Todos los habitantes de Francia están convocados para movilizarse este domingo y presentar su repudio a los actos terroristas que cobraron la vida de 12 personas que trabajaban en la publicación Charlie Hebdo el pasado miércoles. Mandatarios de varios países europeos harán presencia en estas marchas. Aunque pareciera que las voces de apoyo a Chalie Hebdo son unánimes, esto no es del todo cierto. Varios columnistas y voces de la oposición francesa han impulsado la consigna ‘Yo no soy Charlie’, para mostrar una visión crítica ante los contenidos que publicaba este medio, que a la postre desencadenaron la tragedia. Aunque en todas las manifestaciones lo primero que hacen los detractores del semanario Charlie Hebdo es repudiar la acción terrorista, perpetrada por extremistas, también aseguran que el tipo de contenidos que publicaba el semanario no eran “completamente pertinentes”, para la actualidad geopolítica que se vive. Una de las voces más resonantes que impulsó la etiqueta fue Jean-Marie Le Pen, fundador y presidente de honor del ultraderechista Frente Nacional (FN). Le Pen hizo esta afirmación en una intervención grabada en vídeo y colgada en su página web, pese a "lamentar" la muerte de doce personas en el ataque este miércoles en París contra "Charlie Hebdo". "No voy a pelear por defender el espíritu de 'Charlie', que es anarco-troskista", indicó el padre de la actual presidenta del FN, Marine Le Pen, quien criticó que su formación no haya sido invitada a la gran manifestación en contra del terrorismo organizada para mañana en París. Pero la crítica no se ha reducido sólo a la oposición política francesa. Este sábado la segunda nota más leída en la versión web del diario El País de España es la columna titula “Yo no soy Charlie Hebdo” que está firmada por David Brooks y originalmente fue publicada por el The New York Times. El argumento central del columnista es que, la publicación no hubiera sido con buenos ojos tampoco en Estados Unidos porque habría sido acusada de “incitación al odio”. En el mismo sentido, el caricaturista musulmán, Khalid Albaih, expresó en un texto publicado por la BBC que la revista era “racista y vulgar”. Agregó además, que “los caricaturistas tienen la responsabilidad de transmitir un mensaje y no simplemente alimentar los estereotipos que circulan en los medios de prensa”. Estas posiciones han abierto una polémica, infortunadamente manchada con sangre: ¿la libertad de expresión tiene algún límite? Varios analistas coinciden en que este episodio debe abrir una profunda reflexión. El analista, Diego Arias, tiene una posición crítica. Señala que, “la condena a este acto de barbarie debe ser enaltecida pero no debe soslayarse el debate sobre la responsabilidad en el ejercicio de la libertad de prensa, para la cual, como todo lo demás en la vida, no todo le está permitido”. En la otra acera plumas de la talla de Mario Vargas Llosa explican que el derecho de expresar alguna idea o posición política no puede ser reprimida de ninguna manera. Debe ser rebatida, argumentada o simplemente demanda cuando se considere insultante o lesiva. Es claro que la libertad de expresión tiene y debe tener límites, pero es más necesario dimensionar que ante una posición distinta no se pueden tomar medidas de hecho para silenciar una opinión satírica. Aunque los contenidos de Charlie Hebdo muchas veces caían en la burla cínica no hay ninguna justificación para tomar las acciones que fueron perpetradas.