Si bien los conflictos en Medio Oriente han sido una constante desde la creación del Estado de Israel en 1948, la muy relativa estabilidad de la región terminó por perderse cuando, el 7 de octubre del año pasado, miembros del grupo terrorista Hamás atacaron territorio del Estado judío asesinando a sangre fría a más de 1.100 personas entre civiles y militares. Esta operación marcó el inicio de la guerra en Gaza, que ha dejado una profunda división, y que podría desencadenar en un conflicto todavía peor a la violenta escalada que se vive.
La guerra ha dejado más de 40.000 víctimas mortales en todo el territorio, según las instituciones de salud en poder de Hamás. Y hace unos meses, en solidaridad con el grupo propalestino, la organización paramilitar proiraní Hezbolá anunció su apoyo en Gaza y le declaró la guerra a Israel, escalando el conflicto a un punto más alto. Las hostilidades han ido en aumento y estas semanas llegaron a su punto más alto.
Hezbolá es una organización política y un grupo paramilitar proiraní que tiene sede en Líbano, fundada con valores antisemitas y con el objetivo de la destrucción de Israel. Han estado en conflictos intermitentes, pero también en guerras abiertas como la de 2006, cuando ambos bandos se enfrentaron directamente por más de un mes.
Además, el grupo es el aliado más grande de Irán, una potencia nuclear y militar, y el mayor enemigo de Israel después de Hamás. La escalada militar tuvo su gran punto cuando, entre el 17 y el 18 de septiembre, miles de bíperes y walkie-talkies en propiedad de supuestos miembros de Hezbolá estallaron después de lo que habría sido una infiltración de los dispositivos. El balance fue de 42 muertos y más de 4.500 heridos. Israel nunca aceptó la responsabilidad del ataque, a pesar de las múltiples pistas que dejan entrever que fue una operación de la Mossad.
Desde ello, los ataques de parte y parte han sido constantes, con Israel y Hezbolá atacándose mutuamente, pero dejando mayor impacto en Líbano y Siria, donde los bombardeos en zonas de influencia de Hezbolá han dejado más de 500 muertos, entre ellos, varios líderes del grupo paramilitar, pero también cientos de civiles, incluidos ancianos, mujeres y niños inocentes. Una guerra entre ambos supondría un reto táctico para los bandos, que enfrentarían a un rival de peso y difícil de vencer.
“Hezbolá es tal vez el ejército no estatal más grande del mundo y con más capacidades que el ejército de Líbano, pero Israel, es, por mucho, más poderoso. No obstante, su ejército tampoco sería capaz de invadir Líbano, y la última vez que lo intentó le tocó retirarse. Sí, tiene una capacidad muy superior, pero no veo que incluso que sea para Israel rentable una invasión a gran escala, porque le saldría muy costoso. Tampoco veo por ese lado que haya una posibilidad como escalada”, asegura Camilo Alejandro Espitia Pérez, profesor de la Universidad Javeriana.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Herzi Halevi, ya deja entrever que Israel se está preparando para una guerra a gran escala y una invasión terrestre en territorio libanés. “Continuaremos, no nos detendremos; seguimos atacando y golpeándolos por todas partes.
El objetivo es muy claro: devolver a los residentes del norte de manera segura”, dijo en un discurso, y aseguró que su ejército está “preparando el proceso de una maniobra”, lo que significa que sus botas militares, sus botas de maniobra, entrarán en territorio enemigo, entrarán en aldeas que Hezbolá ha preparado como grandes puestos de avanzada militar.
“Hace unos meses, esto era casi que un imposible, pero a día de hoy, por la incursión en el Líbano y si efectivamente hay una incursión por tierra de manera indefinida, como todo parece indicar, puede haber una guerra con terceros Estados que se terminen de involucrar como Irán, como los hutíes de Yemen, Aunque, insisto, hace unos meses esto era poco probable, la posibilidad de una guerra en Medio Oriente ya está en las posibilidades”, cuenta a SEMANA Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario.
Por los lados de Líbano, tampoco parece haber disposición para entrar en algún tipo de negociación, ya que Hezbolá sigue enviando ataques de misiles hacia tierras israelíes. Además, desde Irán muestran su respaldo en los combates contra Israel. “Algunas de las fuerzas más eficaces y valiosas de Hezbolá fueron martirizadas, lo que, sin duda, ha dañado a la organización. Pero no es un daño que la vaya a poner de rodillas”, aseguró en un discurso el ayatolá Alí Jamenei, líder supremo de la nación islámica.
El temor más grande para la comunidad internacional es que Líbano se convierta en otra Gaza, pero habría grandes diferencias al respecto. “En realidad, será otro tipo de tragedia con condiciones distintas, porque la población de Gaza estaba en buena medida secuestrada por Hamás, y ahora está bajo el control de las tropas israelíes. Líbano es un país más independiente, con una población cristiana y musulmana moderada muy grande. Además, es un país que tiene una red internacional de contactos muy importante y de gran tamaño, que se financia siempre desde el exterior”, dice Enrique Serrano, profesor de la Universidad del Rosario.
¿Habrá mediación?
Ahora, las potencias globales parecen empecinadas en evitar que el conflicto llegue a nuevas cuotas de violencia con una invasión terrestre del Líbano o una continuación de bombardeos sobre poblaciones que aumentan el recuento de muertos civiles.
Aun así, el panorama parece oscuro. El mismo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, aseguró que aunque una guerra total es “posible”, espera poder negociar para alcanzar la paz. “Estoy empleando toda mi energía y la de mi equipo en conseguirlo. Hay un deseo de ver un cambio en la región”, dijo el mandatario
Con el incipiente conflicto en contexto, se desarrolló la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, en la que mandatarios de todo el mundo pidieron evitar una guerra a mayor escala en Medio Oriente. Por ejemplo, el secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que “el pueblo libanés, el pueblo israelí y los pueblos del mundo no pueden permitir que Líbano se convierta en otra Gaza”.
A través de una carta, Estados Unidos, Francia, la Unión Europea y varios países árabes pidieron, este miércoles, un cese al fuego de 21 días. “Pedimos un alto el fuego inmediato de 21 días en la frontera entre Líbano e Israel, para dar una oportunidad a la diplomacia para alcanzar una solución”, dice la misiva, que fue firmada también por Australia, Canadá, Japón, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar.
Sin embargo, Israel simplemente ignoró la carta y declaró estar dispuesto a llevar el conflicto hasta sus últimas consecuencias. Afirmó que irán “hasta la victoria” y que atacarán a Hezbolá “con todas sus fuerzas”. Con este panorama, los intentos globales de mediación parecen cada vez más inútiles para evitar una nueva guerra en Medio Oriente.