Los científicos han logrado una nueva evidencia de cómo fue el peor día en la Tierra. La prueba es un fragmento de roca de 130 metros que obtuvieron en el fondo del Golfo de México. Esta roca guarda los sedimentos que se depositaron segundos y horas después de que un gran asteroide se estrellara contra nuetro planeta hace 66 millones de años. Es fácil adivinar a qué impacto nos referimos: el meteorito que causó la extinción de los dinosaurios y el esplendor de los mamíferos. Un equipo de investigadores británicos y estadounidenses pasaron semanas perforando el cráter que dejó el impacto. Sus hallazgos se suman a otros estudios que ya habían relatado cómo fue este fenómeno catastrófico. El cráter, de unos de 200 km de ancho, está ubicado en la península de Yucatán en México. Sus zonas mejor conservadas están cerca de las costas del puerto de Chicxulub. Le puede interesar:Primer condenado por atentados del 11 de septiembre. La roca que analizaron los científicos se convierte en un testimonio de lo que se conoce como la Era Cenozoica, o, como les gusta llamarla a otros: la Era de los Mamíferos. Las pistas que da la roca La roca que estudiaron es una caótica mezcla de material destrozado pero, según los investigadores, está distribuido de tal manera que permite identificar sus componentes. Los primeros 20 metros de la parte inferior están formados mayormente por escombros vidriosos, provenientes de roca que se derritió por el calor y la presión del impacto. La siguiente sección está formada por fragmentos de roca fundida, resultado de explosiones que se produjeron cuando el agua se precipitó sobre el material caliente. Este agua provenía del mar poco profundo que cubría el área en ese momento. Lo que probablemente ocurrió es que el impactó del meteorito empujó el agua hacia afuera, pero cuando esta volvió y entró en contacto con la roca ardiente, provocó reacciones violentas. Es un proceso similar al que ocurre en los volcanes cuando el magma interactúa con el agua de mar. Esto sucedió durante la primera hora del impacto, pero luego el agua siguió llegando y llenando el cráter. La roca, entre los 80 y 90 m, está formada por los residuos que había en esa agua. Evidencia de un tsunami Más arriba, en la parte interior de la roca, a 130 m de altura, hay evidencia del tsunami. Todos los sedimentos apuntan en una misma dirección y su organización sugiere que se depositaron en un evento de alta energía. Los científicos dicen que el impacto habría generado un pulso de onda gigante que se habría estrellado en las costas, a cientos de kilómetros del cráter. Pero la onda también habría tenido un pulso de retorno y son los escombros transportados en este tsunami los que cubren la parte superior de la roca. "Todo esto ocurrió en el día uno", le dice a la BBC Sean Gulick, profesor de la Universidad de Texas en Austin y coautor de la investigación. "Los tsunamis se mueven a la velocidad de un avión. Veinticuatro horas es una cantidad generosa de tiempo para que las olas se alejen y vuelvan a entrar", dice. Le puede interesar:Los objetos que muestran la destrucción de los atentados contra las Torres Gemelas El equipo del profesor Gulick confía en la interpretación del tsunami porque mezclados con los depósitos hay carbón vegetal, evidencia de los grandes incendios que el calor del impacto habría provocado en las tierras cercanas. Todo ese material habría vuelto al cráter por el pulso de onda de retorno. Azufre en el aire Curiosamente, lo que el equipo no ve en ninguna parte de la roca es la presencia de azufre. Eso es sorprendente porque el asteroide habría golpeado un fondo marino formado en parte por minerales que contienen azufre. Por alguna razón, el azufre pudo haber sido expulsado o se habría evaporado. Esto apoya la teoría de cómo los dinosaurios se extinguieron.
Tanto azufre mezclado con agua e inyectado en el aire habría enfriado dramáticamente el clima, causando un gran problema de supervivencia para todo tipo de plantas y animales. "La estimación conservadora de la cantidad de azufre liberado es de 325 gigatoneladas. Eso es mucho más de lo que se obtendría de un volcán como el Krakatoa, que también puede enfriar el clima durante un corto período", dice el profesor Gulick. Los mamíferos superaron esta calamidad... los dinosaurios no.