas herramientas están al alcance de todos, tanto de los buenos como de los malos. Por un lado, les permite a un grupo de jóvenes levantarse y derrocar a un tirano en Túnez. Pero también les da poderosas herramientas a un grupo de asesinos y multiplica sus posibilidades de hacer daño. ¿Cómo ve a Europa a la luz de esta masacre? M. N.: Europa se está debatiendo entre el liberalismo ingenuo y el racismo fascista. Según el primero, hay que entender las razones de los terroristas suicidas en un contexto de colonialismo, opresión, marginalización, pobreza, etcétera, de modo que la culpa de los atentados sería de las víctimas, pues en el fondo es Occidente el que generó las condiciones para que exista esa sed de venganza. El otro extremo es el que dice que la culpa la tienen los musulmanes, que tienen una forma de ver el mundo que es nihilista, y afirma a su vez que la única manera de enfrentarlos es reprimiéndolos y frenando su inmigración. Creo que ambas posturas son muy nocivas, pues hacen que sea extremadamente difícil una visión más moderada y razonable de entender el problema. Semana.com: ¿Qué se viene después del ataque de París? M. N.: El mundo se está debatiendo desde hace tiempo entre el dilema de la seguridad versus la privacidad ciudadana. Yo creo que cuando se presentan ataques terroristas como los de la semana pasada la balanza se mueve hacia la seguridad, y que la gente estará dispuesta a que haya una mayor capacidad  de anticipación por parte de los gobiernos y sus agencias.