Frayan Toribio es el nombre de uno de los heridos que dejan las protestas que se vienen desarrollando en Perú en contra del desmesurado aumento en el costo de los combustibles y contra el gobierno de Pedro Castillo, y quien tras recibir el pasado sábado el impacto de un perdigón disparado por los miembros de la Policía Nacional de su país, tendrá secuelas irreparables.

Según detallan medios locales, el proyectil que le impactó en su cabeza el pasado 2 de abril le provocó, según detallaron los médicos, la pérdida total de su ojo derecho, y de momento no se descarta que también pierda parte de sus capacidades en el ojo izquierdo debido a la gravedad de las heridas, y a la deficiencia en su atención.

Pese a que el joven, de 27 años, pudo ser finalmente trasladado a Lima para ser intervenido y tratado por especialistas, sus familiares advierten que la atención que ha recibido el herido no fue lo suficientemente oportuna como para prevenir que el daño fuera mayor, rechazando a su vez la acción policial que derivó en la afectación de Frayan, y cuestionando el silencio que hasta el momento ha sido evidente de parte de las autoridades, elevando a estas un ingente llamado a que se haga justicia.

En ese mismo sentido, la familia de Frayan Toribio también se ha manifestado mediante las redes sociales, para buscar despertar la solidaridad de los peruanos frente al caso del que es víctima su familiar, añadiendo que no cuentan con los recursos necesarios para que el joven reciba el tratamiento adecuado tras las lesiones en sus ojos.

En declaraciones entregadas a medios de comunicación de su país, el señor Félix Toribio Rodrigo, padre del joven víctima elevó un llamado a las autoridades para que se haga justicia, y advirtió que hasta el momento no han recibido ningún apoyo de los funcionarios públicos, ni han conocido un pronunciamiento frente a la situación que, como en el caso de su familia, también aqueja a la de otros manifestantes que han resultado seriamente afectados, e incluso han fallecido en el marco de las protestas; cifra en la que se cuenta un menor de edad.

“Mi hijo ha perdido la vista y ningún ministro nos ayuda. Quiero justicia. ¿Dónde está el ministro de Salud, donde está ese Castillo? Por la culpa de Pedro Castillo mi hijo está inválido”, afirmó el padre de Toribio, en declaraciones recogidas por el diario La República de Perú.

El inicio del drama de los Toribio

Según recoge la prensa local, el caso de Frayan, quien se ha convertido en símbolo de la actual lucha social que se ha transformado de la protesta de los transportadores por el precio de los combustibles a un movimiento nacional que exige la renuncia de Pedro Castillo, comenzó el pasado 2 de abril en Huancayo.

Durante la jornada, el joven, que se desempeña como minero, decidió acudir, aprovechando que estaba de descanso, al coliseo Wanka, donde se presentaba una concentración de transportadores, para adherirse a la manifestación social; no obstante, esta se vio empañada por las confrontaciones con los policías, quienes efectuaron actos de represión, y en estos resultaron impactando, al parecer, con un gas lacrimógeno la cara del joven.

Ante la gravedad del hecho, el herido fue transportado a un hospital local, donde el personal médico advirtió que no contaba con las capacidades ni los especialistas para abordar el caso del joven, sugiriendo que este fuera trasladado a otra ciudad, pues el oftalmólogo solamente volvería a trabajar el día lunes.

Otras versiones entregadas a medios peruanos también señalan que la no atención al joven se habría debido a que este no contaba con una afiliación a los servicios de salud.

Finalmente, tras pasar una jornada a la espera de traslado, el joven fue remitido a la ciudad de Lima, donde una nueva traba se presentó para su oportuna intervención, pues una inflamación en su cráneo impedía que fuese intervenido para lograr salvar la visión de su ojo izquierdo.

Según recogen medios peruanos, pese a que el joven llegó el día domingo al hospital Almenara, este tampoco recibió una atención inmediata, y solo gracias a la presión social, y tras varias horas de permanecer en espera en una silla de ruedas, al joven le fue asignada una cama.

“Mi hijo ayer apenado con lágrimas me dijo que está arrepentido de asistir a la huelga”

En redes sociales, el padre de la víctima, el señor Félix Toribio Rodrigo, compartió algunas imágenes de su hijo a la espera de ser atendido, y contó algunos apartes del drama que como familia viven.

“Mi hijo no es delincuente, no es vago, como muchas personas lo van diciendo, hablando”, dijo el padre del afectado, advirtiendo que este es minero y actualmente trabaja en Arequipa, admitiendo de igual modo que, debido a las afectaciones derivadas del impacto del gas lacrimógeno, posiblemente perderá su empleo.

En su publicación, el padre de familia también apeló a la solidaridad de los peruanos, afirmando que uno de los principales obstáculos que tiene ahora para el tratamiento de su hijo es la falta de recursos.

“Apóyenme, por favor, con un granito de arena…”, escribió, entregando un listado de cuentas de ahorro a las que, quien lo desee, pueda efectuar donativos. “Oremos por mi hijo... que fue a una lucha de todos…”, puntualizó.

El de Toribio no es el único caso

Al igual que en el caso de Frayan, medios peruanos también reportan otro escenario similar vivido por un joven, también de 27 años, identificado como Erwin Romero Corilloclla, quien tuvo que ser remitido a una clínica en Huancayo, luego de que uno de sus ojos fuera impactado por un proyectil disparado por la Policía. En este caso, el ojo afectado es el izquierdo.

Sobre este otro herido, la prensa local recoge testimonios de familiares que explican que Romero, quien se desempeña como vendedor ambulante, resultó afectado el día sábado, cuando se halló en medio de una confrontación entre manifestantes y agentes de la policía, siendo impactado por un objeto disparado por estos últimos, y causando la pérdida total de su ojo.

Hasta el momento, además de las decenas de heridos que dejan las protestas en Perú, las autoridades han confirmado la muerte de cuatro personas, entre las que se cuenta un joven de 13 años, quien fue despedido por sus compañeros de colegio y familiares el pasado martes.