La crisis en Venezuela, lejos de ser un ‘imaginario’ se refleja en los testimonios de quienes han migrado en busca de mejores alternativas, fijando su mirada en lugares como Estados Unidos o Europa. Otros más han decidido quedarse, pero el panorama no dista para todos.
La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) compila en más de 7 millones las personas que debieron empacar sus maletas e irse a probar suerte en sitios, posiblemente hasta antes desconocidos para ellos, pero con esperanza y lucha por sobrevivir. De esa cifra, más de 6 millones están en varios puntos de América Latina.
Hasta mayo de 2023, Colombia albergaba a más de 2,4 millones de migrantes, siendo el país donde mayor gente intenta encontrar alternativas rentables de vida y también por la cercanía. De acuerdo con R4V le siguen Perú, Ecuador, Brasil, Chile, Argentina, Panamá, República Dominicana, México y Trinidad y Tobago.
El testimonio de una adulta mayor
En redes sociales se viralizó el testimonio de una adulta mayor quien, a sus 75 años, ha experimentado en ‘carne propia’ lo que significa sufrir por no tener nada para comer. Cuando hay algún alimento, por pequeño que sea, se convierte en una ‘luz de esperanza’, pero pronto se apaga cuando los platos vuelven a estar vacíos.
El caso de la mujer, de nombre María, fue compartido en TikTok por el ‘influencer’ @soyvidalve y ha conmovido al punto de alcanzar las 169.000 reproducciones. En medio de lágrimas, la señora contó cuál era su día a día y las necesidades económicas por las que estaba pasando.
“Tengo hambre, tengo mucha necesidad. Yo no aguanto el hambre que siento, me siento muy débil”, aseguró antes de decir que cuándo había la oportunidad podía comer “arroz solo, un poquito de requesón o unas verduras picaditas. Le doy a gracias al Señor Jesucristo porque gracias a él estamos sobreviviendo”.
Cuando el tiktoker le preguntó sobre lo que consideraba, en este momento, le hacía falta, no dudó en responder el alimento como la principal dificultad. “Siento hambre, como una debilidad en el estómago, eso a mí me pone mal”, agregó.
“Yo no quiero dinero”
Más que tener dinero (teniendo en cuenta la inflación que azota a Venezuela), confesó a @soyvidalve que sentiría un ‘alivio’ si la ayuda recibida fuera directamente en comida. “Yo no quiero dinero (...). Una arepita con sal (...). Yo no me puedo poner a comprar un frasco de salsa de tomate, mayonesa, aceite, nada de eso puedo”.
La señora María afirmó no recordar el tiempo cuando podía comprar, quizás con un poco de solvencia, bienes de primera necesidad. “Desde hace mucho no sé lo que es un refresco”, admitió. Posteriormente; el ‘tiktoker’, quien frecuentemente comparte situaciones similares, abrió el baúl de su vehículo y le mostró varios productos como masa para hacer arepas.
En ese instante, la adulta mayor no pudo contener las lágrimas, mientras observaba la cantidad de comida. “Gracias a Dios, gracias por esos alimentos. El Señor es grande y poderoso”, agregó al reiterar que a veces había días en los cuales no probaban bocado junto a su hijo y hermano.
El gesto de ese joven influencer fue resaltado en redes sociales y fueron miles los comentarios tanto de agradecimiento para @soyvidalve como cuestionamiento al Gobierno por la necesidad a la cual están expuestas un sinnúmero de personas en el vecino país.
“Dios te bendiga por tan bonita labor”, “Las personas de la tercera edad son las más necesitadas. Gracias por ayudarla”, “Dios mío, que se vaya este gobierno. No le importa las necesidades que estamos padeciendo”, “Lloré de ver la felicidad de ella”.