¿Qué haría usted si al cambiar el pañal de su bebé encuentra que este está lleno de sangre?, este fue el panorama que se encontró una mujer identificada como Sarah Regan en Australia cuando, en medio de las labores de preparación habituales de su hija de tan solo nueve meses de edad, identificada como Bidie, notó que este estaba manchado de rojo.
Asustada, según recuerda la madre de familia en declaraciones a medios internacionales, decidió acudir al pediatra, pues no daba crédito a lo evidenciado, y allí, ante la mirada también incrédula del especialista, decidieron emprender una serie de exámenes para determinar las causas de la hemorragia que estaba sufriendo la menor, quien se había comenzado a quejarse de dolores abdominales.
En medio de los múltiples exámenes, los expertos diagnosticaron a Bidie con una condición llamada ‘pubertad precoz’, lo que sugería que la razón por la que la madre había encontrado el pañal manchado de sangre, era porque la niña había experimentado su primera menstruación.
Según detallan medios internacionales, la menor, que ahora tiene dos años, había sometido a una serie de estudios, entre los que se destacaban pruebas hormonales, ecografías y otros, que permitieron determinar que ella era objeto de la extraña condición que la había llevado a desarrollarse de manera temprana.
Sobre la patología, expertos han precisado que esta se traduce en la aparición temprana de signos que dan cuenta de la llegada anticipada a la pubertad, en un tiempo incluso muy previo a las medias catalogadas como normales o standard, lo que a su vez, según detalla la investigadora pediátrica Temboury Molina, en declaraciones recogidas por medios internacionales, también significa un aceleramiento en el proceso de crecimiento óseo, y en el desarrollo anticipado de las zonas genitales y mamarias.
En ese sentido, pese a que la menor, al momento del inicio de los estudios, tenía una edad de nueve meses, su estructura ósea correspondía al de una menor de 18 meses; año y medio, según explican los expertos.
Hasta el momento, la menor permanece en constante observación, pues debido a su temprana edad, aún es imposible determinar si, en medio de su ahora ciclo menstrual, la menor también evidencia otros síntomas propios de los cambios hormonales habituales en las mujeres, tales como las modificaciones de humor, dolores de cabeza, y sobre todo dolores asociados a la situación.
En ese mismo sentido, también ha trascendido que la menor presenta solo un crecimiento acelerado de sus órganos internos, y que, de momento, no se presentan algunos otros síntomas asociados a la etapa del desarrollo, tales como el surgimiento de vello público o incluso el crecimiento de algunas partes de su cuerpo como sus senos, información que a su turno ha suministrado la madre de Bidie a medios internacionales que dan cuenta del extraño caso.
En ese marco de observación permanente y controles periódicos, la familia de la niña también ha tenido que someterse a una serie de exámenes regulares que permiten ir dando cuenta de la evolución del proceso de desarrollo de la niña, en el marco de un tratamiento en el que aún no se ha hecho evidente si la niña necesitará o no de la intervención de una terapia hormonal para suspender el desarrollo, y posteriormente volverlo a activar, con el fin de que los otros procesos de crecimiento no se vean limitados o supeditados a ello.
La madre se ha manifestado, en declaraciones entregadas a medios internacionales, interesada en que su hija logre, pese a su condición de desarrollo prematuro, llevar una niñez dentro de lo posible normal, manifestándose consciente de algunos de los retos a los que se verá abocada la menor en el proceso.