El papa Francisco visitará del 13 al 15 de septiembre Kazajistán, antigua república soviética, para participar en un congreso sobre el diálogo entre las religiones en Nursultán, la capital de ese país, confirmó este lunes la oficina de prensa del Vaticano.
El soberano pontífice visitará solo la capital, que se llamaba Astaná hasta 2019, para asistir al VII Congreso de “Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales”, precisó en un comunicado el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni.
La presidencia kazaja ya había anunciado el viaje en abril con motivo de ese congreso, que tiene como objetivo promover el diálogo interreligioso y cuya primera edición se celebró en 2003.
El pasado sábado, durante el vuelo de regreso de Canadá, el papa, de 85 años, quien tiene problemas para caminar y se moviliza en silla de ruedas por los dolores en una rodilla, admitió que deberá reducir sus viajes.
“No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes”, dijo. “Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o, por el contrario, pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, añadió, desatando muchos interrogantes.
Esa última decisión será dictada “por la voluntad del Señor”, recalcó.
Pese a ello, el mismo pontífice confirmó que deseaba ir a Kazajistán, un “viaje tranquilo, sin demasiados movimientos”, precisó.
Kazajistán, antigua república soviética, es considero políticamente un país asiático. Desde el punto de vista geográfico la mayor parte del país se encuentra en Asia, aunque la parte occidental pertenece a Europa. Esta es la razón por la que es uno de los países euroasiáticos.
Se trata de un viaje delicado por la ofensiva militar de Rusia en Ucrania, contra la cual el soberano pontífice se ha pronunciado en varias ocasiones.
Para Francisco se puede cambiar de papa: “No sería una catástrofe”
El papa Francisco, de 85 años, no descarta la posibilidad de renunciar ante las crecientes dificultades para caminar, según admitió el pasado sábado ante los periodistas que lo acompañaron en su viaje a Canadá: “Cambiar de papa no sería una catástrofe”, les dijo.
Francisco, que debido a sus problemas en la rodilla no logra casi estar de pie y utilizó siempre una silla de ruedas para sus desplazamientos, habló por primera vez del tema, sin tapujos, fiel a su estilo.
“No es una catástrofe: se puede cambiar de papa y no es un problema”, afirmó el pontífice argentino. Por ahora “no he pensado en esa posibilidad, pero eso no quiere decir que pasado mañana no lo piense”, agregó.
El pontífice latinoamericano añadió que “no sería algo extraño” seguir el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI, de 95 años, quien renunció en 2013 al trono de Pedro porque le “faltaban las fuerzas” para seguir gobernando la milenaria institución.
Sin embargo, la idea de tres papas en el Vaticano resulta descabellada aún para los más anticlericales, ya que el pontífice alemán reside aún en un convento dentro del Vaticano.
Francisco, que se ve un poco subido de peso, fue sometido el año pasado a una operación del intestino, sufre de ciática y ahora de problemas en los ligamentos de la rodilla.
Los informes médicos son limitados y muy escasas las explicaciones científicas.
Sin embargo, el mismo pontífice explicó que no se someterá a una operación, porque le teme a la anestesia, sobre todo después de la cirugía del colon a la que fue sometido el año pasado.
“No se juega con la anestesia y por eso se piensa que no es conveniente”, comentó.
“Sufrí seis horas de anestesia y aún veo los rastros”, recordó.
Todo parece indicar que los organizadores de los viajes papales deberán estudiar con mucha atención sus futuros peregrinajes, teniendo en cuenta la edad y sus limitaciones.
*Con información de AFP.