La región de Kazaja de Almaty no es muy conocida y menos sus estepas. Además, no es el lugar más atractivo, sobre todo en invierno; sin embargo, un fenómeno inusual ha atraído a muchos turistas últimamente.

Se trata de una torre de hielo de 14 metros de altura que arroja continuamente agua que se convierte en hielo casi al instante. Esta insólita figura está situada entre las aldeas de Kegen y Shyrganak, en medio de una meseta nevada.

La particular estructura parece un volcán en miniatura, sólo que en lugar de lava caliente, escupe agua. El mágico espectáculo se ha hecho bastante popular tanto en los locales como en los seguidores de Instagram, los turistas y los influencers que buscan fondos especiales para sus publicaciones en las redes sociales.

Este volcán de hielo es el resultado de un manantial subterráneo que arroja agua durante todo el año. En verano, provoca una floración de vegetación verde en decenas de metros a su alrededor, pero en invierno, cuando las temperaturas bajan de cero, el agua se congela creando el cono del volcán de hielo. Además, sigue rociando agua a su alrededor, creando una pista de hielo natural.

Cabe destacar que las fotos y vídeos del volcán de hielo de Almaty se hicieron virales recientemente en las redes sociales, atrayendo a un gran número de visitantes a las estepas, que de otro modo serían estériles. Es tanta la curiosidad de las personas que algunos condujeron durante varias horas sólo para ver la extraña formación natural en vivo y en directo.

Por su parte, los lugareños dicen que este es el primer año en que el volcán realmente mana agua, ya que en años anteriores sólo había un cono de hielo más pequeño y vacío.

¿Cómo es un volvan de hielo?

Miles de años después de la erupción de un volcán, la zona situada debajo de él aún permanece caliente. Estas cámaras magmáticas transmiten el calor a las diferentes bolsas de agua que se forman en el subsuelo tras filtrarse desde la superficie.

Luego, llega un momento en el que el agua entra en ebullición y las burbujas de vapor suben hacia el exterior hasta que se topan con el agua fría de la parte superior del conducto, que actúa como barrera de contención.

Al final, la presión del agua caliente rompe la tensión superficial y explosiona saliendo fuera del géiser en forma de chorro. Tras extinguirse la presión de agua, el mismo decrece y el ciclo se repite. Su singularidad es que puede hacerlo al cabo de unos segundos, minutos u horas, según la Fundación Aquae.Org.

En contexto, los géiseres son fenómenos poco habituales debido a que su formación requiere determinadas condiciones hidrogeológicas que sólo se dan en algunos puntos del planeta. Estas zonas se caracterizan por haber producido actividad volcánica en el pasado y donde coincide la presencia de rocas sometidas a altas temperaturas por el magma del interior de la Tierra, agua subterránea y una red de conductos con una salida a la superficie.

Existen dos tipos de géiser: los de fuente, que explosionan de forma violenta y en serie en estanques de agua; y los de cono, que expulsan un chorro continuo de agua durante unos segundo o minutos a través de un pequeño montículo, de forma parecida a las erupciones volcánicas.