En diciembre de 2022, Dina Boluarte asumió como presidenta del Perú luego de haber sido durante año y medio la vicepresidenta del cuestionado Pedro Castillo. Ella no era tan cercana al mandatario de izquierda ni política ni ideológicamente, y él intentó un autogolpe de Estado en medio de escándalos de corrupción y un Gobierno inestable e impopular.
Con la crisis política, Boluarte, quien había tenido una trayectoria política más que discreta, se posicionó del lado de la institucionalidad y abandonó a Castillo, que terminó en la cárcel en medio de un intento de escape al exterior para evadir a la justicia. El Congreso peruano le dio su aval a la mujer de entonces 60 años y prometió cumplir lo que restaba del mandato de cinco años, a pesar de haber hecho intentos de un posible adelantamiento de elecciones.
Si bien no fue elegida democráticamente, Boluarte se convirtió en la primera mujer presidenta del Perú, pero con su llegada tuvo que tratar con las protestas de los grupos de izquierda que respaldaban a Castillo.
Esas manifestaciones fueron violentas y terminaron con un saldo de 57 civiles muertos, en medio de duras acusaciones contra la mandataria por violación de derechos humanos, que nunca prosperaron. Desde entonces, aun cuando la crisis política se ha alimentado por el deseo de nuevas elecciones y la impopularidad de Boluarte, el país vivía en medio de cierta tranquilidad.
Sin embargo, esta situación se rompió hace un par de semanas con la revelación del caso conocido como Rolexgate. El escándalo comenzó cuando el medio La Encerrona publicó un informe con decenas de fotografías de la presidenta peruana con lujosos relojes valorados en miles de dólares.
El más famoso de la colección de al menos 14 relojes de Boluarte era uno de la marca Rolex hecho en acero y oro rosa. El precio de este artículo es de 14.775 dólares (alrededor de 55 millones de pesos colombianos). Para muchos, este tipo de lujos para la presidenta no es fácil de explicar con un sueldo de apenas 4.000 dólares mensuales (unos 15 millones de pesos).
Además, la polémica surge porque supuestamente uno de los relojes habría sido regalado por el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, condenado por corrupción en 2015; luego del presente que habría dado a la presidenta, le aumentaron el presupuesto a su región. “El presidente tiene que registrar los regalos que recibe. La ley dice que los regalos son institucionales y no personales y deben registrar quién se los dio. Evidentemente, los regalos que generen conflicto de interés no se pueden recibir”, manifestó Clara Elvira Ospina, periodista colombiana radicada en Perú, a SEMANA.
Dina Boluarte ha intentado defenderse pobremente. Primero dijo que el reloj era “fruto de su trabajo”, a pesar de que los precios no concuerdan con sus ingresos. Luego, que era una reliquia y un regalo, pero el artículo tiene menos de diez años de haber salido al mercado. Finalmente, afirmó que lo usa muy pocas veces, pero, según las fotos que han salido a la luz, desde que llegó a la presidencia lo ha empleado en al menos 25 apariciones públicas.
Ya con las investigaciones judiciales y periodísticas se dio a conocer que son al menos tres relojes Rolex que posee la mandataria. Además, el medio de comunicación Hildebrandt en sus Trece reveló que la presidenta estuvo buscando relojes falsificados para hacerlos pasar como los reales, en lo que ha sido calificado como una obstrucción a la justicia.
Asimismo, ha evadido las citaciones de la justicia y evitado que peritos puedan revisar la autenticidad de los relojes y joyas. Todo esto, mezclado con argumentos de defensa contradictorios y evasiones a culaquier diligencia, programando eventos y encuentros que no estaban en su agenda en primer lugar y luego termina faltando a ellos para reunirse con cuestionados aliados políticos.
“Se abrió un frente que no tenía abierto, que es el de la idea de que es corrupta. Tenía críticas por ser negligente, ambiciosa de poder, por la represión de las protestas. Pero no era como ‘esta es una corrupta más’. Ese no era un tema. Sin embargo, ahora con los relojes y la situación de unos depósitos en su cuenta se ha abierto esa puerta”, afirmó la periodista colombiana.
Con estos descubrimientos, las autoridades judiciales allanaron la vivienda de la presidenta y escudriñaron en sus cuentas personales, generando aún más dudas. Fuera del Rolex y los relojes no declarados (una obligación ante la ley), Boluarte tiene una pulsera Cartier de más de 56.000 dólares (211 millones de pesos) y joyas personales por valor de más de 500.000 dólares (casi 1.900 millones de pesos).
“Finalmente, la imputación también se ha ampliado a los depósitos de origen desconocido de un millón cien mil dólares en sus cuentas bancarias. Sin embargo, hay que precisar que se requerirá en la investigación a esos depósitos que pudieran ser únicamente en el periodo en que la señora presidenta desempeñaba el cargo de ministra de Estado”, dijo Juan Carlos Villena, fiscal de Perú, en una declaración pública.
Además de la investigación judicial, se abrió un proceso en el Congreso para llevar a cabo la vacancia del cargo y destituir a Boluarte de la presidencia. Pero tras los votos en el recinto no hubo la cantidad suficiente para sacarla del cargo. Expertos aseguran que la negativa del Parlamento para destituirla se debe a que en caso de un adelanto de elecciones también tendría que escogerse un nuevo Congreso y los parlamentarios se estarían aferrando a sus cargos.
El escándalo llegó a tal punto que seis de los ministros decidieron renunciar. Entre ellos estaban quienes encabezaron las carteras del Interior, la Mujer, Educación, Desarrollo Agrario, Producción y Comercio Exterior. Boluarte tuvo que nombrar reemplazos en tiempo récord y recibir el visto bueno del Congreso, que ha servido para validar la mayoría de las propuestas de la presidenta.
Ahora el panorama es más que complejo para la impopular mandataria peruana. Según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, solo el 8 por ciento de los ciudadanos la respaldan y tan solo el 5 por ciento apoya al Congreso, el cual soportó a Boluarte en medio del escándalo. Mientras tanto, parece que políticamente estará blindada por un tiempo, ya que, si bien aún tendrá que responder ante el Congreso en debates públicos, por un tiempo no podrán sacarla del poder y no existe la voluntad de que se vaya del cargo.
“No es fácil caer más bajo. Ella ha utilizado permanentemente este mensaje: ‘Es del pueblo, que es de la sierra, que es una mujer como las demás’. Entonces, si en algún momento hubo alguien que le creyó, ahora, viéndola con estos lujos y con esta actitud, pues ha perdido el resto del apoyo que tenía. Esto la ha golpeado muchísimo”, dijo Clara Elvira Ospina.
De igual manera, a pesar de lo vergonzoso que pueden resultar para la presidenta las indagaciones de la justicia en su vida personal y en sus cuentas bancarias, saldría bien librada, pues la Fiscalía peruana puede investigarla, pero no acusarla.
“Es posible que sea corrupta, entonces, esa es la gran derrota en términos políticos. Pero no veo que haya una posibilidad de que el Congreso tome ninguna decisión en su contra, a menos que algo muy grave aparezca. Por ahora, el Congreso está en mantenerla, y la Fiscalía puede avanzar, y va a seguir avanzando, en el caso. Pero la presidenta tiene una protección constitucional”, puntualizó Ospina sobre lo que puede venir para la mandataria.
Se espera que su imagen y credibilidad sigan en picada. Dina Boluarte y su lujosa colección de relojes tendrán otros 15 minutos de poder para intentar sobrevivir lo que resta de su mandato, el cual terminaría en julio de 2026.