Oficialmente, los talibanes controlan un tercio del país y casi todas las fronteras. Mientras que el gobierno afgano apoyado por los americanos, a duras penas tiene el 57 % de su territorio, porcentaje que se viene reduciendo cada día que pasa ante un avance talibán inminente. Ante el fracaso venidero, Estados Unidos ha retirado casi la totalidad de sus tropas. Austin Miller, general americano que dirigía la guerra, cedió el control al ejército nacional de ese país, dando la estocada final de la retirada. A pesar de esto, se mantiene un apoyo externo constante a las fuerzas afganas.

Un carro bomba explotó en un bazar de Peshawar y causó más de cien muertes en octubre de 2020. Un ataque a una sede de Naciones Unidas en Kabul demostró la fortaleza de los talibanes.

Una de las grandes cabezas apoyando las operaciones en oriente medio es el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, que esta semana reconoció el impulso de los fundamentalistas, pero también que “su victoria no está ni cerca de estar asegurada, las tropas afganas están consolidando sus fuerzas para proteger esos grandes centros urbanos”. Casi como respuesta, los insurgentes dijeron que controlan el 90 % de las fronteras y más de la mitad de los 400 distritos del país.

Los talibanes se están apoderando de territorios, tomando los cruces fronterizos y rodeando ciudades. Su éxito ha puesto a prueba la moral del ejército afgano, ya golpeado por años de bajas sorprendentemente altas, y más recientemente, por la decisión de las fuerzas internacionales lideradas por Estados Unidos de irse del país. Aunque el ejército afgano ha sido entrenado por esas fuerzas y las estimaciones muestran que supera con creces en número a los talibanes, Milley dijo que las cifras no son todo lo contundentes que se necesita para ganar una guerra.

Soldados afganos patrullan fuera de su base militar en las afueras de Kabul, Afganistán, el domingo 9 de mayo de 2021. Para el 11 de septiembre de 2021, a más tardar, las fuerzas estadounidenses y aliadas restantes de la OTAN abandonarán Afganistán, poniendo fin a casi 20 años de participación militar. . También se está retirando el apoyo aéreo estadounidense en el que se ha basado el ejército afgano para evitar los posibles ataques de los talibanes que cambiaron el juego, desde que asumió el mando de la guerra de manos de Estados Unidos y la OTAN en 2014 (AP Photo / Rahmat Gul). | Foto: AP

De todos los escenarios posibles, lo más probable es que los talibanes terminen tomando el poder. Según análisis de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, entre seis y doce meses tardará el Talibán en llegar a tomar el país en su totalidad. Con este panorama, el régimen oficial de Ashraf Ghani ha instado a los talibanes a llegar a un acuerdo de paz, aunque rechazó la polémica propuesta de formar un gobierno interino que incluya a los insurgentes, propuesta que tiene apoyo estadounidense. A pesar de la cierta voluntad del presidente Ghani, esta semana el palacio presidencial fue víctima de un ataque terrorista con tres cohetes en lo que se cree que puede ser una respuesta al llamado de 15 embajadas afganas que han pedido ayuda internacional para detener el avance de los talibanes.

Por ahora, parece que si bien la victoria del Talibán parece inevitable, la consecución de un acuerdo de paz no es descabellada. Pero la retirada casi total de Estados Unidos solo ha sido una estocada final a un conflicto que en algún momento se pensó que tendría final, pero que con los años se terminó revirtiendo y mostrando que fue un error desde el principio.

El presidente Joe Biden mostró su negatividad con el conflicto afgano recientemente. ”Ninguna nación ha unificado nunca Afganistán. Hay imperios que han ido allí y no lo han conseguido”, dijo el mandatario. Por ahora, desde Norteamérica mantienen su posición clara, apoyarán todo lo que puedan desde afuera, pero no volverán a Afganistán de ninguna manera. No solo por ser el conflicto más caro de la historia con un gasto de más de un billón de dólares, también ha mostrado ser Afganistán una segunda Vietnam al ganarle una guerra a los americanos. La derrota estadounidense ya es más que definitiva, queda esperar bajo qué condiciones será.