El paso de la tormenta Daniel por el Mediterráneo ha dejado a buena parte de Türkiye y Grecia con serias afectaciones desencadenadas por las potentes precipitaciones que se presentaron en días pasados en ambas naciones, no obstante, el país que ha resultado más afectado por este fenómeno natural ha sido Libia, una nación africana que se encuentra desde hace varios años con una inestabilidad política muy fuerte.
Aunque los pronósticos estimaron, en principio, que Daniel iría perdiendo fuerza mientras se acercaba a África, ocurrió todo lo contrario, y los libios fueron quienes recibieron el poderoso impacto de la tormenta, la cual arrasó con varias ciudades costeras al norte de la nación, dejando más de 6 mil fallecidos, 10 mil desaparecidos y una cantidad incalculable en pérdidas materiales.
Por tal motivo, evidenciando la voracidad con la que Daniel arrasó a Libia, los científicos han aseverado que las severas inundaciones y consecuente destrucción se dio, en buena medida, por el cambio climático, ya que, estas tormentas tropicales no solían ser tan duraderas como lo ha sido Daniel.
Una tormenta inusual
Aunque es complejo responsabilizar un fenómeno natural en específico al cambio climático, según Kristen Corbosiero, científica atmosférica de la Universidad de Albany “sabemos que hay factores que podrían estar en juego” en tormentas como Daniel, por lo que, de un manera u otra, el letal impacto del medicane (formaciones semihuracanadas en el Mediterráneo) fue tan devastadora, reseño Euronews.
Los medicanes, a pesar de no ser verdaderos huracanes, pueden alcanzar fuerzas muy similares a estos fenómenos naturales, según Simon Mason, científico investigativo del Instituto Internacional de Investigación sobre el Clima y la Sociedad de la Columbia Climate School.
Entendiendo las características de Daniel, Raghu Murtugudde, catedrático del Instituto Indio de Tecnología de Bombay, aseveró al medio citado que el calentamiento de los cuerpos de agua ocasionan que estos ciclones presenten un movimiento más lento por lo que provocan más lluvias originando así una cantidad superior de inundaciones. Asimismo, Murtugudde expone que tanto el cambio climático como la actividad humana “están produciendo efectos compuestos de tormentas y uso del suelo”.
Libia: inundaciones en medio de una constante sequía
Además de ser el único país del mundo que no ha desarrollado una estrategia climática, según informes de Naciones Unidas, Libia se enfrenta anualmente a severas sequías, sin contar con los efectos sociales, económicos y políticos que ha debido soportar la nación tras más de una década de conflicto civil, el paso de Daniel ha agravado esta situación.
Uno de las afectaciones más poderosas fue el rompimiento de algunas presas en inmediaciones a la ciudad de Derna, al oriente del país, los cuales originaron fuertes inundaciones dejando miles de heridos y centenares de muertos a su paso debido a que la potente fuerza del agua arrasó con barrios enteros de la urbe.
Y aunque “ningún lugar es inmune a tormentas devastadoras como Daniel, como demuestran las recientes inundaciones en Massachusetts, Grecia, Hong Kong, Duluth y otros lugares”, como lo aseveró Jennifer Francis, científica de Investigación Climática para el medio citado, las aguas cálidas permitieron la intensificación de Daniel, en concordancia con lo expuesto por Murtugudde.
Por su parte, Karsten Haustein, climatólogo y meteorólogo de la Universidad de Leipzig, precisó que los científicos no han tenido tiempo de estudiar adecuadamente a Daniel, no obstante, expresó que en el Mediterráneo se ha incrementado la temperatura promedio de 2°C a 3°C con respecto a los últimos años. Con este dato, Haustein señaló que si el mundo estuviese más frío “no se habría desarrollado tan rápida y velozmente como lo hizo, y no habría golpeado Libia con una fuerza tan feroz”.