A principios de este mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote en África del mpox (antes conocido como viruela símica o viruela del mono) como emergencia de salud pública de importancia internacional.
Por ahora, la mayoría de los casos se han detectado en la República Democrática del Congo, y varios países de África central y oriental. Recientemente, Suecia registró un caso de una variante más peligrosa, la primera de este tipo fuera de África.
Así, ha aumentado también la necesidad de una vacuna, algo de lo que, en el momento de redactar este artículo, la República Democrática del Congo aún no dispone. Japón y Estados Unidos se comprometieron a donar vacunas antes de septiembre, según el ministro de Sanidad del país africano.
La situación ha puesto sobre la mesa la desigualdad mundial que existe en el ámbito de las vacunas. Stuart Blume, catedrático emérito de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Ámsterdam, afirma que las empresas solo pueden obtener beneficios con las vacunas si el virus se convierte en “un problema” en los países ricos. “Nadie se va a hacer rico vendiendo vacunas a África”, indica a DW.
Empresas en lucha contra el mpox
Actualmente, solo existe una vacuna aprobada en todo el mundo contra el mpox, llamada MVA-BN, producida por la empresa biotecnológica danesa Bavarian Nordic, que a su vez vende la vacuna bajo las marcas Jynneos, Imvamune e Imvanex.
La vacuna japonesa LC16, fabricada por KM Biologics, obtuvo la aprobación nacional en Japón durante el anterior brote de mpox, entre 2022 y 2023. La OMS recomienda su uso, pese a no disponer de la aprobación reglamentaria mundial.
Otra vacuna es la ACAM2000, de la biofarmacéutica estadounidense Emergent BioSolutions, diseñada originalmente para combatir la viruela. Los expertos, incluida la OMS, apuestan por su eficacia contra el mpox. Para la viruela también existe OrthopoxVac, designada para su posible uso contra el mpox, de producción estatal rusa y solo aprobada por ese país.
¿Puede Bavarian Nordic satisfacer la demanda?
Bavarian Nordic recibió un pedido de más de 175.000 dosis de la Autoridad de Respuesta y Preparación para Emergencias Sanitarias de la Comisión Europea (HERA, por sus siglas en inglés) y dice estar en conversaciones con otros Gobiernos sobre posibles pedidos que se distribuirían en África. “Tenemos capacidad, pero necesitamos que la gente empiece a hacer pedidos”, recalcó Paul Chaplin, consejero delegado de Bavarian Nordic al diario económico británico Financial Times.
Bavarian Nordic afirma que puede producir 10 millones de dosis para finales de 2025, si hay suficiente demanda, y señala que está trabajando estrechamente con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (Africa CDC) “para garantizar el acceso equitativo”.
La aprobación reglamentaria también es un problema, como sucedió en la República Democrática del Congo, que no recibió vacunas durante el brote de 2022/23 debido a la falta de aprobaciones. Otros países actualmente afectados no han aprobado ninguna vacuna, lo que complica aún más su suministro.
¿Dónde está la rentabilidad?
La cotización de las acciones de Bavarian Nordic se ha disparado cerca de un 40 por ciento desde que se desató el reciente brote de mpox. Blume afirma que el beneficio es ahora un factor determinante. “En los años 60 y 70, la preocupación por la salud pública dominaba el campo de las vacunas. Con el neoliberalismo en los años 80, se convirtió en una cuestión de rentabilidad y retorno para el accionista”, sostiene.
El catedrático emérito de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Ámsterdam señala que la influencia geopolítica también juega un rol, y cita el ejemplo de los esfuerzos chinos y rusos durante la pandemia de COVID-19. Con el mpox, “es un poco como con el ébola”, dice. “El ébola existió durante años, y sólo cuando afectó al Norte Global alguien se interesó por desarrollar una vacuna”.
*De la DW