Días después de que Rusia fuera catalogado como un “país promotor del terrorismo” por el Parlamento Europeo, la Otan le lanza un duro dardo. El presidente ruso Vladimir Putin quiere “usar el invierno como arma de guerra” en su campaña en Ucrania, afirmó este martes el jefe de la Otan Jens Stoltenberg en Bucarest antes de un encuentro de ministros de Relaciones Exteriores de la Alianza Atlántica.
“Tenemos que estar preparados para más refugiados cruzando al resto de Europa”, como resultado de “los ataques deliberados” de Rusia “contra servicios críticos, calefacción, luz agua y gas” en Ucrania, afirmó Stoltenberg. Además, han pedido que los 27 países del continente acompañen dicha denominación contra la nación dirigida por Vladimir Putin, que completa ya nueve meses invadiendo territorio ucraniano.
El poder destructor de Rusia sobre su vecino ha sido enorme. “La destrucción de infraestructuras civiles y otras violaciones graves de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario constituyen actos de terror contra la población ucraniana y crímenes de guerra”, dijo la resolución del Parlamento Europeo que tomó esa decisión esta semana.
Mientras tanto, las cosas no parecen mejorar en Ucrania. Durante la última semana, Rusia ha aumentado su ofensiva, bombardeando infraestructuras, centrales eléctricas, militares y hasta zonas residenciales con total impunidad. Un ataque con misiles impactó en la sala de maternidad del hospital de Vilniansk, causando la muerte de un recién nacido, y otro mató a dos ciudadanos en la ciudad de Kupiansk.
De igual manera, Rusia volvió a bombardear Kiev después de meses en que la capital ucraniana no había sido atacada. A punta de misiles operados por drones, el ejército de Putin dejó tres personas muertas y al 70 % de la población de la ciudad sin electricidad. Además, por los ataques, buena parte de la población está sin servicio de agua. Todo parece una nueva estrategia del Kremlin para atacar a la población indirectamente, dejándola sin servicios públicos de vital importancia en pleno invierno.
Pero Rusia parece querer que el conflicto escale a un nuevo nivel, pues, según fuentes militares dadas a conocer a medios internacionales, Putin estaría a punto de anunciar un nuevo reclutamiento masivo de ciudadanos para llevarlos a las filas militares en Ucrania. A pesar de que las tropas de Volodímir Zelenski han recuperado territorios clave, el Kremlin se muestra tranquilo y confiado de lograr la victoria militar.
Por su parte, los soldados rusos no pasan por su mejor momento. Han trascendido testimonios de que el gobierno de Putin los tiene totalmente abandonados en el frente. Las madres de los soldados reclutados hablaron con el diario británico The Guardian y manifestaron que los reservistas han sido desatendidos e ignorados por Rusia. Cualquier queja o protesta contra el régimen es duramente reprimida.
El fin de la guerra no se ve cercano. Ucrania ha dicho que está en disposición de diálogo, pero solo bajo sus condiciones y en el momento en que ellos quieran hacerlo. Además, dicha posibilidad no es muy realista de ninguno de los dos lados de la confrontación. Mijailo Podoliak, asesor de Zelenski, declaró: “Negociar con Rusia sería equivalente a rendirse”, y afirmó que cualquier ofrecimiento de alto al fuego es una trampa para luego preparar una nueva ofensiva.
Estados Unidos ha intentado presionar a Ucrania para que se siente a negociar con Putin, pero el gobierno de Zelenski respondió con dureza: “Recientemente, ha habido mucha especulación en los medios sobre las negociaciones con Rusia (...). Solo Ucrania determinará cuándo y cómo negociar con el agresor. No habrá acuerdos sobre Ucrania sin Ucrania”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Dimitro Kuleba.
La guerra en Ucrania está más estancada que nunca, los frentes parecen agotados y, a pesar de las reconquistas de las tropas de Zelenski, realmente no está cerca ninguna de las tres opciones: ni la victoria ucraniana, ni la rusa, ni una salida negociada al conflicto. Todo pinta para largo.
*Con información de AFP.