Republicanos y demócratas intentaron frenéticamente el viernes cerrar un trato antes de la posible fecha límite de incumplimiento de pago de la deuda estadounidense de la próxima semana.
La agenda de Biden de este viernes, sin embargo, incluía recibir en la Casa Blanca a los integrantes de los equipos de baloncesto universitarios masculinos y femeninos que se han coronado campeones, antes de partir por el fin de semana.
¿Está realmente perdido en acción en momentos en que se ciñe sobre el país la mayor crisis económica desde que asumió la presidencia? ¿O acaso es como esos asesinos silenciosos que tejen hábilmente estrategias entre bastidores?
En el Congreso, los demócratas, generalmente leales al mandatario, se han pasado la semana quejándose ante los medios de que Biden se ha ausentado sin permiso, y que el líder republicano del Congreso, Kevin McCarthy, está ganando la batalla de las relaciones públicas.
“Es hora de sacar al presidente de la banca de suplentes, o de sacar a alguien de la banca”, señaló la publicación del político citando a un diputado demócrata. “Nunca había visto algo así”, agregó el legislador.
Otro parlamentario demócrata, aún más franco, le dijo a CNN: “La estrategia de comunicación de la Casa Blanca es una atrocidad”. “¿Dónde está el presidente? ¿Está en un lugar no revelado?”.
Un Biden con jet lag se reunió con McCarthy en la Oficina Oval el lunes, justo después de volar desde Japón, donde participó en la cumbre del G7.
Desde entonces no se lo ve, o se está ocupando de otras cosas, como los eventos de este viernes con los jugadores de baloncesto.
El jueves, en una ceremonia para presentar a un general de la Fuerza Aérea como su candidato a presidente del Estado Mayor Conjunto, Biden ofreció una actualización sobre la crisis de la deuda, pero sus comentarios duraron apenas tres minutos.
Un acuerdo sobre la deuda requeriría concesiones significativas de parte de los demócratas.
El oficialismo aceptaría las demandas republicanas de limitar el gasto en una variedad de programas solo para que se elimine el techo de la deuda, algo que se ha hecho durante décadas incondicionalmente.
En estos meses, Biden ha repetido reiteradamente que no aceptaría una transacción de ese tipo.
Según encuestas, los estadounidenses culpan del desastre a todas las partes, ignorando el mensaje del presidente de que los republicanos han tomado la economía como rehén para forzar recortes de gastos por motivos políticos.
McCarthy, mientras tanto, parece estar viviendo días de gloria. Sus apariciones regulares en televisión y sus conferencias de prensa contrastan marcadamente con el bajo perfil del presidente.
Hasta ahora se consideraba que McCarthy tenía una influencia limitada en su propio partido, dominado por una derecha dura e ingobernable.
“Hay muchas maneras de medir el declive de Joe Biden, político y de otro tipo, pero ahora está sucediendo algo inesperado: uno de los presidentes de la Cámara más débiles que se recuerde está protagonizando una negociación de alto riesgo”, observó el escritor conservador Charlie Sykes en The Bulwark.
A los 80 años, con una trayectoria de cuatro décadas en el Senado y ocho años en la vicepresidencia del país, Biden quiere que los estadounidenses recuerden que él sabe lo que hace.
Según su secretaria de prensa, Karine Jean-Pierre, el mandatario está manejando una estrategia que consiste en dar a los negociadores, miembros del Congreso y personal de la Casa Blanca, “el espacio y el tiempo” necesarios.
En cuanto a la afirmación de los republicanos de que se ha mantenido al margen es “una narrativa falsa”, dice Hakeem Jeffries, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.
En sus dos años como presidente, el demócrata ha sabido moverse como gato entre la leña para obtener algunas resonantes victorias parlamentarias, aunque en otras ocasiones se ha mantenido en segundos planos.
Lo cierto es que todavía dispone de algo de margen.
Biden dice que no se arrepiente de cómo ha actuado. “Hice mi parte”, declaró a periodistas la semana pasada. Pero señaló que también acepta las dificultades de la política.
Incluso si “sobre el fondo” del asunto estaría “libre de culpa” por un eventual cese de pagos, “los presidentes son responsables de todo”, admitió.
*Con información de AFP