La hija mayor del fundador de la compañía, Ren Zhengfei es considerada en China como parte de la llamada ‘realeza empresarial’, a la par del CEO de Apple, Tim Cook, o del fundador de Microsoft, Bill Gates. Mientras China pide su liberación, Estados Unidos la acusa de fraude por violar las sanciones impuestas a Irán. El arresto de Meng llega en un momento delicado para los lazos entre gringos y chinos porque justo fue detenida el sábado, simultáneo al momento en el que el presidente Donald Trump se reunió con su homólogo chino Xi Jinping para discutir la tensión comercial que durante todo el año ha llamado la atención del mundo. Las investigaciones contra Huawei son asunto de vieja data en Estados Unidos. Desde el año 2012 legisladores estadounidenses emitieron un informe advirtiendo que el equipo de la compañía china podría usarse para espionaje. Desde entonces, las principales empresas de telecomunicaciones de Estados Unidos tomaron distancia de la empresa. Y desde 2016, el gobierno estadounidense tiene varias pesquisas abiertas contra la empresa china por cuenta del envío de productos de origen estadounidense a Irán y a otros países, en clara violación a las leyes de sanciones que Trump impuso contra el país persa. Tanto el Departamento de Comercio como el Departamento del Tesoro gringos citaron a Huawei por esas posibles violaciones. Incluso, a inicios de este año, el gigante de telecomunicaciones AT&T se apartó de un acuerdo para vender teléfonos celulares de la marca china a sus clientes en Estados Unidos. Por eso la noticia de la detención de la heredera al trono de Huawei cayó como un balde agua fría porque temprano en la mañana del lunes, Trump trinó: “Mi reunión en Argentina con el presidente chino fue extraordinaria. ¡Las relaciones con China han dado un gran paso adelante! Muy buenas cosas sucederán”. El asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, dijo el jueves que estaba al tanto de las acciones legales pendientes contra Meng. “Lo sabía de antemano gracias al Departamento de Justicia”, dijo. Luego, en lo que fue un comentario desconcertante, aseguró que no sabía si Trump también sabía. Mientras tanto, los mercados bursátiles mundiales están en una espiral descendente y la prometida tregua de la guerra comercial entre Estados Unidos y China parece no tener lugar. Huawei superó recientemente a Apple como el segundo proveedor mundial de teléfonos celulares a nivel mundial. El gigante tecnológico nació como empresa en el sur de China a fines de la década de 1980 gracias al esfuerzo del padre de Meng, un ex oficial militar. En los años posteriores, el crecimiento de la compañía ha ido a la par del surgimiento de China como una potencia económica. Hoy, tiene 170.000 empleados que operan en 170 países. Hace aproximadamente una semana, Huawei anunció que esperaba 100.000 millones en ingresos para 2018. Eso haría que Huawei tuviera aproximadamente la mitad del tamaño de Apple en términos de ingresos de 2017, y lo ubicaría en aproximadamente el mismo rango de ingresos que Microsoft. La creciente amenaza que supone para Estados Unidos el crecimiento económico chino está poniendo contra las cuerdas al acuerdo comercial que había demorado tanto en conseguirse. Ahora por cuenta de esa detención, no solo Huawei sino también el gobierno chino, pueden llegar a considerar pasar de la tregua a mostrar los dientes.