Un duro pronunciamiento se conoció este lunes por parte del papa Francisco sobre lo que llamó “una eutanasia encubierta” contra los ancianos, a quienes, según él, a veces se les da la mitad de las medicinas que necesitan “porque son caras”, pidiendo a instituciones y médicos católicos que no caigan en la “cultura del descarte”.

Durante una intervención en la sesión plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, el pontífice señaló que “somos víctimas de la cultura del descarte”.

“Está el desperdicio de niños que no queremos recibir, con esa ley de aborto que los envía al remitente y los mata directamente. Y hoy esto se ha convertido en una forma normal, una costumbre que es muy fea y que es realmente un asesinato”, señaló.

El papa Francisco señaló que los niños y los ancianos son tratados “como material de desecho, porque no se necesitan” y, en cambio, “son sabiduría, son las raíces de la sabiduría de nuestra civilización y esta civilización las descarta”.

“Como las medicinas son caras, solo se les da la mitad y esto es acortar la vida de las personas mayores”, indicó frente a lo que llamó una “eutanasia encubierta”.

Agregó: “Tengamos cuidado con esta cultura. No es un problema de una ley u otra, es un problema de descarte”, tras indicar que esperaba que “los académicos, las universidades católicas e incluso los hospitales católicos” no vayan por ese camino. “El camino del desperdicio”.

Igualmente, el pontífice se refirió a la importancia de luchar para derrotar la covid-19, pero llamó la atención sobre otras problemáticas al señalar que “en otros continentes, otras necesidades son más urgentes; donde, por ejemplo, no solo faltan las vacunas, sino el agua potable y el pan de cada día”.

Finalmente, en su intervención pidió que “exista un servicio sanitario gratuito” y que “nunca se pierda” en los países que ya lo tienen, pues “de lo contrario, solo aquellos que puedan pagarlo tendrán derecho” a tratamientos.

La eutanasia en Colombia

A finales del pasado mes de julio la Corte Constitucional de Colombia amplió los requisitos para acceder y practicar la eutanasia en el único país de América Latina donde está despenalizada.

En ese momento, seis magistrados votaron a favor y tres en contra de extender el derecho a una muerte digna a quienes padezcan “un intenso sufrimiento físico o psíquico” por causa de una lesión o enfermedad incurable, según la sentencia. Hasta ahora solo se aplicaba desde 1997 a pacientes terminales.

La Corte decidió que “no se incurre en el delito de homicidio por piedad” cuando la eutanasia se practica a un paciente que “padezca un intenso sufrimiento físico o psíquico, proveniente de lesión corporal o enfermedad grave e incurable”, mientras el procedimiento sea efectuado por un médico y bajo “el consentimiento libre e informado” del enfermo.

“El sujeto puede ejercer su derecho a morir dignamente sin que (...) sea penalizado el médico que acude en apoyo del paciente para protegerlo del sufrimiento y preservar su dignidad”, añadió.

Los magistrados exhortaron al Congreso para que legisle sobre la eutanasia “con miras a eliminar las barreras aún existentes”. El delito de homicidio por piedad contempla una pena entre 16 y 54 meses de prisión en Colombia.

El Ministerio de Salud reguló en 2015 la eutanasia para pacientes con enfermedades terminales, que hayan manifestado expresamente su voluntad de someterse al procedimiento y bajo supervisión de un comité médico, pero aún quedan vacíos que impiden el cumplimiento de ese mandato en el país.

“El derecho a la vida no puede reducirse a la mera subsistencia biológica, sino que implica la posibilidad de vivir adecuadamente en condiciones de dignidad”, señaló la Corte.

En América Latina solo Colombia despenalizó la eutanasia en 1997. En México existe la llamada ley del “buen morir”, que autoriza al paciente o su familia a solicitar que la vida no sea prolongada por medios artificiales, mientras en Uruguay el Congreso discute un proyecto sobre la eutanasia.

Perú dio un paso adelante con un fallo judicial en febrero que ordenó “respetar” la decisión de una mujer con una enfermedad incurable y progresiva de poner fin a su vida con asistencia médica.

*Con información de la AFP.