En retrospectiva, hacía un año la izquierda chilena vivía su perfecta luna de miel, había logrado, a partir de manifestaciones, que se aprobara la redacción de una nueva Constitución en el país, que en la mente de todos parecía una apuesta segura.
Además, Gabriel Boric fue elegido presidente como un nuevo líder progresista que pintaba para ser el símbolo de los movimientos alternativos en la región. Sin embargo, hoy apenas quedan pedazos de los sueños que se planteó en algún momento la izquierda en Chile.
Gabriel Boric rompe récords de impopularidad para su corta estancia en el Palacio de la Moneda. Mientras que el proceso constituyente ha sido un fracaso, ya que los cambios que planteaba terminaron con que la población se incline masivamente por rechazar la nueva carta magna, según todas las encuestas del país.
El sondeo que mayor porcentaje le da a la opción de aprobar la nueva Constitución es de 48 por ciento, pero otros dicen que apenas llegaría a 37 por ciento, mientras que el rechazo oscila entre el 51 y el 62 por ciento. Si bien parecía que la población iba a votar por una carta magna renovada, las nuevas leyes que estipula hicieron que muchos se bajaran del barco y fueran al otro extremo.
Hay numerosas dudas y rechazos a la Constitución. En el ámbito económico, preocupa la facilidad para convocar huelgas sin motivo, la dificultad de despedir empleados, así exista una causa justa, la posibilidad de expropiar terrenos si el Estado los requiere y que serán pagados a un precio que el Congreso considere justo, sin tener en cuenta el valor de mercado.
También causan rechazo propuestas irreales y sin detalle de cómo se financiarán un nuevo sistema de salud, de pensiones y hasta de provisión de vivienda para toda la ciudadanía.
Ante esta crisis, Boric ha intentado lidiar con el desastre provocado por la Convención Constitucional, pero solo ha logrado ser denunciado de hacer campaña a favor de la nueva Constitución, algo que claramente no puede hacer.
Lleno de desespero, el presidente Boric planteó una serie de reformas que le haría a la nueva Constitución de llegar a ser aprobada, las cuales quitan un par de inquietudes que genera el texto, pero no logran solucionar el problema de fondo.
Es una carta magna que los chilenos no quieren que rija en el país por los serios riesgos que plantea, especialmente en materia económica. Boric se enfrenta ahora a varios escenarios de cara a un posible rechazo a la Constitución. El primero, que fue descartado por él mismo, es el de hacer un nuevo plebiscito, lo cual calificó como redundante y prometió respetar la voz del pueblo chileno si llega a negar la entrada en vigencia del texto.
La opción por la que más se decanta el mandatario es la de realizar una nueva Convención Constitucional que formule un nuevo texto, el cual pueda hacer sentir representados a la mayoría de los chilenos. Pero en ningún momento parece una opción realista que se mantenga la actual Constitución, ya que, para el mandatario, el pueblo chileno tomó una decisión en 2020, cuando votó para la redacción de la nueva carta magna.
“Toda obra humana tiene errores, sin embargo, creo que el proceso constituyente tiene más virtudes que defectos”, dijo en CHV el presidente acerca de lo que muchos chilenos consideran como graves errores que tiene el texto.
En una semana, Boric sabrá si la nueva Constitución logró una inesperada victoria o si el texto será rechazado y hará pensar a más de uno si valió la pena todo el largo proceso mediante el cual habrían llegado a un punto muerto.