Uno de los asuntos y temas de conversación que ha venido tomado relevancia en los países de todo el mundo es la inteligencia artificial (IA). El ‘boom’ que está generando dicha tecnología hace que se considere darle un manejo oportuno e incluso regular los programas que funcionan con la herramienta.
Por ejemplo, entre lo más reciente, el parlamento de la Unión Europea (UE) votó a favor de la limitación del uso de la inteligencia artificial en el continente, sin dejar de incentivar la innovación en esa área.
Eso no es todo, países como China también se han interesado por idear IA que le permita competir en el mercado, mientras que en Latinoamérica el tema también ya ha estado en la mira.
Precisamente, hace poco, en Brasil se presentó un proyecto de ley el cual busca regular el desarrollo, la implementación y, por ende, el uso de la inteligencia artificial.
De acuerdo con recopilaciones de O Globo, el encargado de presentar tal propuesta fue el legislador Rodrigo Pacheco, bajo la premisa de poner en un mapa y analizar los impactos en materia económica, pero también social, que trae consigo la innovación tecnológica para el extenso territorio amazónico.
Sin embargo, el texto principal trae adherido otros proyectos, los cuales ya entraron en discusión en el Congreso.
Lo anterior, “apunta a incorporar ideas y sugerencias de una comisión de juristas especializados en el tema de la IA y se presentó un informe final tras 70 audiencias públicas”, según una publicación de Ámbito.
Entre las discusiones, se apunta a la protección de los derechos fundamentales, el régimen democrático y la libertad de expresión y elección de cada persona, al igual que los derechos de los trabajadores.
En ese sentido, se estima que el proyecto entrará a votación con la idea de tomar precaución en cuanto a los límites éticos y posibles impactos que puede tener la inteligencia artificial.
Dado el caso en el que la propuesta resulte siendo aprobada, se prohibiría el uso e implementación de sistemas con IA que sean conducto para “discriminaciones directas, indirectas, ilegales o abusivas” a través del manejo de datos sensibles y personales, como: raza, etnia, color, orientación sexual, clase socioeconómica, discapacidad, afinidad política, religión, entre otros.
Así mismo, entraría a valer el uso de los sistemas biométricos. Entonces, teniendo en cuenta el tema ético, “el proyecto prohíbe, por ejemplo, el uso de cualquier sistema de inteligencia artificial que pueda inducir a las personas a comportamientos considerados dañinos o que aprovechen la vulnerabilidad de grupos específicos”.
Inteligencia artificial en otros contextos
Debido al auge que tiene ChatGPT en las plataformas de interacción social, China compite en el diseño de una inteligencia artificial equivalente. Un ejemplo de esto es Baidu, conocido por su motor de búsqueda, fue uno de los primeros grupos chinos en posicionarse en la IA, seguido por Tencent y Alibaba, respectivamente.
Así las cosas, el país asiático tiene entre sus planes regular la inteligencia artificial generativa, pero antes de que esta se comercialice, los productos deben pasar por “una inspección de seguridad”, de acuerdo con un proyecto de reglamento publicado por la Administración del Ciberespacio de China.
Por otra parte, las plataformas de interacción social tampoco se quedan atrás y Meta dio un giro en sus planes y apuntó hacia la inteligencia artificial.
La compañía de Mark Zuckerberg presentó ImageBind, su modelo de inteligencia artificial que promete poderosos avances y con el que espera destronar a ChatGPT.
Según la propia compañía, esta herramienta tiene incluido un sistema multisensorial que le permite aprender de la misma forma como lo hacen los seres humanos, pues contiene imágenes, texto, video y audio, insumos que se pueden computar con datos de profundidad, térmicos y de inercia.