Cada vez es más palpable el éxodo desaforado de compatriotas colombianos hacia el ‘viejo continente’, específicamente a España. Esta nación europea del ‘primer mundo’, ofrece facilidades para los migrantes sobre todo por el idioma que a la larga termina siendo un problema menos para las personas que deciden cambiar de rumbo, e iniciar una nueva vida en suelo ibérico.
Es tan agudo el tema que en el último trimestre, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, más de 133 mil individuos de origen extranjero ingresaron al territorio ibérico. Dentro de este lapso, Colombia se posiciona como la nación con la mayor contingencia de inmigrantes que llegaron a España, totalizando alrededor de 37,700 personas.
Asimismo, las principales nacionalidades de los inmigrantes que arribaron a España fueron las siguientes: en primer lugar, Colombia con 37,700 llegadas; seguidos por los marroquíes con 21,500, los españoles (19,900, quienes regresan a su país), venezolanos (18,100), peruanos (14,600), italianos (10,200), argentinos (8,800), hondureños (7,600), rumanos (6,300) y ucranianos (5,900).
Sin lugar a dudas, estos datos significaron que, la llegada de los ciudadanos colombianos, contribuyó al establecimiento de un nuevo récord poblacional en España, elevando la cifra a más de 48 millones de habitantes, un hito histórico para la nación europea.
Según el informe del Instituto, el crecimiento demográfico de España se atribuyó en gran medida al aumento de la población nacida en otros países. Durante el segundo trimestre, la cifra de individuos extranjeros aumentó en 100,394 personas, alcanzando un conjunto total de 6,335,419 para el 1 de julio de 2023. En paralelo, la población con ciudadanía española experimentó un incremento de 34,792 personas en el mismo período.
De igual forma, el año 2022 marcó un hito histórico en la emigración de ciudadanos colombianos, registrando un récord en la emigración neta con una cantidad superior a 547,000 emigrantes. Esta cifra equivale a 2.7 veces el promedio anual de emigrantes nacionales desde 2012, que fue de aproximadamente 200,000 colombianos por año.
La lucha para establecerse
Mantenerse en un país como España es una tarea poco sencilla, tanto la vivienda como los impuestos, son dos ítems que, si uno llega hacer la conversión con el peso colombiano, son cifras exorbitantes. Eso sí, para muchos migrantes la diferencia radica en que, ese dinero de impuestos, sí se ven bien invertidos y con un rumbo fijo en la conformación de una nación con buena calidad, característica de la cual carece Colombia en muchos momentos.
Es por eso que casos como los de la abogada cartagenera Carolina Calderón, que decidió mudarse a Madrid en 2018 junto con su esposo e hija, tienden a ser exitosos y, si bien no considera que están del todo estables económicamente “trabajando unos cinco años más podríamos llegar a ese punto”, tanto ella como su esposo no se pueden quejar de la vida que están desarrollando en suelo ibérico.
La decisión de Calderón de partir junto su esposo se debió en buena medida a las elecciones presidenciales que acontecieron en el 2018. Tras analizar los resultados y observar que Gustavo Petro estuvo tan cerca de salir victorioso, determinaron que la situación política y social del país iba a desmejorar. Mientras Carolina vivió en Colombia, se desarrolló en una firma de abogados y vivió en Barranquilla y Bogotá.
Por su parte, en España sigue ligado al ámbito jurídico, en una firma de abogados llevando litigios internacionales. Eso sí, no puede tomar casos en España por no ser ‘abogada española’. No obstante, no es un impedimento que la agobie porque pudo encontrar su nicho y por el momento no está en sus planes ingresar a un nuevo pregrado en jurisprudencia.
En cuanto a la parte económica, Carolina y su esposo destinan el 50% de sus ingresos al arriendo del hogar. “Esto es porque vivimos en una buena zona que queda cercana al colegio de nuestra hija. Es un tema de comodidad. En temas de impuestos, sí, en mi caso me descuentan una cuarta parte pero ese dinero se ve bien invertido. Mi hija podría ir un colegio público, va un colegio privado por elección nuestra, pero pero podría estar en un colegio público y son muy buenos”.
Irónicamente, para la familia de Carolina, los primeros seis meses de adaptación fueron muchos fáciles que los siguientes. “Todo es una novedad, uno esta yendo a un supermercado y observa cosas que en Colombia son carísimas y aquí son baratas. Acostumbrándose en temas de seguridad “Los que vivimos alguna vez en Bogotá, no estamos acostumbrados a la seguridad y aquí somos felices tomando el metro, bus, transporte público. De hecho, detesto coger carro”.
Sin embargo, recuerda que los siguientes meses, con el componente de la pandemia, pasaron a ser más complicado “Después del año uno se siente más solo, la novedad se va acabando y ya uno se va acostumbrando a ciertas cosas. Siempre es un poquito más difícil”. Así como las diferencias culturales, el “choque cultural fue lo que más duro me dio. Acostumbrarme al tono de los españoles, a la forma de decir las cosas, a tener que pensar todo tres veces para que no sea mal interpretado”.
Si bien la familia Calderón ama Colombia e intentan visitar cada cierto tiempo, sobre todo en época de invierno europeo, bajo sus planes a mediano-largo plazo, no está contemplado devolverse y radicarse en el país “No nos hemos planteado volver, la verdad es que la calidad de vida aquí es superior. Uno se acostumbra a tener menos lujos porque en Colombia uno se puede dar el lujo de tener ciertas cosas por menos precio. Aquí uno es el que hace todo pero eso, contra la calidad de vida, es lo de menos.”
“Para nosotros es esencial más que todo por nuestra hija. Ya nos estamos como acostumbrando a tener un estilo de vida más independiente como los españoles. Cuando vamos a Colombia, nos afecta mucho ver a la señora del aseo todo el día en la casa, o sea, esas cosas ya nos chocan un poquito”, acotó la abogada.