El Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Norte (NIS) negó este jueves las especulaciones sobre el estado de salud del líder norcoreano, Kim Jong-un, quien volvió a aparecer en eventos públicos.
Según el NIS, Kim Jong-un perdió 20 kilos y “goza de buen estado de salud”, luego de que el mandatario alcanzara a pesar hasta 140 kilos.
De acuerdo con las autoridades norcoreanas, el Gobierno de Estados Unidos quiso especular sobre un supuesto golpe de Estado, pues ha habido publicaciones en las que se ha asegurado que Kim Jong-un murió y que el que sale en público es un doble.
Hay que recordar que el padre y abuelo de Kim Jong-un fallecieron por problemas cardiovasculares, por lo que el peso del mandatario norcoreano es relevante a la hora de mirar su estado de salud.
La inteligencia surcoreana ha apuntado también que se han retirado los retratos de su padre y abuelo, Kim Jong-il y Kim Il-sung, en las reuniones presididas por el joven líder, al menos en las que viene retratando la propaganda estatal, lo que indica la voluntad de alejar a Kim del legado de sus antecesores.
Tensiones con Estados Unidos
Semanas atrás, el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, rechazó las propuestas de diálogo de Estados Unidos al considerar que son “una fachada” para “encubrir sus hostilidades” hacia Pyongyang, y anunció el restablecimiento de las líneas de comunicación con Corea del Sur para “principios de octubre”.
En un discurso ante la Asamblea Popular Suprema, Kim arremetió contra la “amenaza militar” y la “política hostil” de Washington contra Corea del Norte, que, a su juicio, no ha cambiado “en absoluto”, como se ha “demostrado claramente” desde el inicio de la nueva administración, la del presidente Joe Biden, informa la agencia oficial norcoreana KCNA.
“La forma y el método de su expresión se están volviendo más astutos”, criticó el líder norcoreano, quien no ve con buenos ojos las “terribles actividades militares” llevadas a cabo por Estados Unidos y Corea del Sur, que “destruyen la estabilidad y el equilibrio alrededor de la península”.
Por ello, ha mostrado su negativa ante las reiteradas propuestas de diálogo emitidas por Washington, que aboga por una conversación “sin condiciones previas”, una oferta que Kim califica como una “fachada” para “engañar a la comunidad internacional y encubrir sus hostilidades”.
“Es solo una extensión de la política hostil seguida por las administraciones estadounidenses en el pasado”, reiteró, para aseverar que “el peligro más fundamental” en la actualidad “es el poder y la arbitrariedad de Estados Unidos y sus seguidores”.
En este sentido, censuró que Seúl participe en los ejercicios militares junto a Washington, por lo que pide que “antes de declarar el fin de la guerra (de Corea)”, una cuestión reclamada por Corea del Sur, se garantice “el respeto mutuo” entre ambas partes.
“Las autoridades surcoreanas deben cambiar su actitud de confrontación habitual hacia la República Popular Democrática de Corea (RPDC), defender la postura de independencia nacional a través de acciones en lugar de palabras y tratar las relaciones intercoreanas con una actitud de resolver primero los problemas fundamentales”, solicitó.
Kim recordó así que “una vez más” depende de la “actitud” de las autoridades surcoreanas si las relaciones intercoreanas “se restablecen y se desarrollan en una nueva etapa, o si el actual estado de deterioro continúa”.
Por ello, le pide a su país vecino que “salga del engaño de que debería contener las provocaciones de Corea del Norte” y asegura que “no tiene intención de provocar ni infligir daño”.
Como parte de un “esfuerzo por hacer realidad las expectativas y aspiraciones” de que las “tensas” relaciones intercoreanas “se restablezcan lo antes posible y haya una paz sólida”, el líder norcoreano anunció que las líneas de comunicación Norte-Sur, interrumpidas en agosto, se restablecerán “desde principios de octubre”.