Pasa hasta en las mejores familias. Todas tienen una oveja negra, y en el caso de los Biden esa oveja díscola está a punto de causarle uno de los mayores dolores de cabeza al gobierno de su padre. A Hunter Biden casi todo en la vida le ha salido mal. A diferencia de su hermano, Beau, quien falleció hace unos años por un tumor cerebral y que era un hombre modelo, Hunter es un causa problemas.

Sus escándalos por exceso de drogas, sexo y rock and roll son muy conocidos. Es un adicto confeso que frecuenta prostitutas. Y es conocido porque se divorció de su primera mujer luego de serle infiel con la viuda de su hermano. Al poco tiempo, resultó teniendo un hijo con una joven stripper.

Aunque esas realidades han sido duras para su papá y muchas veces usadas por sus adversarios políticos en contra del Gobierno, nada le puede hacer más daño a la Casa Blanca que uno de sus objetos perdidos: el computador. El hijo del presidente lo dejó en una tienda de reparaciones en 2019 y se cree que de ahí provino la enorme filtración que hoy lo tiene en jaque.

Estados Unidos ha visto con estupor cómo se revelan decenas de correos electrónicos y reportes de su portátil, que dejarían ver que durante años ha utilizado ser el hijo de su padre para promover negocios de sus clientes alrededor del mundo.

Hunter Biden | Foto: 2016 Kris Connor - Getty Images

El más grave sería en China, en donde habría ayudado a empresas del sector energético, pero Colombia es uno de los países clave del entramado (ver recuadro). La mayor parte del escándalo la ha revelado el diario New York Post, uno de los periódicos de Rupert Murdoch. Los republicanos llevan meses quejándose de que la gran prensa de Estados Unidos no le ha dado eco a esas revelaciones por proteger a Biden y porque inicialmente fueron promovidas por Donald Trump durante la campaña para atacar al hoy presidente.

Sin embargo, eso no le ha quitado la gravedad al escándalo. El impacto más grande se ha dado por un correo que, a juicio de sus críticos, demostraría que Joe Biden sí sabía de las andanzas de su hijo en China. Se lo escribe James Gilliar, uno de los socios en el Reino Unido, y le cuenta cómo se van a repartir las ganancias de un billonario contrato en el gigante asiático.

Gilliar propone el 20 por ciento para cada uno y un 20 por ciento restante repartido entre “Jim” (que podría ser el tío Jim Biden) y otro 10 por ciento para “the big guy”. Los más duros críticos del presidente creen que se trata de él. La secretaria de prensa de la Casa Blanca ha dejado claro que no comentará nada relacionado con el computador. Este silencio no detendrá una posible explosión.

Según confirmó esta semana CNN, la Fiscalía de Delaware está investigando a Hunter Biden y se anticipa que pronto puede ser acusado de evasión de impuestos y de violación al régimen de lobby extranjero. El problema para Biden papá es que, si los demócratas pierden las elecciones del Congreso en noviembre, esta investigación podría abrirse también en el Parlamento, lo cual sería un enorme dolor de cabeza.

Los escándalos de su hijo Hunter, le podrían terminar costando caro al presidente Biden de cara a las elecciones parlamentarias en noviembre. | Foto: Copyright 2022 The Associated Press. All rights reserved

Entre otros, porque tiene detalles jugosos, como el regalo de un cuantioso diamante que le entregó Ye Jianming, un magnate chino que luego fue detenido por corrupción. El computador también ha sido fuente de decenas de historias personales.

Hay fotografías de él consumiendo drogas y muchos correos que demuestran que su vida financiera era un desastre. Tanto él como su exesposa Kathleen Buhle reconocieron en sus biografías este caos. “Me perseguía gastar de manera imprudente, peligrosa, destructiva. Humillantemente. Y lo hice”, cuenta él en su libro Beautiful Things.

“Hunter y yo conducíamos buenos autos y teníamos una hermosa casa, pero íbamos rápido en esa rueda de hámster y apenas nos manteníamos”, aseguró ella, por otro lado. La semana pasada, el New York Post reveló otro capítulo del escándalo: las reuniones que sostuvo Hunter Biden con su padre, por un lado, y con sus clientes alrededor del globo, por otro lado.

Estas se encuentran en el calendario del computador. A la mayoría de las citas en el extranjero asistió Eric Schwerin, el presidente de Rosemont Seneca Partners, la compañía de inversiones del hijo del presidente. “Las reuniones del entonces vicepresidente con altos líderes extranjeros, en nombre de Hunter y sus socios comerciales, prueban aún más que Joe Biden le ha estado mintiendo al pueblo estadounidense”, le dijo la representante Elise Stefanik al New York Post.

La republicana anunció que pasará la investigación al Congreso. La investigación muestra citas de la oveja negra de los Biden en todo el mundo. Desde Costa de Marfil y Rumania hasta Rusia y la antigua Yugoslavia, el hijo de Biden se movía como pez en el agua en su rol de empujar grandes licitaciones. El capítulo más robusto, sin embargo, de esta nueva publicación es Colombia, y apenas comienza.

Andrés Pastrana, expresidente de Colombia estaría involucrado en los negocios con Hunter Biden. | Foto: Vannessa Jimenez G/NurPhoto

“Si funciona, todos seremos ricos”

Según cuenta el New York Post, en marzo 2 de 2012 Hunter logró lo que por meses había “cortejado”. Se trataba de una reunión con el expresidente Andrés Pastrana Arango. La publicación asegura que la cena tenía un objetivo para Hunter: obtener un negocio millonario para OAS, una compañía brasileña que aspiraba a participar en muy jugosas licitaciones.

En los correos se cuenta que, si lo lograba, la compañía de lobby de Biden ganaría un 5 por ciento de prima de éxito, además de los 20.000 dólares mensuales que los brasileños pagaban por su trabajo. Eran muchos los proyectos en los que tenían interés, según la publicación: dos plantas de tratamiento de agua por cerca de 350 millones de dólares cada una, una hidroeléctrica por 1,8 billones y el contrato del metro de Bogotá por 3 billones.

“Si funciona, todos seremos ricos”, le escribe en un e-mail Schwerin a Hunter el 8 de septiembre de 2011, un mes antes de firmar el contrato de la firma con OAS. El primer viaje que registran los correos de Hunter a Colombia sucede en noviembre 2 de 2011. Hunter llegó al país por la puerta grande, pues por cuenta del Plan Colombia su padre había hecho una estrecha amistad con el expresidente Pastrana.

En este momento, Biden era senador de Estados Unidos y su voto era fundamental para esa ayuda que giraba su país en la lucha contra el narcotráfico. En el libro Memorias olvidadas, Pastrana cuenta lo determinante que fue para este plan y las visitas que hizo al país, una de ellas a Cartagena, en la que compartió con toda la familia y jugo dichosamente con los niños pequeños del entonces presidente.

Joe Biden Andrés Pastrana, Mauricio Cardenas y Catalina Crane Hunter Biden | Foto: Getty Images, AP, Daniel Reina, Karen Salamanca, Juan Carlos Sierra

Una fuente que conoció de la comida le contó a SEMANA que Pastrana invitó a Hunter, pues la relación con Biden era muy estrecha y quería hacerle un homenaje a su hijo, que estaba en Bogotá. El New York Post reseña que a la cita asistió Mauricio Cárdenas, entonces ministro de Minas del Gobierno Santos, y que antes Biden se había reunido con la consejera de Palacio Catalina Crane.

Hunter siguió escribiéndole desde ahí a Pastrana e-mails muy amables. “Querido señor presidente. Deseoso de verlo en Washington. Espero poder encontrarnos para almorzar o tomarnos un café, dependiendo de su horario. Me gustaría hablar sobre una oportunidad de la que creo ya se les informó inicialmente sobre OAS”, dice uno de los correos, fechado en 2012. “Estoy revisando la agenda de mi papá”, agrega.

El New York Post cuenta que esa cita, en efecto, se concretó un mes después. El expresidente no quiso comentar esos señalamientos, pero su hijo, Santiago, aclaró que se trató de conversaciones cordiales en las que se habló de negocios. La constructora OAS, por su parte, cayó en un escándalo de corrupción enorme. En 2015 su presidente fue condenado por corrupción activa, lavado de dinero y organización criminal.