Más de 200 años después, y tras polémicas sobre el hecho, este 2023 le regresó la voluntad al hombre que fue conocido como el “gigante de Irlanda”, Charles Byrne, quien a pesar de haber dejado explícitamente dicho que no quería ser parte de un museo o que sus restos fueran estudiados por curiosidad científica, tras su muerte y por haber medido más de 2 metros de alto, las autoridades de la época decidieron exponer su esqueleto, pero esto acabó en este enero.

A través de un comunicado del Royal College of Surgeons of England, se indicó que el esqueleto de Charles Byrne ya no será más parte de la Hunterian Collection, misma que lo mantuvo, en contra de su voluntad pero a favor de la ciencia, en una vitrina comparando su tamaño contra el de un adulto promedio.

El hombre pidió que sus restos no fueran expuestos en museos. Imagen tomada de: Twitter: @ancientorigins | Foto: Twitter: @ancientorigins

Pues bien, Charles Byrne tuvo una corta vida, vivió solamente 22 años. Nació en Irlanda del Norte en 1761 y llegó a medir 2.31 metros, lo que causaba una gran curiosidad científica en la época, puesto que los conocedores de medicina no tenían idea de lo que hacía que este hombre llegara a ser tan alto, sin embargo, tras más de 200 años después de su muerte, este mismo instituto reveló cuál fue la causa que llevó a este hombre a desarrollarse de tal forma.

“Byrne tenía un tumor benigno no diagnosticado en la glándula pituitaria, un adenoma, que le provocaba acromegalia y gigantismo. Vivió con estas condiciones y llegó a medir 7′7′' (2,31 m) de altura. En los últimos años de su vida se ganaba la vida exhibiéndose como el ‘Gigante Irlandés’”, indicó el Royal College en su misiva.

Y agregó: “Murió en 1783 y se ha dicho que para evitar que su cuerpo fuera incautado por los anatomistas quiso ser enterrado en el mar”, resaltando lo fuerte que era la convicción del hombre para no continuar siendo una “atracción” luego de su muerte, sin embargo, el Royal College continuó indicando que fue el reconocido cirujano John Hunter, quien pagó para obtener los restos de Byrne.

“Antes de que Byrne pudiera ser enterrado, Hunter intervino y pagó a los amigos de Byrne 500 libras esterlinas por su cuerpo. Tres años más tarde, Hunter exhibió el esqueleto de Byrne en su museo de Leicester Square y parte de él se muestra en el fondo del retrato de Hunter de Sir Joshua Reynolds”, resaltó el comunicado sobre los acontecimientos que llevaron a la exposición del cuerpo óseo del “gigante de Irlanda”.

Entre tanto, las disposiciones del Royal College indicaron que desde este enero “el esqueleto de Charles Byrne no se exhibirá en el nuevo Museo Hunterian”, sin embargo, no se le dará la correspondiente sepultura, como era de esperarse, sino que el cuerpo continuará siendo propiedad de la Hunterian Colletion y será utilizado para el estudio de acromegalia y el gigantismo.

Byrne pidió que se le enterrara en el mar para que nadie pudiera tener acceso a su cuerpo. Tomado de Twitter: @fredbrain (API) | Foto: Twitter: @fredbrain (API)

Descubren una prehistórica y enorme flor

Científicos del Museum für Naturkunde de Berlín y de la Universidad de Viena han encontrado la flor más grande descubierta hasta ahora en ámbar, de casi tres centímetros de diámetro.

Esta flor y su polen fueron encerrados y conservados en resina hace unos 38-34 millones de años y es unas tres veces mayor que la mayoría de las inclusiones florales.

El ámbar es como una cápsula del tiempo: conserva con increíble detalle inclusiones de plantas y animales de millones de años. Las inclusiones vegetales en ámbar son especialmente raras, pero extremadamente valiosas para la ciencia. Permiten reconstruir la vegetación durante varios periodos de la historia de la Tierra y comprender la flora de los llamados bosques de ámbar.

Flor que existió hace 100 millones de años y fue descubierta conservada en ámbar en Gondwana. | Foto: DPA vía Europa Press

La inclusión floral de este estudio está encerrada en ámbar báltico y procede del mayor yacimiento de ámbar del mundo, situado en Kaliningrado, en la costa del mar Báltico. La flor se describió hace más de 150 años como Stewartia, un género que pertenece a la familia del té (Theaceae). Sin embargo, en los años siguientes, esto se consideró dudoso.

En general, las inclusiones de ámbar de flores son de unos pocos milímetros de tamaño y solo en raras ocasiones, mayores de 10 mm. Aún se desconoce qué procesos pueden limitar el tamaño de las inclusiones vegetales. Sin embargo, se sugiere que, en función de la tensión superficial y la viscosidad de la resina, es probable que los órganos vegetales más pequeños queden retenidos más fácilmente que los grandes.

Los científicos descubrieron numerosos granos de polen desprendidos por los estambres de la flor de ámbar. “Es muy excepcional encontrar una flor tan grande en ámbar, con los estambres en el punto perfecto de estar justo abiertos para liberar su polen mientras la flor estaba retenida por la resina”, dice en un comunicado Eva-Maria Sadowski, investigadora del museo berlinés y coautora del hallazgo.