Miami siempre ha querido consolidarse como un centro financiero y comercial internacional desde la privilegiada esquina que ocupa en la costa este de Estados Unidos.
Sin embargo, las actuales condiciones económicas de la llamada Capital del Sol no están favoreciendo ese gran objetivo y más bien están haciendo revertir los logros que a la ciudad le tomó décadas conseguir.
Varios hechos sin precedentes así lo demuestran. Para comenzar, mientras que en un pasado no muy lejano el gran sueño de muchos era tener una propiedad en la ciudad, tanto por estatus como por ser una excelente inversión, hoy muchos están prefiriendo otros destinos, en tanto que los residentes y propietarios se están viendo obligados a abandonar la ciudad, según el Wall Street Journal.
Lo anterior debido al aumento de los costos inmobiliarios y a que el mercado laboral no ha logrado todavía salir de la crisis en que lo sumió la pandemia del covid-19.
Un éxodo masivo
Así, causaron asombro cifras reveladas recientemente por la Oficina del Censo de Estados Unidos, de acuerdo con los cuales, entre 2020 y 2022, Miami-Dade, el condado más grande de Florida, perdió a 79.535 personas, a causa del éxodo hacia otras partes del estado u otros lugares de Estados Unidos.
Ese dato, de acuerdo con el Banco de la Reserva Federal de St. Louis, indica ni más ni menos que Miami-Dade tuvo su primera pérdida de población desde 1970, a pesar de que la afluencia de inmigrantes compensó un poco la estampida de residentes.
La situación de Miami-Dade se ve más dramática, si se compara con la de Florida, que atrajo más habitantes entre 2021 y 2022 que cualquier otro estado de la unión.
El panorama que tiene a tantos empacando maletas para buscar mejores condiciones se hace patente en el hecho de que, en los últimos tres años, los precios de las viviendas en Miami han visto un incremento del 53 por ciento.
Según el Journal, ello representa la segunda alza entre los principales mercados de vivienda después de Tampa, también en Florida.
Por el lado de los arriendos, la situación tampoco se ve tan halagüeña, debido a que han experimentado una subida del 27 por ciento en el último cuatrienio.
Hay quienes podrían preguntarse cómo se produjo esto si la población ha disminuido, pero lo cierto es que otro problema que afronta Miami es la escasez de viviendas disponibles y a precios cómodos.
De todas maneras, la ciudad sigue siendo un dinámico centro de actividades, dijo el periódico neoyorquino, según el cual Miami está creando nuevos negocios a un ritmo que no se había observando antes en su historia.
Eso equivale a decir, por ejemplo, que la tasa de desempleo en Miami-Dade está muy por debajo del promedio de Estados Unidos y eso que la recuperación total aún está por llegar
Paradójicamente, ello también amenaza con convertirse en otro motivo para que más personas quieran abandonar la ciudad y de que menos quieran vivir allí.
El Wall Street Journal toma el ejemplo de ciudades como San Francisco y Nueva York, verdaderos emporios financieros y tecnológicos del país.
Ese auge, impulsó los empleos con salarios muy altos y por extensión estilos de vida elevados, que hicieron subir el costo de vida.
Pero no todos pueden darse los lujos de los acomodados ejecutivos, de modo que la clase trabajadora empezó a optar por sitios más baratos donde vivir. Eso podría suceder también en Miami.
La plata no alcanza
Testimonio recogidos por el Journal expresan que personas que vivían cómodamente en Miami con buenos sueldos, de 70.000 a 150.000 dólares, empezaron a verse a gatas al final del mes.
Para le periódico habló José Pérez, quien contó que ante la ola alcista en Miami vendió la casa que tenía allí, por 800.000 dólares, y se compró una con las mismas condiciones, en Ocala, ciudad al centro de Florida, por 297.000 dólares.
El diario local, Miami Herald, también ha publicado artículos detallando la delicada situación y en uno de los más recientes reportó otro aspecto que está desestimulando a los residentes y es la baja en la calidad de vida.
Miriam Merino, una cubana que llegó con su familia tras la toma del poder por parte de Fidel Castro, le declaró al diario que vendió sus dos propiedades en Miami-Dade por un millón de dólares y se fue a vivir a Costa Rica.
Un factor que le desencantó fue el efecto que ha tenido sobre la ciudad la llegada de nuevos habitantes. “El tráfico se volvió imposible. Las personas que entraron son irrespetuosas. Los desarrolladores obtienen lo que quieren. Miami-Dade se convirtió en un pueblo pirata. El que tenga más dinero, gana”, concluyó.