“El aumento de tipos de interés del Banco Central Europeo provocó un encarecimiento del coste del dinero para hogares y empresas” y un aumento de beneficios para las entidades financieras. Así anunció el viceprimer ministro, Matteo Salvini, la decisión que tomó el gobierno en Roma sobre la banca italiana.
“No se trata de un puñado de millones, sino de varios miles de millones. Es una medida de equidad”, añadió el líder de la Liga, un partido de extrema derecha de la coalición de gobierno dirigida por Giorgia Meloni. El impuesto a los sobrebeneficios de los bancos, que deberá implementarse antes de junio de 2024, afectará a los ejercicios fiscales de 2022 y 2023.
El aumento del 40% se aplicará si el beneficio neto de los intereses en 2022 supera al menos el 3% del valor de 2021 y solo afectará a la parte que excede el monto del año anterior, agregó. Como sus competidores europeos, los bancos italianos aumentaron sus ingresos netos gracias a los intereses, pero no aumentaron la remuneración de las cuentas corrientes de sus clientes.
El primer banco del país, Intesa Sanpaolo, registró un aumento del 80% en su beneficio neto a 4.200 millones de euros (4.620 millones de dólares) y su rival UniCredit obtuvo un beneficio neto semestral de 4.400 millones de euros (4.840 millones de dólares).
Según el prestigioso Financial Times, la medida corresponde a la presión que vive el gobierno de Georgia Meloni, que ha registrado cifras muy malas económicamente. El Producto Interior Bruto (PIB) de Italia cayó un 0,3% en el segundo trimestre en comparación con el anterior, según una primera estimación publicada el lunes por el Instituto Nacional de Estadística (Istat).
Esta caída del PIB constituye una sorpresa en la medida en que el Banco de Italia había pronosticado un crecimiento cercano a cero. En el primer trimestre, Italia experimentó un aumento de su PIB del 0,6%, confirmó Istat. El crecimiento negativo refleja una disminución del valor añadido en la agricultura, la silvicultura, la pesca y la industria, mientras que los servicios “aumentaron ligeramente su actividad”, comentó Istat.
El gobierno de Giorgia Meloni espera que el PIB aumente un 1% este año, mientras que el Fondo Monetario Internacional elevó su previsión de crecimiento para Italia en 0,4 puntos, hasta el 1,1%. Por otra parte el aumento de los precios al consumo se desaceleró en Italia en junio, con un aumento del 6,4% interanual frente al 7,6% de mayo.
Los analistas consultados por el Financial Times aseguran que las medidas establecidas podrían tener un impacto mucho mayor en los pequeños prestamistas de lo que anticiparon los ministros. Se espera que los bancos italianos obtengan entre un 50 y un 80 por ciento más de ingresos netos por intereses este año que en 2021, dijo un analista de Milán a ese medio, que habló bajo condición de anonimato. Teniendo esto en cuenta, el gravamen del 40 por ciento tendría un “impacto devastador [en el capital] para los bancos más pequeños”, dijeron. “Solo UniCredit e Intesa serían capaces de gestionar el impacto en su balance”, dijeron. “No creo que la consecuencia intencionada fuera perjudicar a los prestamistas más pequeños”, agregaron al prestigioso diario.
El medio económico agrega que “es probable que los bancos se resistan a la medida, lo que resultará en amargas batallas mientras el gobierno intenta asegurar el respaldo parlamentario”.
La medida llama la atención por ser tomada por un gobierno de extrema derecha. Giorgia Meloni, antieuropeísta y nacionalista, llegó al poder en octubre del año pasado. Admiradora durante su juventud de Benito Mussolini, fue la primera mujer en llegar a ese cargo.
Su vertiginoso ascenso se debe en buena parte a que fue la única que se opuso por 18 meses al gobierno de Draghi, lo que le ha favorecido para recoger el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra y las restricciones por la pandemia. Un fenómeno más que asombroso, ya que en las legislativas de 2013 no llegó a obtener 2 % de los votos.
En diez años, Meloni logró interpretar las esperanzas frustradas de los italianos contra las “órdenes” de la Unión Europea así como las protestas por el alto costo de la vida y el futuro bloqueado de los jóvenes. La representante del neofascismo, que no teme defender a una derecha dura, con un bagaje ideológico conservador y católico, nacionalista y centralista, se presenta con un lema: “Dios, patria y familia”.
Sus prioridades son cerrar las fronteras para proteger a Italia de la “islamización” y renegociar los tratados europeos para que Roma recupere el control de su propio destino. Otra prioridad es luchar contra los grupos de presión gay y contra el “invierno demográfico” en uno de los países con más ancianos del mundo.
La ultraderechista Liga de Matteo Salvini y la derecha moderada de Forza Italia del fallecido Silvio Berlusconi se aliaron el año pasado con Hermanos de Italia para esa victoria.
La líder del partido heredero del Movimiento Social Italiano (MSI), una formación neofascista fundada después de la Segunda Guerra Mundial por los simpatizantes de Mussolini, aclaró en agosto su controvertida relación con fascismo.
“La derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia de hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia y las infames leyes antijudías”, dijo Meloni en un video enviado en agosto en varias lenguas a los medios de comunicación extranjeros acreditados en Italia.
Sin embargo, el emblema de Hermanos de Italia lleva la llama tricolor verde-blanco-roja, un símbolo inventado en 1946 por el grupo de veteranos fascistas que fundaron el MSI. Varios medios han vuelto a transmitir en estos días el video cuando a los 19 años declaraba su admiración por Mussolini: “Para mí fue un buen político. Todo lo que hizo, lo hizo por Italia”, explicaba entonces.
Nacida en Roma el 15 de enero de 1977, Giorgia Meloni empezó a militar desde la secundaria en asociaciones estudiantiles de extrema derecha, “mi segunda familia”, confesó, mientras trabajaba como niñera o camarera.
En 1996, se convirtió en líder del sindicato Azione Studentesca, cuyo emblema era la Cruz Celta. En 2006 obtuvo la tarjeta de periodista. Ese mismo año fue elegida diputada y vicepresidenta de la Cámara de Representantes. Dos años más tarde, fue nombrada ministra de la Juventud en el gobierno de Silvio Berlusconi.
Su juventud, su tenacidad, su fuerte personalidad han conquistado las redes. Se volvió famoso su discurso en 2019 en que se definió así: “Soy Giorgia. Soy mujer, soy madre, soy italiana, soy cristiana. No me lo quitarán”. Muy celosa de su vida privada, es madre de una hija nacida en 2006 y convive sin casarse con el padre de la niña, un periodista de la televisión.
*Con información de AFP