Las redes sociales fueron el escenario a través del que, hace algunos meses, la joven de origen polaco Julia Faustyna puso por enésima vez en la agenda mediática mundial el tema de la desaparecida menor Madeleine McCann, no obstante, tras practicarse una prueba de ADN y corroborar que no es quien creía ser, vuelven a ser estas plataformas el medio encargado para salir a dar la cara y presentar excusas frente a los padres de la niña.
La joven de 21 años logró visibilidad mundial y estuvo en el centro de la polémica y atención mediática, pues había afirmado ser la niña de 3 años que desapareció en 2007 cuando su familia vacacionaba en Portugal, pero, tras identificar a través de las pruebas científicas que ella estaba errada, decidió salir a dar la cara, y presentar excusas a los padres de la niña; pareja en la que había logrado sembrar cierta esperanza de que su hija estuviera viva.
La imprudencia de la joven se consolidó cuando otrora comenzó a usar una cuenta en la red social Instagram, a la que identificó con el nombre “@IamMadeleineMcCann”, sembrando la duda, y obligando a que expertos en todo el mundo desplegaran sus teorías basados en los rasgos fisonómicos; no obstante, la prueba contundente sería la de ADN, para lo cual consiguió el visto bueno de los propios padres de la menor desaparecida; Kate y Gerry McCann.
Tras corroborar que no era quien decía ser, la mujer optó por cambiar el nombre de su cuenta, y a través de esta misma expresar su voz de excusas para con la familia de Madeleine, aclarando que “no fue mi intención traer tristeza o cualquier otra emoción negativa a nadie”, mencionando con especial énfasis a la familia de la niña.
La declaración de Faustyna, si bien se realizó en video, estuvo marcada por la lectura de un extenso libreto por parte de la joven, en la que medios internacionales han calificado como “una larga declaración de 17 páginas”, la cual fue dada a conocer el pasado martes en horas de la noche.
Si bien la joven había sido advertida por su propia familia cercana sobre la absurda afirmación de que ella era la menor, reviviendo el dolor de los padres, lo único que la hizo desistir fue precisamente la prueba de ADN, luego del que la joven aclaró que ella nunca se afirmó ser la niña perdida, pero aclaró que más allá del nombre de su cuenta de Instagram, ella nunca hizo público un comentario para afirmar ser la niña desaparecida.
“Yo puedo tener presentes la mayoría de mis recuerdos, pero puedo recordar algunas cosas y nunca dije que soy Madeleine McCann”, dijo la joven en declaraciones entregadas a medios internacionales.
La mujer intentó desmarcarse de la polémica, y sentenció que ella simplemente había usado el nombre como parte de su antigua cuenta de Instagram, admitiendo que para ella fue realmente una imprudencia hacerlo por todo lo que derivó de allí.
En el comunicado leído, la menor acusó que “fue mi error y lo sé y me disculpo por eso”, reconoció al decir que no debía hacer usado las palabras en tono de afirmación, sino quizá usarlas como un interrogante que abriera eventualmente la puerta a realizar una investigación, sin partir de la aseveración que desplegó todo el lío mediático.
“Mi objetivo principal siempre fue descubrir quién soy y qué sucedió exactamente en mi pasado doloroso”, dijo la mujer, quien advirtió que aun pese a que la prueba de ADN dio negativa, nunca descartará del todo la posibilidad de haber podido ser la niña que desapareció en Portugal.
Estas excusas se conocen aun cuando los padres de Madeleine nunca se pronunciaron frente a las aseveraciones de la joven, y a sus ingentes esfuerzos por lograr ser vista como la menor cuyo paradero sigue siendo un enigma.
Otrora la joven también había usado las redes para emitir una comparación fisiológica con la menor, uno de sus principales argumentos para afirmar que ella era Madeleine, incluso pese a que su propia familia polaca había salido a desmentirla y a denunciar que ella solo buscaba atención.
Los padres biológicos de la mujer también la habían acusado de hacer todo lo posible por borrar los registros de nacimiento y fotografías que sustentaran sin necesidad de exámenes que en efecto ella no era Madeleine.