Momentos de pánico vivieron el pasado jueves más de 130 pasajeros de un avión en Brasil, luego de que, en momentos en que el aparato estaba a punto de despejar, las azafatas empezaron a gritar que la aeronave supuestamente “iba a explotar”.

Aseguran que todo ocurrió cuando el vuelo 2751 de la aerolínea brasileña Azul ya se encontraba en la pista del Aeropuerto Internacional Merechan Rondón de la ciudad brasileña de Cuiabá, Mato Grosso, al suroeste del país, con 132 pasajeros a bordo.

Tras el llamado de emergencia de las azafatas, los pasajeros, entre ellos niños y ancianos, debieron lanzarse fuera de la nave por los toboganes, cuando aún estaban encendidas las turbinas del avión, según informó el medio brasileño Metrópoles.

Debido a ese incidente, el aeropuerto debió paralizar sus labores durante más de dos horas. En medio de la evacuación, según informó la empresa Aeropuertos Centro Oeste (COA), varios pasajeros resultaron heridos, entre ellos dos mujeres, una de ellas embarazada, quienes debieron ser llevadas a un hospital.

La aerolínea brasileña, propiedad del empresario estadounidense David Neeleman (fundador de JetBlue), dijo en un comunicado emitido durante las últimas horas que la compañía se encuentra brindando todo el apoyo necesario a las personas que resultaron afectadas.

Todo parece indicar que la emergencia a bordo del vuelo 2751 se debió a una falla eléctrica en la aeronave y fue por el ello que ordenaron evacuar rápidamente el avión que fue enviado a mantenimiento y ahora es analizado por expertos.

“Las azafatas empezaron a decir que el avión iba a explotar, que había que evacuar el avión y eso desató la desesperación. Nadie podía abrir la puerta”, recordó al medio local G1 Juliana Amorim, una de las pasajeras del avión.

Además, la mujer aseguró en dicho medio que durante la evacuación el tobogán trasero de emergencia tuvo problemas para desplegarse durante el escape.

También dijo haber visto mucha gente herida, ya que el tobogán trasero no llegó a tocar el suelo. “Cuando bajé por el tobogán la turbina estaba encendida, quizá por eso el tobogán no abrió del todo” y “hubo personas que se cayeron desde arriba”, agregó.

A propósito de lo anterior, la joven cantante Marília Mendonça, exponente del popular género “sertanejo” en Brasil, falleció el pasado 5 de noviembre junto a otras cuatro personas en un accidente aéreo, una noticia que conmocionó al país.

La artista, que tenía 26 años y estaba en el auge de su carrera, viajaba en un aerotaxi de pequeño porte que se estrelló en un área de difícil acceso en el interior del estado de Minas Gerais (sudeste).

“El país entero recibe en shock la noticia del fallecimiento de la joven cantante sertaneja Marília Mendonça, una de las mayores artistas de su generación”, expresó en Twitter el presidente Jair Bolsonaro en ese momento.

Otras figuras brasileñas expresaron su consternación por la tragedia. “Estoy llorando. Creo que ni siquiera puedo creerlo”, afirmó Caetano Veloso en sus redes sociales.

“Me niego a creerlo, me niego”, tuiteó por su parte el futbolista Neymar junto a un emoticono con lágrimas.

Los bomberos confirmaron que “la aeronave transportaba a la cantante Marília Mendonça y que ella está entre las víctimas fatales”.

Los otros fallecidos fueron el productor de la artista, uno de sus tíos que también era su asesor y los dos pilotos del avión, informó la asesoría de Mendonça.