Científicos estadounidenses advirtieron este martes que los países que dependen en gran medida de las vacunas chinas contra el coronavirus son más susceptibles a que sufran de nuevas olas de la covid-19.

Uno de los ejemplos que citaron los expertos fue el incremento en los casos de coronavirus en Chile, uno de los países latinoamericanos que más ha avanzado en su proceso de vacunación, aunque ha usado, en su mayoría, las vacunas chinas.

Y es que por lo menos 53 países han ordenado dosis de las vacunas chinas contra la covid-19, en especial naciones en desarrollo de Suramérica, África y el sudeste asiático. La preferencia de estas naciones por el biológico chino es por su precio más bajo y fácil almacenamiento, lo cual hace que sus costos de distribución sean más económicos.

Días atrás, el director del Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, Gao Fu, admitió que la tasa de protección de las vacunas chinas contra el coronavirus no son “tan altas” como la de sus pares de otros países.

El profesor Ian Jones, virólogo de la Universidad de Reading, dijo a MailOnline que las cifras de Chile sugieren que las vacunas chinas “no serán suficientes para detener la circulación del virus”.

A pesar de vacunar completamente a una cuarta parte de su población y entregar una dosis al 40 % de la ciudadanía, la tasa de infección del coronavirus en Chile se ha duplicado desde mediados de febrero, pasando de 177 casos diarios por millón a 372. Debido a lo anterior, el país ha tenido que volver a implementar medidas para restringir la movilidad y libre circulación de la ciudadanía.

Según cifras oficiales, Chile está usando, principalmente, la vacuna contra el coronavirus de la compañía china Sinovac, la cual, según un estudio de la Universidad de Chile, tiene una efectividad del 56,5 % luego de aplicar la segunda dosis.

Otro estudio en Brasil encontró que la eficacia de la vacuna de Sinovac podría reducirse al 50 %, que apenas alcanza el umbral de la Organización Mundial de la Salud para ser considerada como una vacuna aceptable.

Es de mencionar que las vacunas de Pfizer y Moderna tienen tasas de eficacia del 95 % y 94 %, respectivamente, mientras que la de AstraZeneca es de aproximadamente el 79 %.

De acuerdo con datos de las autoridades de salud de Estados Unidos, y con una muestra de miles de pacientes, en aquellos que recibieron las dosis de Pfizer, Moderna o AstraZeneca se redujo hasta en un 100 % las muertes y hospitalizaciones por coronavirus, mientras que en los que recibieron las dosis de Sinovac la proporción fue del 84 %.

La principal preocupación de los científicos es que esta baja eficacia de los inmunizantes chinos no logre acabar con el coronavirus, a pesar de los millonarios recursos que gastaron distintas naciones en los procesos de vacunación y en la adquisición de las dosis.

El profesor Jones dijo que su conjetura era que la tecnología estaba detrás de la baja eficacia.

“Son rápidas de fabricar (las vacunas), pero contienen proteínas virales que son irrelevantes en lo que respecta a la protección, por lo que, de hecho, se desperdicia una buena proporción de lo que se recibe”, dijo Jones.

De igual manera, el profesor Gabriel Scally, experto en salud pública de la Universidad de Bristol, dijo a MailOnline que la crisis en Chile “no fue un gran tributo a las vacunas chinas”.

“No han sido aprobadas (las vacunas chinas) por ninguno de los principales reguladores médicos y hay evidencia de investigación muy limitada, ciertamente no parecen tener un alto nivel de efectividad en el mundo real. Y en ausencia de datos, es muy difícil saber”, dijo Scally.

Recientemente, las autoridades chinas dijeron que están estudiando la posibilidad de mezclas las vacunas contra el coronavirus con el fin de aumentar la eficacia y protección del inmunizante.