Cuando daba un discurso en Nara, una ciudad ubicada al oeste de Japón, el ex primer ministro de ese país, Shinzo Abe, fue atacado con un arma de fuego y posteriormente perdió la vida, según informaron medios locales.
Para muchos Abe marcó época en el país asiático, pues se le veía como alguien carismático, directo y con un atractivo popular similar para los votantes.
Se desempeñó como miembro de la Cámara de Representantes de Japón, y tuvo una amplia trayectoria en el Partido Liberal Democrático, donde fue director del Comité de Salud y Bienestar y de la División de Asuntos Sociales, subsecretario de gabinete, secretario jefe de gabinete y primer ministro de Japón.
Abe se hizo conocer en el extranjero por su estrategia de reactivación económica, conocida como los “abenomics”, lanzada a partir de 2012, en la que mezclaba flexibilización monetaria, masiva reactivación presupuestaria y reformas estructurales.
Durante su gestión como primer ministro japonés logró un gran acercamiento con China y fue apoyado por la gente con su línea dura sobre Corea del Norte.
En 2013, de acuerdo con CNN, fue a un santuario de guerra en Tokio, por lo que fue criticado por los países vecinos.
Específicamente estuvo en el Santuario Yasukuni el cual es considerado por China, Corea del Norte y Corea del Sur como un símbolo del pasado militar imperial de Japón.
Posteriormente, en 2015, durante la conmemoración del 70 aniversario de la Segunda Guerra Mundial, mostró su remordimiento por la participación de Japón en la guerra, aunque no se disculpó nuevamente, y dijo que las generaciones siguientes tampoco deberían seguir pidiendo perdón.
También fue el primero en su cargo en ir a Pearl Harbor con un presidente de Estados Unidos.
En 2018 fortaleció las relaciones de Japón con China cuando habló por teléfono con el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, sobre lo que ocurría en la península de Corea. Fue la primera vez que hablaron ambos mandatarios.
Y en agosto de 2020 renunció a su cargo argumentando problemas de salud con la colitis, por lo que explicó que necesitaría tratamiento continuo.
Estirpe de políticos
Abe se preparó desde muy joven para ejercer el poder, marcado por la historia familiar de dos generaciones de dirigentes políticos antes que él.
La gran ambición de Abe era revisar la Constitución pacifista japonesa de 1947, escrita por el ocupante estadounidense, y jamás enmendada desde entonces.
Abe deseaba que se admitiera constitucionalmente la existencia de un ejército nacional en lugar de las actuales “Fuerzas de autodefensa” japonesas. Y ello pese a que la Constitución estipula que Japón renuncia para siempre a la guerra.
Este conservador explicó en ese momento que desea un Japón capaz de defenderse militarmente sin arrastrar indefinidamente la carga del arrepentimiento frente a China y Corea del Sur, dos países que estuvieron ocupados por tropas niponas.
En todo caso, bajo Abe, las relaciones de Japón con Corea del Sur se degradaron considerablemente, mientras que las de China mejoraron de forma ostensible.