Hace casi 10 años, Londres celebraba sus tan esperados Juegos Olímpicos, un evento multitudinario que congregó a más de 10.000 atletas. Sin embargo, hubo un hecho que lo hizo aún más especial.
La reina Isabel II protagonizó junto a Daniel Craig una simpática parodia emitida durante los Juegos Olímpicos de Verano de Londres 2012.
Pero, ¿de qué se trataba? En la ceremonia de inauguración se podía ver en un video que Bond, con su particular estilo, entra al palacio. Luego, ingresa a los aposentos de la reina y esta dice: “Buenas noches, señor Bond”, saludó la reina Isabel al percatarse de la presencia de James y de manera casi ceremonial y muy formal ambos se retiran.
Después se ve a la reina Isabel recorriendo los pasillos de Buckingham junto a James Bond (en este caso, papel que protagonizó Daniel Craig) para montarse en un helicóptero, sobrevolar Londres y después simular un salto desde un paracaídas con el que llegaba, impecable (como siempre) al estadio Olímpico.
Finalmente, la reina Isabel salió al palco del estadio en compañía de su esposo, Felipe de Edimburgo. Cabe resaltar que la reina mantuvo en secreto a su familia esta parodia olímpica con James Bond.
Un momento tan memorable que, incluso, a principios de este año, Craig contó los detalles de su reunión durante una aparición en ‘The Late Show’. El actor recordó específicamente una broma “muy divertida” que un miembro de la realeza hizo a sus expensas, según el diario The Independent.
En el programa también le preguntaron al actor que cómo era realmente la monarca en persona, a lo que el intérprete no dudó en contestar: “Muy divertida”.
“Le gusta soltar chistes, y soltó uno sobre mí. Íbamos a hacernos unas fotografías y ella saltó: ‘¡Oh, no, este es el que no sonríe!’ Bastante justo, he de decir”, se reía Craig al explicar dicho momento.
Además, también explicó que jugó durante un buen rato con los corgis de la reina, los perros consentidos que llevaban décadas acompañándola y que también aparecían durante el sketch. “Estuve tirado en el suelo con ellos la mayor parte del tiempo. Quiero decir, allí estaban. Creo que tienen sus propios mayordomos. Son muy amigables”, aseguró el actor.
Este singular y pequeño episodio, se quedó tan marcado en el corazón y en los ojos de millones de espectadores, que incluso, casi una década después la anécdota sigue recordándose. Y hoy, en homenaje a su muerte y recordando su peculiar sentido del humor, muchos de sus seguidores la han replicado.
Entre los comentarios destacados están:
@Maple_pls: Por lejos, la mejor intro de los Olímpicos modernos.
@DavidSo7986: Esa inauguración fue lo máximo.
@adavid_rr: ese día la reina saltó a la modernidad y se instauró en una nueva década como una monarca vigente. Voy a ver la inauguración de Londres 2012 ahora mismooo.
@Jhonferneyuribe: Una entrada jodidamente épica.
@JAmelioEsquivel: Un recuerdo genial.
La reina Isabel causa sensación con su actuación junto al oso Paddington en el gran concierto del jubileo de platino
Si en su jubileo de diamante, hace diez años, la reina Isabel II se atrevió a actuar en un breve clip junto con James Bond, encarnado por Daniel Craig, en el de platino ha vuelto a actuar compartiendo la escena con el oso Paddington.
Al inicio del Platinum Party at the Palace (Fiesta Platino en el Palacio), un multitudinario concierto por sus 70 años en el trono, tanto sus súbditos como los internautas quedaron con la boca abierta, al ver la reina representando una escena en la que toma el té en los salones de su palacio junto al popular oso Paddington minutos antes del concierto.
El oso se toma ciertas libertades, como beber el té directamente de la finísima tetera de la reina, la cual pone en peligro haciendo piruetas, ante las expresiones histriónicas de Isabel. Además, salpica con crema pastelera al rígido mayordomo de su majestad, quien muy tranquilamente dice: “never mind” (no importa).
Luego, los dos hablan de lo mucho que les gustan los sándwiches de mermelada. Paddington confiesa que siempre lleva una provisión extra bajo el sombrero, en tanto que la reina le confiesa que hace lo propio, pero en su célebre cartera Launer.
Al final, el oso la felicita por el aniversario y ella le agradece, antes de dar paso a una escena en que ambos imitan la música que suena a las puertas del palacio, repicando los cubiertos en el cristal.